
La desnutrición infantil sigue entre las deudas en un país que acaba de cumplir 200 años. ¿Dónde está la causa?
Es cultural. Cuando hay hambre en un país sin alimentos y sin recursos de Africa, el problema es físico y es un hecho trágico. Pero cuando hay hambre en un país que produce comida para 300 o 400 millones de habitantes, y puede hacerlo para mil millones de habitantes, la fractura, evidentemente, es cultural.
Otras naciones tienen hambre porque faltan los alimentos. Acá hay desnutrición infantil donde abundan y esto no se soluciona con bolsones de mercadería.
Argentina fue un gran país cuando Sarmiento dijo: “Hay que hacer de la patria una gran escuela”, y cuando Juan Bautista Alberdi dijo que “gobernar es poblar”. Esos hombres hicieron el cambio y la clave fue educar. La educación es una semilla maravillosa, pero toda semilla necesita un sustrato para fructificar y el sustrato anatomopatológico donde se siembra la educación es un cerebro intacto. Si no tenemos cerebros intactos, no hay qué educar. Si los tenemos y los educamos, y a la par ponemos cloacas, agua corriente y luz eléctrica en cada casa, tendremos una potencia en 30 años. Pero para eso hay que dejar de pensar en las próximas elecciones y empezar a pensar en las próximas generaciones.
¿Con políticas para la educación habría menos desnutrición?
Una persona educada tiene más posibilidades de trabajo, más chances de inserción laboral, es requerida, puede lograr nivel en su oficio, organizar una empresa. Pero si alguien no tuvo posibilidades intelectuales, si no pudo desplegar su potencial genético, jamás va a tener igualdad de oportunidades, va a estar condenado al desempleo, al subempleo o a los subsidios.
¿Hay cifras claras sobre la desnutrición infantil?
No hay cifras porque en el manejo de las estadísticas se manosea y bastardea todo. Lo que podemos decir es que la mortalidad infantil es un indicador indirecto de desnutrición.
Si tenemos mortalidad de 20 niños por cada mil nacidos vivos, tenemos que tener desnutrición en 20 de cada mil chicos. Si comparamos este índice con el de Chile, que tiene el 7,5 por mil, es altísimo.
Tenemos unas 3 veces más mortalidad que Chile, siendo un país con 100 veces más de posibilidades que Chile.
¿Cree que se oculta información o no se la genera por desprolijidad?
No sé. Quizás son las dos cosas. De lo que estoy seguro es de que el problema existe porque veo los ranchos, la miseria material y moral, los chicos que duermen en un pozo en la tierra.
Un investigador de la Universidad de Tucumán procesó los datos del censo de 2001 y encontró 45 mil hogares donde hay miseria, es decir, pisos de tierra, cocinas a leña o carbón, analfabetos de más de 17 años y falta de agua corriente. Esto quiere decir que 400.000 personas viven en la edad de piedra. No es correcto en uno de los países más ricos de la tierra.
¿Cómo ve la política de pagar una asignación universal por hijo?
Veo que se dan subsidios y subsidios. En Alemania también tienen desocupación, pero se busca que todos se inserten en la rueda del trabajo y no estén pegados a un subsidio. Es el empleo lo que dignifica y se tiene mejores posibilidades cuanto mejor sea el nivel educativo.
Fuente: El Tribuno
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