La infancia no siempre es ese estado de feliz inconsciencia. Una provocadora investigación de la Universidad de Washington concluye que la depresión es un problema real en los más pequeños, en niños entre los 3 y los 6 años. Realizado con el apoyo del Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos, es el primer estudio que demuestra que la depresión también es un trastorno crónico en la primera infancia. Los detalles se publican en la revista especializada «Archives of General Psychiatry».

Otros trabajos previos habían sugerido que los trastornos depresivos podían afectar al 2 por ciento de los preescolares de Estados Unidos. Pero no estaba claro si se trataba de un problema pasajero o una condición similar a la que sufren adolescentes y adultos. «Se pensaba que un niño de menos de 6 años era emocionalmente inmaduro para sentirse deprimido. Ahora sabemos que debemos estar atentos a las señales desde la edad preescolar», escribe en su artículo la psiquiatra Joan Luby. autora principal de la investigación.
Su equipo siguió a más de 200 alumnos de educación infantil, entre los 3 y 6 años, durante más de dos años. De ellos, 75 tenían un diagnóstico previo de depresión y 79 de ansiedad. Los investigadores les sometieron a cuatro exámenes de salud mental durante el estudio y realizaron entrevistas a sus cuidadores.
Comprobaron que el 40% de los chicos diagnosticados seguían deprimidos dos años después.
Los trastornos depresivos fueron más habituales en niños con padres depresivos o con alguna experiencia traumática. Aunque no es una condición indispensable. La depresión es una enfermedad física que produce cambios químicos en el cerebro que pueden afectar a niños sin traumas, con una vida feliz.
Niños que parecen siempre tristes, incluso cuando juegan o son incapaces de librarse de la culpa cuando han roto un simple vaso podrían esconder un diagnóstico de depresión.
A Javier San Sebastián, responsable de la Unidad de Psiquiatría Infantil del Ramón y Cajal de Madrid, la conclusión de la investigación estadounidense no le sorprende: «La depresión infantil es más común a partir de los 8 años y en la adolescencia, pero también existe a edades más tempranas.
El problema es diagnosticarla. Se enmascara con síntomas físicos -dolores de cabeza, falta de apetito...- o de conducta, con problemas de comportamiento o escolares. Si no se identifica y se actúa, la depresión puede dejar una huella en su desarrollo».
Fuente: ABC.es
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