
El "síndrome del cuidador quemado", que implica una serie de consecuencias negativas como los problemas de salud física, psíquica y la alteración de la vida social y laboral, afecta al 85% de los cuidadores. Este dato aparece en el volumen 28 de la Colección de Estudios Sociales de la Fundación La Caixa "El cuidado de las personas: Un reto para el siglo XXI".
Las autoras aprovecharon el acto de presentación del estudio para incidir en la necesidad de una serie de programas de apoyo que se demandan y que son necesarios para poder hacer frente a "los efectos y las consecuencias negativas del cuidado". "También hay consecuencias positivas, pero son la inmensa minoría", apostilló una de ellas.
Algunas de estas consecuencias negativas sobre las que se inciden son los efectos sobre la salud, entre los que destacan el estrés, la alteración del sueño o un mayor consumo de fármacos; las consecuencias socioeconómicas, que inciden en el aumento de los gastos familiares o la pérdida del empleo femenino; los problemas psicológicos y psicosociales, en los que se encuentra la ansiedad, la depresión o la falta de libertad; y los efectos relacionales y familiares, que provocan conflictos de pareja y disminución de la vida social del cuidador.
La directora del estudio, Constanza Tobío, advirtió de las carencias del sistema de dependencia, que avanza hacia "un modelo que no mira al futuro y mantiene la desigualdad de género".
En este sentido, explicó que el estudio refleja que son las mujeres las que cargan con el peso de la dependencia en España.
El perfil del cuidador de personas dependientes en España es una mujer (en el 83% de los casos), casada, con estudios primarios, sin ocupación remunerada y, en un 40% de los casos, la hija del afectado. Además, en un 77,2% de los casos realiza un cuidado permanente.
La incorporación de las mujeres al mundo laboral y el gran aumento de la esperanza de vida son los dos principales factores que destaca el estudio y que obligan a exigir "un nuevo modelo de cuidado que supere el papel tradicional de la familia y de la mujer como trabajadora". Para ello es necesario "habilitar infraestructuras y servicios de apoyo profesional, que en la actualidad son deficitarios", indicó Tobío. Las cifras reflejan que los índices de cobertura de servicios de atención a domicilio o residencias no llegan al 5% y en los centros de día apenas se sitúa en el 0,8%. A la falta de recursos para la atención se añade la tendencia tradicional al cuidado familiar, que provoca que "las ayudas económicas de la Ley de Dependencia para las familias supongan el 51% de las prestaciones", apuntó.
El estudio pone de manifiesto, tal y como explicaron sus autores, "el lento discurrir de la aplicación de las políticas que permitan pasar de un modelo de cuidado tradicional a un nuevo modelo en el que el Estado asuma un importante papel en la provisión de cuidados y estos sean desempeñados por agentes profesionales". También lamentaron que este paso no se lleve a cabo con todos los recursos necesarios y criticaron "la distribución desigual de recursos entre diferentes territorios, falta de coordinación en políticas sociales entre comunidades, la ausencia de una red de servicios articulada y las dificultades de conciliación laboral y familiar".
Fuente: www.consumer.es
1 comentario:
Si, lo entiendo muy bien.
Lo pase con mi padre.
Muchas grcias
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