
Un estudio holandés halla que las mujeres que fumaban, tenían presión arterial alta o bajos niveles de ácido fólico al principio del embarazo tenían bebés más pequeños en el primer trimestre de embarazo así como un mayor riesgo de complicaciones posteriores.
"Nuestro estudio demuestra que varias características físicas maternas y los hábitos del estilo de vida, tales como fumar y no tomar complementos de ácido fólico, afectan el desarrollo fetal durante el primer trimestre", advirtió el autor del estudio, el Dr. Vincent Jaddoe, epidemiólogo pediátrico del Centro Médico Erasmus en Róterdam, Países Bajos.
"El retraso del crecimiento durante el primer trimestre se asoció con mayores riesgos de resultados adversos al momento del parto, así como con tasas de crecimiento aceleradas después del nacimiento. Por tanto, el primero trimestre de embarazo parece ser un periodo muy crítico para el crecimiento y desarrollo fetal. Esto es importante, ya que sugiere que el feto resulta afectado antes de que una mujer embarazada visite a su obstetra o partera", dijo.
Para el estudio, publicado en la edición del 10 de febrero de la revista Journal of the American Medical Association, los investigadores siguieron a 1,631 mujeres durante todo su embarazo. El desarrollo de sus hijos se evaluó hasta los dos años.
La edad promedio de las madres fue de 31, y el 71 por ciento eran blancas. Más de la mitad tenía educación superior al bachillerato. El índice de masa corporal fue de 23.5, un número normal (por encima de 25 se considera como sobrepeso). Cerca de un cuarto fumaban al comienzo del estudio.
Los investigadores encontraron que ciertos factores afectaban la probabilidad de que el feto tuviera una reducción en la longitud cráneo-caudal (LCC), una forma estándar de medir a los bebés a través del ultrasonido. Los bebés cuyas madres fumaban o tenían lecturas mayores de presión arterial diastólica (el número inferior en la medida de la presión arterial) eran propensos a ser más pequeños. Las mujeres que no tomaban complementos de ácido fólico y las que tenían mayores niveles de glóbulos rojos también tenían bebés más pequeños, de acuerdo con el estudio.
Un menor tamaño durante el primer trimestre también se tradujo en un mayor riesgo de algunas complicaciones posteriormente en el embarazo, tales como nacimiento prematuro y bajo peso al nacer.
Los bebés con retraso en el crecimiento durante el primer trimestre tenían unas probabilidades de 7.2 por ciento de nacer de forma prematura en comparación con el 4 por ciento de los bebés que no tenían este problema. Las probabilidades de nacer con bajo peso eran de 7.5 por ciento para los bebés con retraso de crecimiento, frente a 3.5 por ciento para otros bebés. Además, las probabilidades de nacer con un tamaño pequeño para la edad gestacional eran de 10.6 por ciento para los bebés con retrasos de crecimiento, en comparación con el 4 por ciento de los bebés que crecieron normalmente al principio del embarazo.
Jaddoe y el Dr. Gordon Smith, autor de un editorial acompañante en la misma edición de la revista, creen que cuando una mujer se expone a un estilo de vida deficiente al principio del embarazo, éste quizá puede afectar el desarrollo de la placenta, lo que a su vez afecta la capacidad del feto para sobrevivir y crecer.
"Muchos resultados adversos de la última etapa del embarazo se relacionan con la función anormal de la placenta", explicó Smith, jefe de obstetricia y ginecología de la Universidad de Cambridge en Inglaterra. "Muchos procesos claves tienen lugar al principio del embarazo para la formación de una placenta normal. Creo que si la placenta no se desarrolla de manera normal al principio del embarazo, resulta afectada para el resto del mismo, de ahí que se asocie con complicaciones posteriores".
El punto principal para las mujeres es la importancia de ir al médico antes de salir embarazadas para determinar qué medidas deben tomar para garantizar que están en la mejor forma posible antes del embarazo, tales como dejar de fumar y tomar complementos de ácido fólico.
"El feto es muy vulnerable, sobre todo durante el primer trimestre del embarazo. Para las mujeres que desean tener un hijo, parece importante que mejoren los hábitos del estilo de vida antes del embarazo. Desde la perspectiva de la atención de la salud, necesitamos considerar la atención previa a la concepción para ayudar a las mujeres a optimizar sus hábitos de estilo de vida antes del embarazo", recomendó Jaddoe.
Fuentes: Vincent Jaddoe, M.D., Ph.D., pediatric epidemiologist, Erasmus Medical Center, Rotterdam, the Netherlands; Gordon C.S. Smith, M.D., Ph.D., professor, and head, obstetrics and gynecology, University of Cambridge, England; Feb. 10, 2010, Journal of the American Medical Association
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