Los resultados de un pequeño estudio indican que la llamada oxigenoterapia hiperbárica mejora el lenguaje, la interacción social y otras funciones en esos niños.
El estudio se realizó sobre 62 niños autistas, de entre 2 y 7 años. El equipo del doctor Daniel A. Rossignol, de International Child Development Resource Center, en Melbourne, Florida, dividió al grupo en dos y, al azar, uno recibió 40 sesiones de 1 hora de terapia hiperbárica, mientras que el segundo recibió una terapia placebo.
Al primer grupo se le administró un 24 por ciento de oxígeno a una presión de 1,3 atmósferas y al segundo, un nivel normal de oxígeno (21 por ciento) en una habitación levemente presurizada (1,03 atmósferas).
Para la seguridad de los niños, el tratamiento activo usó un nivel relativamente bajo de terapia hiperbárica; por ejemplo, para tratar la intoxicación con monóxido de carbono se administra un 100 por ciento de oxígeno a 2 atmósferas.
Comparado con el tratamiento placebo, la terapia hiperbárica mejoró de manera significativa el funcionamiento general de los niños, el uso del lenguaje, la interacción social y el contacto visual.
Los autores consideraron que había mejorado el estado del 80 por ciento de los pacientes tratados con oxigenoterapia, a diferencia del 38 por ciento del grupo "control", escribieron en la versión online de la revista BMC Pediatrics.
Según la lista de control de conductas, el grupo tratado con oxigenoterapia logró reducir significativamente la irritabilidad, la hiperactividad, las conductas repetitivas y mejorar el lenguaje, lo que no ocurrió en el grupo control.
Otros análisis demostraron que los niños de hasta 5 años y aquellos con una menor gravedad inicial del autismo fueron los que más beneficios obtuvieron del tratamiento hiperbárico.
A la vez, el tratamiento fue bien tolerado y no causó complicaciones terapéuticas.
"Dados estos resultados positivos y la falta de tratamientos con efectividad demostrada para las personas con autismo, los padres que opten por el tratamiento hiperbárico para sus hijos pueden confiar en su seguridad a la presión utilizada en el estudio y en que mejorará ciertas conductas autistas", concluyó el equipo.
FUENTE: BMC Pediatrics, marzo del 2009/Reuters Health
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