Un equipo en Holanda halló que, entre 401 niños y adolescentes tratados por constipación crónica en su centro, un cuarto mantenía los síntomas 11 años más tarde.
Las posibilidades de sufrir constipación de larga duración aumentaron cuando el problema había aparecido en los últimos años de la niñez o cuando ya habían pasado años entre los primeros ataques y la derivación a un especialista pediátrico.
Los resultados, publicados en Pediatrics, surgen de un grupo de niños y adolescentes con síntomas lo suficientemente graves como para ser derivados a una clínica especializada.
Por este motivo, el grupo no representaría fielmente a los niños que los médicos de atención primaria tratan por constipación, precisó el equipo del doctor Marc A. Benninga, del Hospital de Niños Emma, en Amsterdam.
Los expertos recomiendan llevar a los niños al médico cuando la constipación dura más de dos semanas. El tratamiento clásico incluye cambios alimentarios, como ingerir más fibra, frutas y verduras y, con aprobación médica, ciertos laxantes.
El nuevo estudio sugirió que, en los niños en los que el tratamiento clásico no mejora los síntomas, la derivación temprana al especialista puede funcionar, afirmaron los autores.
Se estima que la constipación funcional, es decir, que no aparece por una enfermedad o como efecto adverso de un medicamento, afecta al 3 por ciento de todas las consultas pediátricas. Pero existen pocos estudios sobre qué porcentaje de esos problemas se mantienen en la adultez.

El estudio incluyó a 401 niños y adolescentes tratados en la década de 1990 por constipación crónica en el centro de los investigadores.
Todos habían tenido por lo menos dos síntomas de constipación crónica (menos de tres movimientos intestinales por semana y dos o más episodios de incontinencia fecal por semana) y no habían mejorado con laxantes durante por lo menos dos meses.
Luego de seis a ocho semanas de tratamiento "intensivo" con medicamentos y terapia conductual, el equipo controló a los niños mediante encuestas anuales para evaluar su avance en el largo plazo.
A los 11 años, tres cuartos de los participantes habían tenido un "buen" resultado, definido como tres o más movimientos intestinales por semana el mes anterior y menos de dos episodios de incontinencia.
El cuarto restante seguía con los síntomas. Esa cantidad supera a la de estudios previos sobre la población adulta.
En Estados Unidos, por ejemplo, entre 4 y 5 millones de personas sufren constipación frecuente, de los cuales la mayoría son adultos mayores, según el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y del Riñón.
El equipo halló también que ciertos factores, incluidos la constipación hacia el final de la niñez y una mayor brecha entre la aparición de los síntomas y la derivación pediátrica, aumentaban la posibilidad de que el problema se volviera crónico.
Por ejemplo, un niño cuyos síntomas aparecen a los 3 años e incluyen sólo dos movimientos intestinales y múltiples episodios semanales de incontinencia, tendría un 7 por ciento de posibilidad de padecer constipación en la edad adulta si existiera un año de distancia entre la aparición de los síntomas y la derivación al especialista pediátrico.
Esa posibilidad crecería al 31 por ciento si la derivación a un especialista demorara nueve años.
Fuente: Pediatrics
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