"¿Qué hacemos cuando nos llaman de Neonatología para decirnos que tienen un recién nacido con lesión del plexo braquial obstétrico, al menos aparentemente?".

Para responder a esta pregunta, formulada por José Ramón Martínez, de la Unidad de Cirugía Plástica Infantil del Hospital Universitario La Paz, de Madrid, a Diario Médico, Alexander Lovic, jefe de la citada unidad, ha expuesto los peldaños de la escalera que hay que subir para el abordaje terapéutico de estas lesiones. Por la citada unidad pasan entre 15 y 20 casos nuevos al año.
"El primer escalón consiste en ver al niño procedente del servicio de neonatos y valorar el estado de la lesión. Tenemos que citarlo para la operación al cabo de dos o tres meses, aunque aún no se sepa si es subsidiario de cirugía porque si no, pierde esa posibilidad", han indicado Martínez y Lovic. Lovic ha recordado que "la premisa es no operar. El problema es no identificar a tiempo al paciente operable. Para eso también necesitamos la colaboración con rehabilitación a tiempo real".
En cuanto al tratamiento del plexo braquial obstétrico, existen dos opciones. "La primera es la reconstrucción primaria, es decir, la operación en el lugar de la lesión. La segunda opción quirúrgica es repetir las neurotizaciones para aportarle axones sanos al nervio dañado intentando recuperar la función perdida", ha explicado el jefe de la unidad.
El abordaje de esta patología debe tener lugar en centros acreditados porque en ellos hay un equipo que se va a encargar de cada paciente, cuyo seguimiento y rehabilitación son muy específicos. "Nuestra unidad está compuesta por un neuropediatra, tres cirujanos plásticos, un equipo de rehabilitación y otro de fisioterapia", ha afirmado Martínez. "En efecto, esta cirugía debe hacerse en centros que tengan mucha experiencia", ha reiterado Lovic.
Para plantear estos y otros temas del quehacer diario de los cirujanos plásticos se ha celebrado la Jornada de Formación de Residentes sobre Cirugía Plástica Infantil en el Hospital Universitario Niño Jesús, de Madrid, organizada por la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética.
Evolución
Un 90 por ciento de los pacientes con esta patología van a evolucionar de forma adecuada con un tratamiento conservador. El otro 10 por ciento no recuperan la actividad del bíceps en los tres primeros meses y son los que requieren cirugía y, de ellos, entre el 70 y el 80 por ciento consiguen una función suficientemente útil. Por otro lado, tras la intervención, según ha apuntado Martínez, "hay otro grupo de pacientes -los que han sufrido un arrancamiento del plexo completo- que suelen quedar con secuelas de la función de la mano y necesitan cirugías paliativas (que se hacen en torno a los 18 y los 24 meses). Así recuperan una función de mano acompañante".
Hay casos que se deben a malformaciones congénitas, otros por vías amnióticas y otras son lesiones secundarias a un parto complicado. "En este último capítulo, en situación de riesgo prima la vida del niño y de la madre y hay que sacarlo como sea". Martínez ha puntualizado que "normalmente los ginecólogos ya están familiarizados con la necesidad de hacer cesárea si la madre es diabética y el feto es de gran tamaño, o si hay una desproporción cefalopélvica en el parto. El problema aparece cuando la madre no ha acudido a las revisiones ginecológicas; por ello, no se conocen esos riesgos y en el parto no da tiempo a evaluar la desproporción. Se emplea la vía vaginal y aumenta la probabilidad de lesión del plexo braquial".
Parálisis faciales
Martina Marín Gutzke, especialista en Cirugía Plástica y Reparadora del Hospital Universitario Ramón y Cajal, de Madrid, ha repasado en esta jornada el manejo de las parálisis faciales infantiles, gracias a su experiencia en intervenciones a pacientes del Niño Jesús en las que ha colaborado. "Si la parálisis es congénita y unilateral cogemos un nervio de la pierna para transferir la fuerza del nervio facial del lado sano al lado enfermo. Una vez que verificamos que el nervio facial ha inervado al lado enfermo es cuando hacemos el segundo tiempo quirúrgico, aportando un músculo a la cara tomado para volver a crear una sonrisa simétrica en el otro lado. En los casos de parálisis faciales bilaterales causadas generalmente por el síndrome de Moebius, se coge el nervio trigémino". Otros casos congénitos se deben al empleo de los fórceps, pero son los menos frecuentes. También hay síndromes de microsomías hemifaciales.
Respecto al seguimiento, Marín ha indicado que se hacen revisiones anuales o bianuales, dependiendo de cómo responda el niño y dónde viva, porque han operado a niños de otras ciudades españolas.
DE DOS PULGARES A JUGAR A LA 'PLAY'
En el caso de las malformaciones de la mano, lo que más se ve son sindactilias y polidactilias, de origen genético o desconocido. En concreto, en la sierra de Madrid hay un endemismo de dedos pulgares duplicados. "A pesar de que estéticamente no queda perfecto, la reconstrucción del pulgar suele dar buenos resultados funcionales. Les dejo jugar en la consulta con una Play Station y consiguen cosas impresionantes", ha señalado Javier Enríquez de Salamanca, jefe de de Sección de Cirugía Plástica del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús, que tiene gran experiencia en operar manos de niños malformadas y traumatizadas. "Los resultados de la cirugía plástica en niños, por lo general, son mucho mejores que en los adultos ya que la capacidad de curación y la forma de interiorizar los defectos es mucho mejor en los niños; y psicológicamente, su adaptación a los problemas es superior".
RAMAS NERVIOSAS
El plexo braquial es un conjunto de ramas nerviosas cervicales anteriores ventrales de C5 - C6 - C7 - C8 y T1 y dan lugar a todos los nervios que controlan el movimiento en los miembros superiores
Autor: Ana Callejo Mora para DMedicina.com
1 comentario:
como puedo contactarme con uds?
Publicar un comentario