
"Me van a tener que cortar la cabeza para que deje de tocar". Con esta frase, Luis Dorieux (55 años, baterista de Los Peces Gordos) definió su pasión por los parches. A pesar de haber sufrido la amputación de las dos piernas nunca se rindió y siguió adelante con una idea fija: volver a tocar junto a sus amigos. Y lo logró.
El 27 de diciembre Dorieux se subió al escenario montado en las escalinatas de la Casa de Gobierno y disfrutó un glorioso regreso junto a Los Peces. "Ese día Dios me miró a los ojos y rockeó conmigo, porque no hubiese sido posible si él no hubiese estado. Fue una noche fantástica", expresó con emoción.
En una de las habitaciones de su casa de Villa Carmela, Luis armó su "lugar en el mundo", como él lo llama. Rodeado de baterías, bajos y guitarras pasa sus horas ensayando, trabajando y creando. En el ambiente se respira mucho amor: las paredes están repletas de fotos de sus hijos, nietos, y amigos; hay parches de baterías con mensajes de profundo agradecimiento y de amistad. También, vía internet, está en permanente contacto con los miles de amigos que tiene en Facebook.
En 2003 le diagnosticaron diabetes. Cinco años después sufrió la amputación de la pierna izquierda. Adaptó el hi-hat (dos platillos montados sobre un trípode) para tocar. Al año siguiente comenzó con los ensayos para el regreso de Los Peces Gordos, luego de seis temporadas de ausencia. Pero al mes de haber empezado y luego de varias intervenciones quirúrgicas en la pierna derecha, los médicos debieron cortársela.
Rendirse, jamás
"Llegué a realizar seis conciertos con parte de mi pie necrosado. Me echaba alcohol e hice los shows en dos días. El lunes entré al quirófano y me amputaron parte del pie. Ellos (Los Peces) decidieron parar; si no, lo mismo me iba a tocar", contó.
Sin embargo, Dorieux nunca pensó en el retiro y, un mes después de la operación, volvió a ensayar junto a la banda. Recordó que estando en el quirófano ya pensaba cómo haría para volver a darle al bombo.
Destacó que Sergio, uno de sus hijos (baterista de Piña Colada), lo ayudó en el proceso. "Tuve que aprender a tocar de nuevo porque es otro método, otra forma, y con otros elementos", apuntó.
En los ensayos tocaba con otro baterista a la par, pero no le pareció justo fallarles así a los fans de la banda. Entonces les pidió un tiempo. "Me puse a trabajar en los temas de Los Peces. Por respeto a mí mismo quería hacerlo yo", afirmó con la voz quebrada por tantas emociones juntas. "Les agradezco a los músicos porque fue una decisión de todos", destacó.
Como no tiene manera de comprar las piernas ortopédicas, se las ingenió para tocar. Adaptó la mitad de un caño de plástico a su pierna derecha. Le pegó la maceta (pieza que se utiliza para golpear el bombo) y con un bombo eléctrico completó el nuevo equipo. Así tocó en la plaza. Con la ayuda de uno de sus alumnos, Luis mejoró su sistema con la codera de protección (es más liviana) que usan los pilotos de motocross. El resto es pura inspiración.
El regreso de un clásico del blues
Los Peces Gordos se separó en 2003 sin aviso ni despedidas. La banda, que en 1997 grabó su único disco -"Corazón de blues"- se había formado en 1991. Fue uno de los primeros grupos que miraron al barrio como fuente de inspiración, y prueba de ello son las canciones "Blues del Barrio Oeste II" o "Pollo a 6", entre otras. Se reunieron a fines de diciembre pasado y ahora, con flamantes temas, sale a rockear nuevamente. Tocaron el viernes en un nuevo local.
Fuente: La Gaceta, Tucumán
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