Un equipo de investigadores halló en casi 1.300 adolescentes en Canadá, estudiados durante cinco años, que la reducción del nivel de ejercicio en el tiempo estaba asociada con pequeños incrementos de la presión.
El aumento de la grasa corporal estuvo asociado también con incrementos de la presión, pero el exceso de peso no explica toda la relación entre el ejercicio y las variaciones de la presión, en especial en las niñas.
El resultado, publicaron los autores en American Journal of Epidemiology, es que el peso y el ejercicio afectan independientemente la presión en los adolescentes.
Y eso significa que levantar a los adolescentes del sillón los ayudaría a controlar mejor la presión, escribió el equipo de Katerina Maximova, de la McGill University, en Montreal.
El equipo estudió a 1.293 varones y mujeres de 12-13 años al inicio del estudio, que respondieron sobre el nivel de actividad física y a los que se les midió la grasa corporal y la presión al comenzar la investigación y, luego, periódicamente durante cinco años.
En cada evaluación física, los adolescentes informaron la cantidad de veces que habían hecho ejercicio moderado a intenso (andar en bicicleta, caminar o trotar), durante por lo menos cinco minutos, la semana previa.
En general, la presión de los participantes aumentaba por cada sesión de ejercicio que perdían en el tiempo. El aumento llegó a menos de 1 punto de presión sistólica (la máxima), pero eso sugiere que el sedentarismo afecta directamente la presión de los adolescentes.
Y eso, escribe el equipo, podría tener "consecuencias importantes para la salud pública".

La presión alta y otros factores de riesgo cardíaco, como la diabetes tipo 2 y el colesterol alto, no se han tenido muy en cuenta en niños y adolescentes. Pero la tasa de esos problemas en la adolescencia aumentó desde la década de 1990, junto con el incremento de la obesidad.
Un estudio sobre adolescentes en Canadá, publicado el mes pasado, demostró que entre el 2002 y el 2008, el porcentaje con por lo menos un factor de riesgo, como la presión o el colesterol elevados, pasó del 17 al 21 por ciento.
Sus autores observaron que más de la mitad de los niños y adolescentes canadienses de entre 5 y 17 años no están haciendo suficiente actividad física.
Mientras que los jóvenes no percibirían los efectos inmediatos en la salud, estudios previos demostraron que los que tienen sobrepeso son sedentarios y tienen factores de riesgo cardíaco que los suelen llevar a ser adultos con esos mismos problemas.
La Asociación Estadounidense del Corazón recomienda medir anualmente la presión sanguínea a partir de los 3 años de edad. Los cambios alimentarios y el ejercicio son el tratamiento de primera elección para la hipertensión en adolescentes, aunque algunos necesitan fármacos.
En cuanto al ejercicio, los expertos aconsejan realizar 30 minutos de actividad moderada, como caminar a paso rápido, la mayoría de los días de la semana, y 20 minutos de ejercicio intenso, como correr o andar en bicicleta, por lo menos tres días por semana.
Fuente: American Journal of Epidemiology
No hay comentarios:
Publicar un comentario