
Entre témperas y arcilla, personas con discapacidad trabajan contenidas por voluntarios que encuentran un espacio de crecimiento personal.La cajita es preciosa, brilla de barniz en la mesa de trabajo. Tiene dibujadas unas estrellas doradas y dos puertas que se abren como una ventana. Adentro está una munequita de cara redonda y pelo de lana verde. Lucía está orgullosa de su obra y muestra cómo funciona. "Yo vengo a trabajar con distintos materiales, con arcilla, con pinturas, hacemos de todo", dice. En el Taller de Arte Minka hay más bullicio que de costumbre. Es que a los alumnos, docentes, voluntarios y madres se sumaron periodistas porteños y tucumanos.
Hace 20 años Leila Abdala tomó el camino de integración de personas con discapacidad a través del arte en la Fundación Minka. Hoy es una de los 12 Abanderados Solidarios Argentinos 2011, una campaña que organiza Canal 13-Artear.
"Desde el comienzo compartimos la tarea con mi esposo, Manuel Sancho Miñano, -que conduce una granja de terapia con animales, huerta ocupacional y terapéutica en Yerba Buena-. Empezamos a buscar de qué manera podíamos llegar a más personas y se fue armando la idea de una fundación. En el 96, con personería jurídica, nos constituimos como Minka", recuerda.
"Me gusta hacer dibujos y trabajar con masilla. Tengo muchas amigas". Iriana

"Siempre hemos impulsado proyectos que favorezcan la inclusión de personas con discapacidad desde el arte, pero fuimos sumando actividades que los mismos chicos nos fueron mostrando como necesidades", señala Abdala, y se refiere a los alumnos que al terminar la escuela requerían un espacio de inclusión. "Creamos áreas pedagógicas y sumamos propuestas de integración laboral, una materia poco explorada todavía ya que se apela a los cargos en el Estado pero las empresas privadas no se abren mucho por desconocimiento", afirma.
"Mi padre averiguó y me manda acá, donde me siento muy bien; vengo dos horas". Mariana
La idea es que los chicos sostengan los aprendizajes adquiridos y que adquieran aprendizajes nuevos, trabajando desde sus intereses, conforme a su edad de maduración social. "Hay chicos de 30 años que a lo mejor tienen un nivel de aprendizaje de tercer grado, pero el interés y el nivel de desarrollo social no les permite usar un libro para niños sino uno que los incentive", define Abdala.
"Me gusta dibujar y después pintar". Germán (14)
Todo el año, entre 60 y 70 chicos a partir de los cuatro años concurren al taller Minka, en tanto a los más chiquitos los reciben en el taller de Yerba Buena.
"Vengo hace mucho, hago cajas y pinto paisajes. Voy a la escuela Hogar y Patria". Carolina (20)
En el taller es fundamental el aporte de 50 voluntarios, que colaboran en todas las actividades. "Una de nuestras metas institucionales es generar una cultura solidaria -enfatiza-. Tenemos la convicción de que no podés contener ni enseñar un voluntariado si vos no tenés primero la práctica (Leila y su esposo son voluntarios desde los 16 años). Sólo así podés contener, orientar y es lo que hace que cada vez más gente se acerque a la fundación".
"Tengo amigas como la María Emilia, que es como mi hermana. Acá aprendí a pintar y me hace bien. Además colecciono monedas y me gusta mucho la astronomía. Soy feliz; todo el mundo me dice que parezco más joven". Adriana (36)
"Partimos de una propuesta de trabajo basada en teorías constructivistas donde el sujeto tiene que ser más activo en su aprendizaje -define-. Coordinadores y voluntarios tienen que ser como intermediarios entre los que el chico ha concebido como idea y el producto final a que va a llegar. Por ahí es mediar en la técnica cuando hay problemas de motricidad, volverse herramienta del chico". Aclara que no abordan a chicos con patologías de índole psiquiátrica, sino con discapacidades motoras, sensoriales, cognitivas, intelectuales y con trastornos del desarrollo. Y destaca la importancia del apoyo de la familia, y que se sostenga en el tiempo. Los resultados están a la vista y los manifiestan los propios alumnos (testimonios en bastardilla).
"Nos interesa no perder esta atención personalizada que tenemos con los chicos", asevera.
Cada día, Leila Abdala abre las puertas generosas del taller, en Buenos Aires 139, en el local que le donó su madre. Al cerrarlas, ella, sus alumnos, los papás y los colaboradores darán cuenta de su fecundo crecimiento.
DAR ES DAR
Leila Abdala está casada don Manuel Sancho Miñano y tienen cuatro hijos varones. Es ceramista y licenciada en Artes (UNT), operadora en Psicología Social, y tiene una maestría en Integración de personas con discapacidad (Salamanca). Es una de los 12 Abanderados de la Argentina Solidaria 2011.
Abanderados solidarios 2011
El lunes, en horario central, Canal 13 emitirá el video documental sobre la obra que desarrolla Leila Abdala en la Fundación Minka para promocionar la candidatura a Abanderado del año, en base al voto de los televidentes. A partir del día siguiente el video estará disponible en el sitio web: www. premioabanderados.com.ar
Fuente: La Gaceta, Tucumán
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