
Los alumnos con necesidades educativas especiales, que deberían ser los que tuvieran más facilidades, se encuentran —ellos o sus familias— con multitud de problemas para poderse integrar en el aula. El más acuciante es la falta de de un educador de apoyo que les atienda en condiciones.
Casos recientes y en primera persona como el de Richard, un niño con síndrome de Down de Llíria, o el de la joven de 12 años de Mislata, con síndrome de Asperger, han puesto la lupa sobre la deficiente atención que padecen por parte del sistema educativo. En ambos casos, sus padres han acabado recurriendo contra la Generalitat.
«Para matricularlos no hay muchos problemas. La escolaridad la tienen garantizada. Las dificultades vienen luego, cuando faltan medios y personas en el colegio y, también, cuando se les intenta derivar a centros específicos, sobre todo, en el paso de la educación Primaria a la Secundaria para que no realicen la Secundaria integrada», observa a Levante-EMV Mateo Sansegundo, responsable de la Comisión de Educación del Comité Español de Representantes de Minusválidos (Cermi) en Valencia y representante de Asindown.
Son niños o jóvenes que necesitan educadores y personal adicional: desde fisioterapeutas a enfermeros. «Pero la Conselleria de Educación, de "motu propio", no los pone nunca», se queja el portavoz del Cermi. Ni siquiera en los casos más imprescindibles, como son los educadores de apoyo.
Estas carencias las sufren todos, incluidos los compañeros de clases del alumno con alguna minusvalía y los profesores.
En el caso del instituto La Morería de Mislata, en donde está matriculado la niña con síndrome de Asperger, la dirección aseguró a este diario que había realizado todas las gestiones para que la conselleria mandara al educador. «Los profesores se han volcado en la niña pero necesita un profesor de apoyo que esté constantemente encima de ella ya que no sabemos muy bien cómo actuar ante una crisis», lamentaron.
Educación se suele escudar en que no puede contar con tantos educadores porque Función Pública no los concede, pero esta situación se repite desde hace más de diez años y se sabe de estas necesidades, explicó Sansegundo.
La de personal no es la única fractura en la atención de estos alumnos. Muchos centros no están adecuados —aunque se suele solucionar cuando se pide que se adapten con la llegada de un niño con minusvalía—ni reúnen las condiciones para sus problemas físicos: no hay ascensores para subir en silla de ruedas, tienen que padecer traslados larguísimos de un pueblo a otro, con mucho tiempo de autobús y auténticos madrugones, ya que se les recoge por la mañana y no llegan a casa hasta la tarde.
Este es el caso del niño de Llíria. Educación quiere que esté escolarizado en un centro especial de Cheste, cuando tiene dificultades para respirar. Ante la imposibilidad de disponer de un profesor en casa, sus padres reclaman que esté en un colegio ordinario de su localidad. Ante esta situación, desde el Cermi exigen campañas de sensibilización para la integración de estos escolares y que se explique las ventajas de que estén integrados en los centros.
Sus familias también reivindican contar con un representante en el Consejo Escolar Valenciano donde se podrían analizar estas cuestiones con la voces de los afectados.
Fuente: Maite Ducajú para levante-emv.com /Valencia, España
No hay comentarios:
Publicar un comentario