Está demostrado que las vibraciones sonoras que producimos o recibimos pueden causar un efecto sobre nuestro organismo, y que el cuerpo humano al ser un receptor de estas vibraciones se encarga de transmitirlas a los distintos órganos. Cómo hacer un buen uso del sonido para lograr bienestar físico y anímico, a eso apunta la Biomúsica, una rama de la musicoterapia.

En Biomúsica se sirven de ciertas palabras o conjunto de sonidos vocales que ayudan a limpiar y tonificar el sistema bioenergético. Aunque suene nuevo, es algo tan viejo como la humanidad, según lo dice su creador Mario Corradini, un argentino que desarrolla la técnica en Italia, enriquecida con investigaciones y experiencias.
“Cuando los hechiceros hacían sonar sus calabazas para alejar las enfermedades, cuando tocaban el gran tam-tam para que la tribu bailara en comunión, cuando el sacerdote cantaba para evocar a los espíritus, o cuando en la actualidad la madre acuna cantando a su bebé, la gente silba acompañando su trabajo, los cantos litúrgicos intentan inducir un estado de recogimiento entre los feligreses, también usan la música con el propósito de hacer un bien al cuerpo o al ánimo, aunque no se lo propongan como punto de partida”, explica.
La Biomúsica no hace música para la gente, sino con la gente. Y no hace falta saber nada tocar algún instrumento para verse beneficiado con su enorme potencial terapéutico.
La misma voz posee una gran fuerza sanadora -señala Mabel Buff, maestra de Biomúsica en Santiago del Estero-, y puede influenciar con sus vibraciones cada una de las células del cuerpo, si es dirigida correctamente.
“Cantando el sonido más grave que podamos entonar y palpando las zonas del cuerpo donde este tono resuena, podemos sentir sus vibraciones en el pecho y parte del vientre, la espalda y la zona de las costillas. Si probamos con un sonido medio, ni grave ni agudo, vibrará el cuello, las clavículas, la mandíbula inferior y parte de la nuca. Por último, si cantamos un sonido agudo, al volumen más alto que podamos, observaremos que vibran los huesos de la cabeza, la nariz, la frente y el paladar, o sea zonas más altas aún que las anteriores”, resume Mario Corradini en sus escritos.
Es decir que cada zona corporal posee un sonido con el cual resuena. El sonido de las palabras actúa por su frecuencia y por la carga emotiva de su significado. Las dos, frecuencia y carga, provocan reacciones fisiológicas y mentales.
El dato
El taller de Operador de Biomúsica a cargo de Clara Markowikz (Buenos Aires) se dictará el sábado 6 de junio, en Tono Rojo, ubicado en Caseros y Moreno, Santiago del Estero.
Dixit
Mabel Buff | Docente de Biomúsica.
“En el Instituto del Lisiado, todos los viernes, de 10 a 11, se da una práctica en forma gratuita en el marco de un proyecto comunitario denominado Biomúsica para todos.Se facilita el contacto entre personas de distintas edades, y también la relación con uno mismo. La gente vuelve siempre porque experimenta el bienestar físico y emocional, lo cual se capitaliza al ser una experiencia compartida”.
En Tucumán, Fundacion Integrar / Centro de Biomúsica Tucumán - Bolivar 108 te 0054 381 4203822 email: claudiabdes@yahoo.com.ar
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