
En en el ensayo, varias dosis del medicamento, la eprotiroma, una versión de laboratorio de la hormona tiroidea, se agregaron al tratamiento con estatinas de 168 personas cuyos niveles elevados de colesterol LDL no se habían reducido con el uso anterior de estatinas. La combinación no redujo los niveles de colesterol en el ensayo de doce semanas y, lo que es más importante, no causó los temidos efectos secundarios para el corazón y otros órganos que han perjudicado tratamientos similares basados en la tiroides.
"No había duda de que la eprotiroma reduciría el colesterol LDL. La hormona tiroides es la estatina de la naturaleza", señaló el Dr. Paul W. Ladenson, profesor de endocrinología y metabolismo de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins y autor líder de un informe sobre el ensayo, publicado el 11 de marzo en la New England Journal of Medicine. "Sin embargo, esto es una demostración del efecto reductor de los lípidos sin toxicidad tiroidea".
El Dr. Bo Angelin, profesor de investigación metabólica clínica del Instituto Karolinska de Estocolmo, donde se desarrolló el medicamento, aseguró que el ensayo demostró que dirigirse cuidadosamente al efecto del medicamento dentro del organismo podría permitir obtener los beneficios de la hormona tiroidea sobre los niveles de colesterol en la sangre, sin causar efectos secundarios perjudiciales. El ensayo fue financiado, en parte, por Karon Bio, un pequeño derivaje comercial del instituto.
"Sabíamos que la hormona tiroides podría reducir los niveles de lípidos (colesterol), pero tendría efectos secundarios sobre la circulación y los huesos y causaría diarrea", señaló Angelín. "Aun si los niveles de lípidos estaban bien, esto sería negativo en general para los pacientes".
Sin embargo, agregó, "si logramos obtener el efecto de la tiroides en el hígado [donde se metaboliza el colesterol] pero no en otros órganos, estaríamos bien".
La monitorización frecuente no mostró efectos negativos para los corazones y los huesos de los que tomaban el medicamento, decía el informe.
Además, aunque las estatinas se utilizan ampliamente y con mayor frecuencia tienen éxito, una alternativa a ellas sería bien recibida, aseguró Ladenson. Las estatinas no son efectivas en la cuarta parte de los usuarios potenciales debido a dolor muscular inaceptable o simplemente por no reducir los niveles de colesterol, dijo.
"El ensayo es importante primero porque muestra al hígado como blanco de la acción hormonal", aseguró Ladenson. "La segunda parte emocionante es su impacto sobre los lípidos, además del colesterol LDL".
Aunque las estatinas reducen el colesterol LDL (el "malo"), no tienen efectos sobre otras grasas de la sangre, como la lipoproteína A, que se cree que es igualmente perjudicial, señaló Ladenson. Aseguró que se observaron en el ensayo reducciones significativas de los niveles de esas grasas en la sangre.
Hacen falta estudios más largos y más grandes para determinar si la eprotiroma tendrá el efecto esperado sobre los niveles de grasa en la sangre sin efectos negativos y finalmente reducirá el riesgo de ataques cardiacos y otras enfermedades cardiovasculares, aseguraron tanto Ladenson como Angelin, y agregaron que ese tipo de ensayos se encuentran ahora en período de planeación.
En el mejor de los casos, los resultados no estarán disponibles "durante al menos dos a tres años", señaló Angelin.
Si la eprotiroma pasa con éxito todas las pruebas anticipadas, su uso inicial probablemente se haría en combinación con una estatina, aseguró Angelin. El uso como tratamiento de un solo medicamento para la hipercolesterolemia sería lo siguiente, primero en pacientes seleccionados y luego más ampliamente, dijo.
Es mejor ser precavido, coincidió el Dr. Robert M. Califf, vicerrector de investigación clínica de la Universidad de Duke.
"Los efectos sobre el colesterol y las lipoproteínas son bastante emocionantes", aseguró Califf. "Sin embargo, hay algo que hemos aprendido sobre los medicamentos en este campo, que necesitamos ensayos de gran tamaño para determinar si dan la talla en cuanto al riesgo y al beneficio".
Los investigadores del ensayo tuvieron cuidado de enumerar indicaciones de posibles efectos secundarios perjudicial, como reducción en los niveles de colesterol HDL (el "bueno"), señaló Califf. Sin embargo, hizo eco de la idea de que hace falta una prueba más larga y más grande para determinar la incidencia de algunos efectos secundarios considerables posibles, como la impotencia.
"No estoy seguro de que me quiera comprometer con eso antes de obtener resultados a más largo plazo", advirtió Califf. "La impotencia no es divertida".
Fuentes: Paul W. Ladenson, M.D., professor, endocrinology and metabolism, Johns Hopkins University School of Medicine, Baltimore; Bo Angelin, M.D., Ph.D., professor, clinical metabolic research, Karolinska University, Stockholm, Sweden; Robert M. Califf, M.D., vice chancellor, clinical research, Duke University, Durham, N.C.; March 11, 2010, New England Journal of Medicine
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