Esto es lo que revela un estudio realizado por científicos de la Universidad de Wisconsin-Milwaukee, en el que se analizaron a personas con predisposición genética a padecer el Alzheimer y a adultos sanos que no presentaban dicha predisposición genética.

Según los investigadores, los resultados obtenidos a partir de pruebas realizadas con tecnología de exploración de resonancia magnética funcional (fMRI) demostraron que los beneficios del ejercicio físico para la función cerebral resultan mayores en personas con propensión genética al Alzheimer que en individuos sin esta propensión.
Hasta ahora, se había demostrado que la actividad física está asociada al mantenimiento de las funciones cognitivas durante toda la vida, pero sólo se había estudiado su efecto en personas sanas, sin tener en consideración el riesgo que éstas tenían de padecer el Alzheimer.
Fuente: Yaisa Martinez para tendencias21.net
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