
Ese es el hallazgo de investigadores canadienses que hicieron escáneres cerebrales por TEP en 24 no fumadores, 12 fumadores moderados (entre 15 y 24 cigarrillos al día) y 12 fumadores empedernidos (25 o más cigarrillos al día).
Los escáneres revelaron que tras dejar de fumar, los fumadores empedernidos tenían una elevación de la enzima monoamina oxidasa (MAO-A) en regiones del cerebro que regulan el estado de ánimo, como la corteza prefrontal (un aumento de 24 por ciento) y la corteza cingulada anterior (un aumento del 33 por ciento).
Investigaciones anteriores han relacionado una MAO-A elevada con la depresión.
Los investigadores no hallaron mayores niveles de MAO-A, que metaboliza sustancias químicas que aumentan el estado de ánimo, en los no fumadores ni en los fumadores moderados tras abandonar el hábito.
Los fumadores empedernidos también reportaron experimentar un estado de ánimo deprimido tras dejar de fumar.
El estudio aparece en la edición de agosto de la revista Archives of General Psychiatry.
"Comprender la neurobiología del tabaquismo empedernido es importante porque los que fuman mucho son más propensos a tener un trastorno depresivo mayor y a experimentar complicaciones médicas como resultado de fumar cigarrillos", escribieron Ingrid Bacher y colegas del Centro de Adicción y Salud Mental de Toronto en un comunicado de prensa de la revista.
Recomendaron ensayos clínicos para evaluar los efectos de fármacos para inhibir la MAO-A en fumadores empedernidos inmediatamente tras dejar de fumar.
Fuente: JAMA/Archives journals
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