
En International Journal of Obesity, el equipo del doctor Andreas Fritsche publica nuevos resultados para comprender los mecanismos detrás del consumo excesivo de comida y la regulación de las conductas alimentarias.
El equipo, de la Universidad de Tubinga, afirma que el hambre y la saciedad modifican el umbral del olfato. La sensibilidad suele aumentar más antes que después de comer, aunque los resultados del estudio difieren.
Los autores evaluaron el umbral del olfato de 14 personas sanas de unos 35 años. Todos ayunaron 10 horas antes del test.
A ocho los evaluaron antes y durante un pinzamiento hiperinsulinémico-euglicémico de dos horas. La prueba se repitió a la misma hora del día, pero sin infusión de insulina, en ocho participantes (dos ya habían participado de la prueba con pinzamiento).
En el grupo de control, los umbrales del olfato no variaron en dos horas. En cambio, en el grupo evaluado durante el pinzamiento, los umbrales disminuyeron significativamente.
"Claramente, la modulación del olfato a través de la insulina en personas sanas es sólo una parte de la compleja conducta alimentaria", señalan los autores.
Pero agregan que "el aumento de los niveles de insulina, como se observó fisiológicamente después del consumo de alimentos, modifica la función olfativa".
El equipo concluye que la reducción de la capacidad olfativa podría reducir la sensación de placer al comer, lo que significa que "la acción de la insulina en el bulbo olfatorio participaría en el proceso de saciedad y, por lo tanto, sería de interés en la patogénesis de la obesidad".
Fuente: International Journal of Obesity
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