En cuanto la luz del sol atraviesa la ventana que da al sur y empieza a iluminar las paredes celestes de la habitación, él enciende la computadora. Hace un repaso de los diarios, saluda a amigos en el chat, escribe algunas líneas en su blog y, sobre todo, lee. Está aprendiendo a editar videos porque quiere empezar a trabajar. La lectura y el estudio le llevan todo el día e, incluso, gran parte de la noche, tal como les sucede a miles de jóvenes. La diferencia es que, mientras otros caminan o manejan hasta sus lugares de estudio, él encara la lucha diaria desde la misma cama en la que lleva postrado una década. Hasta hace poco más de un año, Adrián Pasteri creía que la cuadriplejia había paralizado sus ganas de vivir. Hoy, no le alcanza el tiempo para explicar los proyectos que planea concretar por medio de internet y de la tecnología.

El 5 de noviembre de 2000 fue un día nublado y medio fresco. Sin embargo, Adrián decidió zambullirse en una pileta a medio llenar durante una hamburgueseada con amigos. Su cabeza chocó contra el fondo, sufrió una luxofractura cervical en la quinta vértebra y quedó cuadripléjico. Nueve años después y cuando la monotonía abrumadora de una vida de quietud parecía estar ahogándolo, llegó el primer cambio: por intermedio de un grupo de legisladores, Luis Campos, titular del Centro Argentino de Medios Alternativos de Comunicación, le instaló una computadora que, gracias a un comando de voz, le permite realizar varias funciones: subir y bajar la cama, encender el televisor, prender y apagar las luces y llamar por teléfono, entre otras cosas.
"Siempre quise progresar. Ahora tengo las herramientas tecnológicas para hacerlo y quiero mejorar mi calidad de vida", asegura mientras mira el monitor que, con un arnés, está ubicado frente a su rostro. El 3 de diciembre del año pasado, LA GACETA publicó la historia de Adrián y muchísimas personas comenzaron a ayudarlo. A diferencia de aquella vez (el joven de 30 años relataba los padecimientos que le causaban la parálisis y la indiferencia social), ahora está lleno de optimismo.
Avidez por aprender
Gracias a la colaboración de amigos e instituciones, llegó el segundo cambio: pudo armar una súper computadora y tener conexión a internet. Desde entonces, no para de aprender. "Antes de mi accidente, lo único que había hecho con una PC era escribir algún documento de Word", admite. Actualmente tiene su propio blog (adrianpasteri.blogspot.com) e incluso (por medio de Skype) hace una columna radial titulada "La columna del cielo", en el programa "La revista" (se emite los sábados a la mañana en Antena 8).
Todos sus esfuerzos están enfocados en convertirse en editor de videos. "Marcelo Farías Gil, un músico tucumano que vive en el sur de Inglaterra, me conoció gracias al blog y me ofreció ponerme en contacto con músicos de allá para que les edite los videos, porque en Inglaterra es muy caro. Para mí va a ser la gran oportunidad de empezar a trabajar", explica con un brillo de emoción en los ojos.
A pesar del optimismo, Adrián es realista: afirma que la tecnología es una herramienta excelente para mejorar la vida de los discapacitados, pero sostiene que hay que estar dispuesto a aprender. "A mí todo esto me cambió la vida en un 1.000% y se las puede cambiar a todos los discapacitados que quieran aprender. Incluso, ahora me va mejor con la rehabilitación física porque estoy muy estimulado anímicamente. Por eso debería haber más políticas sociales del Gobierno apuntadas a ayudar a los que tenemos este tipo de problemas", propone.
La generosidad de Adrián es grande como sus ganas de aprender. "Ahora estoy ayudando a la Asociación Bancaria de Santiago del Estero a hacer unas piletas adaptadas para discapacitados", relata. Y sí: desde la cama en la que está postrado desde hace una década, Adrián siente que, gracias a la tecnología, el mundo está al alcance de su mano.
Sin un beneficio
Adrián vive con sus padres, Domingo y María Teresa (ambos jubilados con la mínima) y con su hermano Enrique Arnaldo, de 51 años y también discapacitado. Domingo está muy preocupado, porque, según contó, la Anses le quitó sin ningún tipo de aviso ni explicación el salario por discapacidad. Ahora él debe reiniciar todos los trámites para que su hijo pueda volver a cobrar esa suma.
Fuente: La Gaceta, Tucumán
No hay comentarios:
Publicar un comentario