
Hace siete años que el TDAH se «coló» en la casa de Carlos Román. A su hija le diagnosticaron déficit de atención cuando cumplió los seis años. «Nos dimos cuenta de que en el colegio estaba tardando un poco más que los demás en aprender a leer y que tenía bastantes problemas de tipo logopédico». Síntomas que al recién nombrado presidente de la Federación Regional de Asociaciones de TDAH le hicieron intuir que su hija padecía este trastorno. Reconoce, sin embargo, que a veces es muy difícil discernir un niño que padece hiperactividad de un niño nervioso, o como en el caso de su hija, darse cuenta de que sufre déficit de atención «porque no es un niño que entorpezca o alarme».
El estudio realizado por los expertos castellano y leoneses revela que el subtipo de trastorno que padece la hija de Carlos afecta al 1,27 por ciento de los escolares, otro 1 por ciento sufre el llamado subtipo hiperactivo-impulsivo, mientras que el más habitual es el que combina ambos trastornos, que afecta al 4,38 por ciento de los escolares.
A pesar de que el problema de la hija de Carlos fue detectado relativamente pronto, la convivencia con la enfermedad no es sencilla: «Siempre trastoca la vida familiar» porque son enfermedades -dice- «que agotan bastante a los padres».
Así lo cree también María del Puerto Arenales. Su hijo cumplirá 18 años en 2010. Hace once años que le detectaron TDAH. «Veíamos que era un niño que se entretenía poco con los juegos, que era un poco saltimbanqui», por lo que intuían que podía tener un problema, aunque no sabían cuál. Cuando finalmente le diagnosticaron el trastorno en el Hospital Clínico «descolocó completamente a la familia», recuerda María del Puerto, «estábamos totalmente desorientados».
Genético
Esas dudas e incertidumbres son las que a veces provocan que los padres se «autoculpen», sostiene la madre de este adolescente afectado, «cuando realmente no es un problema de mala educación de los padres, sino que es algo genético». De hecho, una vez detectado el trastorno, María del Puerto se dio cuenta de que ella había estado padeciendo durante mucho tiempo los mismos síntomas.
Al problema en el seno familiar se suma el que vive el niño en el colegio. Según el informe castellano y leonés, que el pasado sábado se presentó en el marco de la Asamblea General Ordinaria de la Asociación Vallisoletana de Afectados por Déficit de Atención e Hiperactividad, en el 71 por ciento de los casos este trastorno está acompañado por otras alteraciones psicopatológicas o problemas de conducta en clase que se caracterizan, entre otras cosas, por una menor concentración, más interrupciones, problemas a la hora de hacer los deberes, etc. Un comportamiento que muchas veces, explica Carlos Román, hace pensar a los profesores que es «un alumno muy maleducado y consentido», lo que tampoco le deja en muy buen lugar entre sus compañeros. Además, esa falta de concentración les obliga a esforzarse todavía más para superar el curso académico, como le ocurre al hijo de María del Puerto: «No es un alumno de notas brillantes, pero sí que ha ido pasando los cursos con mucho trabajo y con mucho esfuerzo por parte de la familia».
Otro de los problemas que estos padres detectan en el ámbito escolar es la falta de formación de los profesores para detectar este tipo de afecciones o para abodarlas en clase, ya que «suele ser un niño que el profesor se quiere quitar del medio», por lo que el «el peregrinaje de estos pequeños por los colegios suele ser muy habitual», critica Carlos Román.
Para poner fin a esta falta de preparación por parte del profesorado, la Federación Regional de Asociaciones de TDAH demanda a la Consejería de Educación que ponga en marcha cursos especializados para «la actualización científica y didáctica de los profesores en TDAH».
Plan de atención
El pasado mes de marzo esta federación lograba el apoyo de las Cortes para reclamar a la Junta de Castilla y León un plan de atención integral específico en el que además de la de Educación, deberían estar implicadas las consejerías de Familia y Sanidad. Así, entre otras demandas, piden que la Seguridad Social considere «punto negro» su medicamento, dado el elevado coste de fármacos como el «concerta», y que se tenga en consideración la especial condición de estos estudiantes a la hora de abordar exámenes como el de Selectividad. Reclamaciones avaladas por los expertos castellano y leoneses que han elaborado el citado estudio, donde se concluye que el déficit de atención con hiperactividad es hoy «uno de los más importantes problemas clínicos y de salud» entre la población infantil y juvenil.
Fuente: ABC.es
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