Según el equipo responsable de este hallazgo, aún no se ha podido avanzar en el tratamiento para humanos, pero destacaron que estudiarán su futura aplicación en el hombre.

Esta nueva alternativa presenta una diferencia con los anteriores tratamientos de supresión de respuesta inmunológica, ya que no se basa en productos farmacéuticos químicos, sino en una terapia celular personalizada que emplea las propias células del cuerpo para suprimir la respuesta inmunológica.
Básicamente esta terapia se compone de dos proteínas fusionadas artificialmente en el laboratorio y que en circunstancias normales actuarían como estimulante del sistema inmunológico. Pero en su forma fusionada, consiguen revertirse a sí mismas.
El doctor Jacques Galipeau de Hospital Lady Davis, director del equipo de investigación, afirma que metafóricamente se ha creado una “quimera” (animal mitológico que tienen la cabeza de un águila y el cuerpo de un león), es decir, una nueva proteína, fruto de la fusión de las otras dos y que tiene un efecto biológico totalmente inesperado. Ese efecto convierte células B -forma común de células responsables de dar respuesta inmunológica-, en poderosas células eliminadoras de respuesta, similares a las células T.
Una de las novedades que aporta el tratamiento según sus descubridores es que al tratarse de un supresor de la respuesta inmune, también podría ser eficaz frente a otros trastornos autoinmunes, como la enfermedad de Crohn, el lupus y la artritis. También se ha pensado que podría estudiarse su aplicación para controlar la respuesta inmune en los pacientes de transplantes de órganos.
Hasta el momento, los investigadores no detectaron efectos secundarios en los roedores, que respondieron a la cura desde la primera dosis y comienzan a imaginarse frente al reto de alcanzar el tratamiento humano.
Para que esto llegara a ser posible en un futuro tendrían que lograr extraer células B del paciente, y de tratarlas en el laboratorio con GIFT 15. Las células transformadas volverían a ser donadas al paciente. Pero según detallaron los científicos, aún no cuentan con la financiación adecuada para asumir semejante desafío.
Fuente: El Cisne
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