
Los fármacos opiáceos recetados son muy efectivos cuando se usan adecuadamente, pero su consumo sin receta médica está aumentando entre los adolescentes y los jóvenes en Estados Unidos.
Para los autores, estos resultados sugieren que habría que identificar cuáles de los jóvenes necesitan tratamiento analgésico y cuáles deberían recibir un tratamiento contra el abuso de sustancias.
En el 2006, según la Encuesta Nacional sobre Consumo de Drogas y Salud, más personas de mayores de 12 años comenzaron a usar opiáceos no recetados que marihuana o cocaína.
El equipo del doctor Sean Esteban McCabe, de la University of Michigan, en Ann Arbor, le pidió a más de 12.000 alumnos del último año de colegios secundarios públicos y privados del país que respondieran cuestionarios entre el 2002 y el 2006.
Según publica Archives of Pediatric & Adolescent Medicine, más de uno de cada 10 alumnos (el 12 por ciento) había consumido fármacos opiáceos sin receta el año previo y casi la mitad de esos consumidores mencionaron "alivio del dolor físico" como una motivación importante.
Para casi el 6 por ciento de los estudiantes usuarios de opiáceos, el alivio del dolor fue el único motivo. A diferencia de los adolescentes con otros motivos, los que sólo necesitaban analgesia tenían un menor nivel de riesgo de beber alcohol en exceso o consumir otras drogas.
"Los adolescentes tienen una gran cantidad de motivos para consumir opiáceos de venta bajo receta sin indicación médica y esos motivos deberían considerarse cuidadosamente para reducir esa conducta", dijo McCabe a Reuters Health.
La mayoría de los estudios previos no habían tratado de distinguir entre niños que consumen los fármacos como forma de automedicarse contra el dolor y los que los usan por otras causas, como la drogadicción.
McCabe destacó que más del 70 por ciento de los adolescentes que mencionaron el alivio del dolor físico como uno de los motivos del consumo de opiáceos sin receta, alguna vez había recibido la indicación médica de hacerlo.
Otros estudios habían hallado que casi el 40 por ciento de esos usuarios de opiáceos sin indicación médica que cursaban el duodécimo grado de la escuela obtuvieron los fármacos con una de sus recetas antiguas.
En otras palabras, esos adolescentes sintieron dolor en algún momento que pudieron controlar con los opiáceos y quizás su dolor seguía sin un adecuado control.
Es posible, dijo McCabe, que el manejo adecuado del dolor y el seguimiento cuidadoso a cargo de un médico y de los padres permita reducir en los adolescentes el consumo sin indicación médica de opiáceos de venta bajo receta.
Fuente:Journal of Pediatric & Adolescent Medicine, agosto del 2009
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