El niño, desde que nace, aprende continuamente, observando y sintiendo todo lo que ocurre a su alrededor. Los juegos ofertados por el mercado para la estimulación psicomotora del menor son muchos, hay para todas las edades y gustos, sin embargo, los especialistas coinciden en que la estimulación más poderosa para el bebé y el niño sigue siendo la presencia, el afecto y el tiempo que les dedican sus padres.

Según la doctora Eva Escribano, autora del programa de Salud Infantil dentro de las recomendaciones de la Asociación Española de Pediatría, los tres primeros años de vida del niño son claves. "Durante sus seis primeros meses el bebe está vinculado a la madre sintiéndola como su propia identidad; y a partir del segundo semestre se produce un desplazamiento de la atención de la madre a terceros". En consecuencia, el apego en la primera etapa de la vida con los padres, está íntimamente relacionado con la seguridad, la autoestima y el desarrollo cognitivo, psico-motor, del lenguaje y social (emocional). Como el desarrollo psicomotor depende de factores genéticos, pero, sobre todo, del entorno, "hay muchos niños inquietos fruto de la inquietud y el ritmo acelerado de los padres, de la sociedad", dice la doctora. En el proceso de formación de la estructura cerebral humana, proporcionar estímulos adecuados y oportunamente permitirá alcanzar un desarrollo con gran variedad de posibilidades, "la crianza es una inversión en los hijos a largo plazo asegurando no sólo las necesidades fisiológicas de éste si no también las necesidades emocionales, y requiere que los padres planifiquen tiempo para estar con los pequeños". Pasear, besarlos, hacer actividades juntos o apagar la televisión mientras comen y conversar son algunas de las acciones por las que pueden empezar a relacionarse afectivamente con el pequeño aquellos padres cuyos horarios laborales les hacen estar fuera de casa casi todo el día. Esperanza tiene una hija de dos años y tres meses, y según expone, "tanto yo como su padre hacemos muchas cosas con ella, le contamos cuentos, le ponemos música, vemos películas, jugamos, y, sobre todo, le hablamos mucho siempre, por eso nuestra hija tiene el lenguaje muy desarrollado". Esperanza se ha preocupado de la estimulación de su hija desde que estaba embarazada. "Recuerdo que durante los nueves meses de gestación ponía todas las noches canciones para que estimularan al bebé en su vida intrauterina, y mi hija se movía, parece una locura, pero incluso lo hacía cuando su padre se acercaba a mi barriga para hablarle, lo reconocía". La inteligencia no dependen de la edad del niño. Depende primordialmenmte de la oportunidad que se le haya dado de recibir estímulos.

En este sentido, Pascual Palau, presidente de la Asociación para la Salud Mental Infantil desde la Gestación (ASMI), explica que la salud de los hijos está directamente relacionado con la salud psicosocial de los padres. "Estudios demuestran que cuando una mujer embarazada sufre niveles altos de estrés negativo éste puede pasar por la placenta y producir complicaciones neurológicas en el bebé", señala el especialista. "Es importante asegurar que la madre se encuentre saludable físicamente, tranquila emocionalmente y apoyada tanto en el embarazo como con la llegada de su hijo", concluye el presidente de ASMI. Laura tiene un bebé de seis meses y recuerda vivir un embarazo de altos y bajos. "Me sentía feliz por la llegada de mi hijo pero muy nerviosa por nuestra situación económica y por el nuevo cambio de vida, ya que no era un nacimiento que hubiéramos planificado". Ella y su pareja cuidan del recién nacido estimulándolo con música clásica, hablándole, dándole masajes y ayudándole a que levante la cabeza apoyado con las manos y los pies en el suelo. A partir del año de vida, lo ayudaran facilitándole una superficie acolchada para que gatee. Gatear es un impacto enorme en el ser humano porque comienza la autonomía, ayuda al desarrollo neurológico y de coordinación, socialmente el bebé elige con libertad para desplazarse a donde quiera. Además, el interés del adulto hacia el bebé permitirá el desarrollo de la confianza básica proporcionándole seguridad y sociabilidad.
Según, Dolores Maruny, en sus tres décadas dedicada al cuidado de bebés, en la guardería Garabatos de Sevilla, observa que los niños empiezan a andar más tarde que antaño. "Creo que es porque en la actualidad el crío pasa más tiempo en el carro. Antes habían muchos que andaban antes de cumplir el año, y ahora son más los que pasan el año de vida cuando dan sus primeros pasos", dice. Entre los motivos, la especialista vislumbra también la sobre protección. "A veces se tiene miedo a que el niño se caiga y se de un golpe".
Cristina, que tiene un hijo de 21 meses y una hija de seis años describe que su hijo actúa imitando a su hermana mayor, "en consecuencia, ha aprendido a comer y andar antes. Sin embarro, su desarrollo en el lenguaje va más despacio". Naida Alfaro, educadora responsable de los niños de dos a tres años y cuyo trabajo está centrado en el desarrollo de la comunicación y el lenguaje, aconseja, "escucharlos, no meterles prisa cuando se expresen, enseñar a respetar el turno de palabra y utilizar la música clásica para la relajación y la concentración en estados de nerviosismo previos a la realización de una tarea".
"Quien dedica tiempo para dar afecto y estimular a los menores, a largo plazo está invirtiendo en individuos con mayores habilidades sociales. Y eso, como comunidad, es responsabilidad de todos", concluye la doctora Escribano. Sólo en el 2009, nacieron más de 500.000 niños en España, la cifra más alta desde hacía 25 años.
Fuente: diariodesevilla.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario