Las investigadoras entrevistaron a un total de 98 pacientes diagnosticadas de un trastorno en el comportamiento alimentario (TCA), que estaban siendo atendidas en la Unidad de Trastornos Alimentarios del Hospital Universitario de Sant Joan d´Alacant, y a 62 familiares de estos pacientes.
El 58,3 por ciento de los casos de anorexia aparece entre los 11 y los 15 años, según las conclusiones de la tesis doctoral ´Determinantes psicosociales en los trastornos alimentarios´, realizada por la doctorando de la Universidad Miguel Hernández Yolanda Quiles, y dirigida por la Doctora Mª Carmen Terol.
En este trabajo de la UMH se planteó el estudio de determinados factores psicosociales y su relación con los resultados en salud en los TCA, así como la posibilidad de crear un modelo explicativo de estos trastornos.
Para ello, en el estudio se evaluó el perfil sociodemográfico, clínico y psicológico, como también, su percepción de la enfermedad, las estrategias que utilizaban para afrontarla y el apoyo social que recibían. Además, se analizó la influencia que tenían estas variables en su salud.
De este modo, los resultados mostraron que el perfil sociodemográfico del grupo de pacientes con un TCA, se corresponde con mujeres con edad comprendida entre los 12 y 34 años, aunque el mayor porcentaje de las anoréxicas entre los 16 y 23 años, y el de bulímicas y pacientes con un TCA no especificado, entre los 16 y 27 años.
En cuanto a su situación laboral, un elevado porcentaje de las enfermas están desempleadas, ya que la mayoría de estas pacientes son estudiantes. Por lo que respecta a su estado civil, sólo un 6,1 por ciento están casadas, y el resto son solteras, aunque hay más bulímicas que anoréxicas que tienen pareja.
Por lo que se refiere a su perfil clínico, el estudio señala el largo curso de estos trastornos, aunque la duración es menor en el caso de la anorexia que la bulimia.
Con respecto a la edad de aparición, ésta oscila entre los 11 y 30 años, por lo que casi el 60 por ciento de los casos de anorexia aparece entre los 11 y los 15 años. En cuanto al tratamiento hospitalario, un 65 por ciento de las anoréxicas frente a un 22,2 por ciento de las bulímicas ha sido ingresada alguna vez, con una a media de internamiento de unos 3 meses.
El tratamiento de los TCA combina la terapia psicológica, con el tratamiento farmacológico y las pautas familiares y nutricionales, el estudio revela que las anoréxicas reciben con más frecuencia pautas familiares y las bulímicas tratamiento farmacológico, en concreto, antidepresivos.
En referencia al perfil psicológico, en estas pacientes es común la depresión y las crisis de ansiedad. Por lo que respecta a los trastornos de personalidad, en la anorexia son más frecuentes el trastorno dependiente y el obsesivo, mientras en la bulimia y el TCA no está especificado el límite y el histriónico.
Autoconcepto
Asimismo, presentan un bajo autoconcepto emocional, físico, social y familiar, y un alto autoconcepto académico/laboral, resultado de un excesivo ritmo de trabajo y estudio que oculta el sentimiento de incapacidad permanente y la situación de aislamiento social en la que se encuentran.
En cuanto a la representación que tienen estas pacientes de su enfermedad, destaca que tanto anoréxicas como bulímicas presentan una identidad moderada con la misma, así como informan que su trastorno tiene graves consecuencias en sus vidas y que su duración es crónica.

No obstante, consideran que ellas mismas tienen el control sobre su enfermedad y que si siguen el tratamiento podrán recuperarse. Entre las causas más señaladas por estas pacientes como desencadenantes de su trastorno indican la baja autoestima, su propia conducta, personalidad, estados emocionales. Todas ellas son atribuciones internas que son coherentes con el sentimiento de culpa que con frecuencia las acompaña.
Además, su trastorno hace que se sientan ansiosas, deprimidas y asustadas. El hecho de asociar un elevado número de síntomas a su enfermedad dio como resultado una peor adaptación y mayores niveles de ansiedad y depresión, mientras que considerar que tenían control sobre el mismo y que era posible su recuperación siguiendo un tratamiento lo hizo en sentido contrario.
Las pacientes que coincidían con sus familiares en una percepción ´positiva´ del trastorno, caracterizada por considerar que las pacientes tenían control sobre el mismo y que siguiendo un tratamiento se recuperarían, presentaban mejores resultados en salud.
Percepción negativa
Por el contrario, las que coincidían en una percepción "negativa", asociaban un elevado número de síntomas, consideraban que iba a ser crónica, con graves consecuencias y tenían una elevada representación emocional presentaban mayores niveles de ansiedad y depresión y peor adaptación en distintas áreas psicosociales.
Del mismo modo, utilizar estrategias de evitar afrontar determinadas cuestiones, como la autoculpa, hizo que las pacientes obtuvieran peores resultados en salud, frente a las que utilizaron estrategias aproximativas, como los pensamientos positivos.
En cuanto al apoyo social, los proveedores reales de apoyo mencionados con más frecuencia por estas pacientes son la madre, la pareja y los profesionales de la salud. De todos ellos, la madre resultó ser el proveedor que más acciones de apoyo realizó. Muestran niveles elevados de satisfacción con el apoyo que perciben, y reciben más acciones de apoyo de tipo informativo que emocional e instrumental.
Este trabajo abre una nueva línea de investigación e intervención en el tratamiento de los TCA, y destaca la importancia de las creencias que tienen estas pacientes y sus familiares sobre el trastorno para su recuperación, así como la necesidad de modificar las estrategias de afrontamiento que utilizan estas pacientes para manejar su enfermedad, según indicaron las mismas fuentes.
Fuente: Diario Crítico, Valencia
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