"Hay anomalías cerebrales que se encuentran en familias con autismo", señaló el coautor del estudio John A. Sweeney. "Estos hallazgos podrían decirnos que el autismo tiene una contribución genética importante".

Las causas del autismo, que afecta a uno de cada 110 niños de EE. UU., no están claras, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. El número de niños a los que se ha diagnosticado el trastorno ha aumentado en años recientes, pero no está claro si esto se debe sobre todo a una mayor concienciación o a algún otro factor, como algo en el ambiente que rodea a los niños.
Investigaciones previas han sugerido que los familiares de los pacientes de autismo tienen más probabilidades que otras personas de sufrir de algunos impedimentos cerebrales menores, apuntó Geraldine Dawson, directora científica de Autism Speaks, una organización de defensoría.
En el nuevo estudio, los investigadores buscaron señales de anomalías oculares que son comunes entre los autistas. Con frecuencia, tienen dificultad para seguir los objetos en movimiento en el primer milisegundo en que los observan, explicó Sweeney, directora del Centro de Medicina Cognitiva de la Universidad de Illinois, en Chicago.
Las anomalías son menores y es probable que no tengan un impacto significativo sobre la vista, señaló Sweeney. "Estos padres funcionan sin problema, y es poco probable que estas [anomalías] afecten la vida de alguien".
Pero la anomalía visual sugiere que en el cerebro ha sucedido algo.
Sweeney y colegas estudiaron los movimientos oculares de 57 parientes cercanos de personas autistas: 42 padres y 15 hermanos. Los compararon con 40 personas de edad, sexo y coeficiente intelectual equivalentes, pero que no eran parientes cercanos de autistas.
Más del 50 por ciento de los familiares de las personas autistas mostraron distintas señales de movimientos oculares anómalos, aseguró Sweeney. En la población general, alrededor del cinco por ciento de las personas podrían tener las anomalías, añadió.
En esencia, el estudio sugiere que los familiares de los autistas comparten una anomalía cerebral que, en ellos, no se desarrollo en autismo completo.
Sweeney reconoció que el estudio no ilumina exactamente qué tan responsable es la genética por el autismo. Pero los hallazgos encajan con investigaciones "que sugieren que los problemas del autismo son mucho más resultado de la genética que de factores ambientales", señaló.
El estudio también provee evidencia de que los genes que se piensa portan el riesgo de autismo afectan en específico partes del cerebro como el cerebelo y la corteza frontal, apuntó Dawson.
Los hallazgos del estudio aparecen en la edición de agosto de la revista Archives of General Psychiatry.
Fuentes: John A. Sweeney, Ph.D., director, Center for Cognitive Medicine, University of Illinois at Chicago; Geraldine Dawson, Ph.D., chief science officer, Autism Speaks, New York City; August 2010, Archives of General Psychiatry
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