Los datos son similares a los recogidos en el "Estudio de situación actual del entorno empresarial respecto a la inserción laboral de las personas con discapacidad. Conceptos, percepciones y actitudes". Editada por la Fundación ONCE y la Fundación Manpower, la investigación está realizada a partir de 1.500 encuestas a directivos de empresas. Entre sus conclusiones, confirma que las "barreras psicosociales" de empresarios y directivos son "el principal escollo con el que se encuentran las personas con discapacidad para conseguir su inserción laboral". Sus prejuicios más frecuentes son que estas personas "no pueden ocupar cargos de relevancia, ni trabajar de cara al público, ni ostentar puestos que requieran esfuerzo físico". No obstante, en la misma línea que el estudio anterior, asegura que los prejuicios desaparecen cuando las personas con discapacidad pasan a formar parte de la plantilla. De hecho, la mayoría de las empresas que tuvieron empleados con discapacidad afirmó que repetiría la experiencia.
Sin embargo, el desconocimiento tiene otras consecuencias. Las empresas no sólo ignoran la valía de las personas con discapacidad, sino que tampoco son conscientes de las ventajas e incentivos fiscales que podrían obtener si contrataran a estos trabajadores. La normativa concede subvenciones y ayudas a las empresas que apuestan por la eliminación de barreras o contratos a tiempo completo, entre otras cosas.
Principales obstáculos
El primer obstáculo con el que se topan las personas con discapacidad es el proceso de selección ¿Por qué? "Es una búsqueda más específica, lenta y complicada", afirma el estudio de la Fundación Equipara. El contacto entre la empresa y la persona se produce, en su mayoría, cuando la primera muestra voluntad o se anima a cumplir con lo que marca la ley, vigente desde 1982. "El escaso cumplimiento de la LISMI se ve favorecido por un porcentaje excesivamente bajo de empresas que han sido inspeccionadas", denuncia el informe. Para justificar su pasividad, los empleadores argumentan la ausencia de candidatos que cumplan los requisitos (30,8%), falta de información sobre las entidades a las que recurrir (25,6%) o falta de información sobre puestos que pueden desarrollar (19,7%), señala la Fundación ONCE.
a contratar personas discapacitadas se une el miedo de las propias personas a acudir a las entrevistas
En lo que concierne a los afectados, aseguran tener miedo a acudir a las entrevistas porque no se sienten preparados para desempeñar las tareas que se les encomendarían. Como resultado: sólo el 7% de las compañías cumple la LISMI, a pesar de que el 77% de los empresarios con trabajadores discapacitados afirma que responden igual que el resto de los empleados. En este contexto, es necesario que ambas partes hagan un esfuerzo por entenderse y salvar unas estadísticas que, hoy en día, están desequilibradas. Mientras que el 28,5% de las personas con discapacidad ocupa un puesto de trabajo, la cifra de trabajadores sin minusvalías alcanza el 62,4%.
El Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) propuso recientemente elevar del 5% al 7% el cupo de reserva del empleo público. El 2% de las plazas para personas con discapacidad intelectual. Otras medidas que defiende son: pruebas independientes para las plazas reservadas a personas con discapacidad, preferencia y mayor cupo a las vacantes más compatibles con la posible concurrencia de una discapacidad y establecer el mismo cupo para cubrir puestos de personal laboral o interino y en las pruebas de promoción profesional.
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