Esta terapia por ondas de choque emite ondas de sonido a zonas lesionadas en los tejidos a través de una sonda manual en la piel.

En Estados Unidos, esos dispositivos están aprobados para tratar la fascitis plantar y el codo de tenista. La terapia es más utilizada en Europa, donde se desarrolló.
Un equipo de investigadores de Italia publica en American Journal of Sports Medicine los resultados de un estudio sobre la efectividad de la terapia con ondas de choque en 40 atletas profesionales con tendinopatía proximal de los isquiotibiales (PHT, por sus siglas en inglés) crónica.
La lesión afecta los tendones que conectan los músculos isquiotibiales (detrás de la rodilla) con los huesos posteriores de la pelvis.
Este problema causa dolor en la parte superior de los isquiotibiales que se irradia a la parte posterior de la rodilla, en especial durante el ejercicio o mientras se está sentado. Una resonancia magnética describe un tendón debilitado.
Como ocurre con otras lesiones de tendones, la PHT mejora con terapias conservadoras como el descanso, los analgésicos antiinflamatorios y la fisioterapia. Se desconoce si la terapia por ondas de choque alivia los casos resistentes a la terapia.
Todos los atletas participantes habían sentido dolor recurrente y debilidad por lo menos durante seis meses.
El equipo del doctor Angelo Cacchio, de la Universidad de Roma, le indicó al azar a los pacientes cuatro sesiones de terapia por ondas de choque durante cuatro semanas o un régimen estandarizado de terapia convencional (descanso, analgésicos y ejercicios de fuerza y elongación).
A los tres meses del inicio de la terapia, los pacientes tratados con ondas de choque refirieron un mayor alivio del dolor que el otro grupo: en 17 de esos 20 pacientes, el dolor disminuyó un 50 por ciento, comparado con dos de los 20 participantes del grupo de control.
Los atletas tratados con ondas de choque también sintieron menos limitaciones en la actividad que el otro grupo.
Los resultados, dijo Cacchio a Reuters Health, indican que la terapia con ondas de choque de baja energía es segura y efectiva contra la PHT crónica, aunque se necesitan más estudios para confirmarlo.
La investigación se concentró en atletas profesionales, como jugadores de fútbol y rugby o corredores de larga distancia, pero la PHT crónica también afecta a aficionados, en los que la aplicación de las ondas de choque dependería de distintos factores.
Cacchio destacó que, en general, la terapia se utiliza como último recurso antes de la cirugía y cuando falla en enfoque convencional.
No debería aplicarse en algunos pacientes, incluidos aquellos con enfermedades preexistentes o que toman medicamentos que pueden aumentar el riesgo de sufrir hemorragias internas, mientras que se desconoce su seguridad en niños, embarazadas y personas con daño nervioso por enfermedades como la diabetes.
En el estudio no existieron complicaciones graves, pero Cacchio insistió en que cuando no se aplica adecuadamente, la terapia con ondas de choque puede dañar el tejido; por eso, es importante que la realice un médico con experiencia suficiente en su utilización.
Fuente: American Journal of Sports Medicine
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