Crear una segunda familia para los niños que residen en centros de acogida. Éste es el objetivo del programa "Amigos para siempre", llevada a cabo por la Fundación Soñar Despierto.
Grupos de voluntarios visitan a los menores y organizan actividades formativas, culturales y lúdicas, que ayudan a crear fuertes vínculos de amistad. El voluntario se convierte en el hermano mayor del pequeño, para quien es un referente social y "un amigo que le acompaña durante un largo periodo de su desarrollo".
Grupos de voluntarios visitan a los menores y organizan actividades formativas, culturales y lúdicas, que ayudan a crear fuertes vínculos de amistad. El voluntario se convierte en el hermano mayor del pequeño, para quien es un referente social y "un amigo que le acompaña durante un largo periodo de su desarrollo".
Es un proyecto educativo para ayudar a niños con familias desestructuradas "a salir adelante en el entorno en que se ven inmersos -explica la entidad-. Queremos ofrecerles la posibilidad de optar por un futuro mejor". Para ello, les acompañan y apoyan en su formación y buscan los recursos necesarios para su integración social.
El presidente de la Fundación Soñar Despierto, David Hernández, explica que este acompañamiento continuado supone "una infinidad de cosas". Los niños, a menudo, se sienten abandonados, de manera que el hecho de que alguien les dedique su tiempo libre de forma voluntaria "ya tiene un valor enorme para ellos".
Se consideran especiales y aprenden que pueden contar con una persona adulta para hablar, compartir dudas y cualquier otra cuestión que requiera su ayuda. A la vez, consiguen nuevos referentes sociales en quienes fijarse para salir adelante y que les transmiten valores positivos. "Si comparten su tiempo con alguien que estudia o ha estudiado, que sale adelante porque se dedica a algo que le gusta, los niños aprenden nuevos caminos que seguir. Les da esperanza y se aferran a nuevos modelos que son positivos", precisa Hernández.
El presidente de la Fundación Soñar Despierto, David Hernández, explica que este acompañamiento continuado supone "una infinidad de cosas". Los niños, a menudo, se sienten abandonados, de manera que el hecho de que alguien les dedique su tiempo libre de forma voluntaria "ya tiene un valor enorme para ellos".
Se consideran especiales y aprenden que pueden contar con una persona adulta para hablar, compartir dudas y cualquier otra cuestión que requiera su ayuda. A la vez, consiguen nuevos referentes sociales en quienes fijarse para salir adelante y que les transmiten valores positivos. "Si comparten su tiempo con alguien que estudia o ha estudiado, que sale adelante porque se dedica a algo que le gusta, los niños aprenden nuevos caminos que seguir. Les da esperanza y se aferran a nuevos modelos que son positivos", precisa Hernández.
Compromiso de los voluntarios
Trabajar con niños exige dedicación y una mayor sensibilidad, si cabe, que el trabajo voluntario en otras áreas. Quienes se comprometen con esta tarea deben cumplir con las visitas previstas, avisar con antelación si no será posible y, sobre todo, garantizar su compromiso con la Fundación, al menos, durante un año.
Trabajar con niños exige dedicación y una mayor sensibilidad, si cabe, que el trabajo voluntario en otras áreas. Quienes se comprometen con esta tarea deben cumplir con las visitas previstas, avisar con antelación si no será posible y, sobre todo, garantizar su compromiso con la Fundación, al menos, durante un año.
El objetivo es que los menores no sientan un nuevo abandono, sino que, al contrario, ambos, niño y voluntario, se conviertan en una pequeña familia. "Surgen lazos de amistad que pueden durar toda la vida del voluntario y del niño. Se apoyan y enriquecen mutuamente", señala el presidente de la Fundación.
Los voluntarios aseguran "recibir mucho más de lo que dan". "Los niños les dan algo no tangible, pero que les llena", subraya David Hernández. Regalan de manera natural algo que, de otro modo, los niños y jóvenes a quienes acompañan no tendrían.
Los voluntarios aseguran "recibir mucho más de lo que dan". "Los niños les dan algo no tangible, pero que les llena", subraya David Hernández. Regalan de manera natural algo que, de otro modo, los niños y jóvenes a quienes acompañan no tendrían.
De beneficiario a voluntario
La respuesta por parte de los menores que cuentan con la ayuda de un voluntario es tan buena, que en ocasiones ellos mismos se convierten en "hermanos mayores" que acompañan a otros niños y jóvenes. Para David Hernández, "esto es un buen indicador de que hacemos un buen trabajo".
Cuando un joven que ha participado en estos programas pide colaborar, una vez que sale del centro, indica que a él le ha beneficiado y, a partir de ese momento, quiere aportar lo aprendido a otros menores que crecen en las mismas condiciones que él. "Esto significa que la cadena funciona y se retroalimenta, que todo lo que damos tiene un efecto multiplicador. Por eso es tan importante dar lo mejor de uno mismo a nuestro entorno", resalta Hernández.
La respuesta por parte de los menores que cuentan con la ayuda de un voluntario es tan buena, que en ocasiones ellos mismos se convierten en "hermanos mayores" que acompañan a otros niños y jóvenes. Para David Hernández, "esto es un buen indicador de que hacemos un buen trabajo".
Cuando un joven que ha participado en estos programas pide colaborar, una vez que sale del centro, indica que a él le ha beneficiado y, a partir de ese momento, quiere aportar lo aprendido a otros menores que crecen en las mismas condiciones que él. "Esto significa que la cadena funciona y se retroalimenta, que todo lo que damos tiene un efecto multiplicador. Por eso es tan importante dar lo mejor de uno mismo a nuestro entorno", resalta Hernández.
El valor de la amistad
El programa "Amigos para siempre" se asienta en el voluntariado, pero se realiza gracias a una herramienta: la amistad. El pilar del programa es el vínculo afectivo que se crea entre el voluntario y el menor. En opinión de David Hernández, "de éste surgen muchas otras cosas como la complicidad, la confianza en los demás, aprender a dar sin esperar o a recibir del otro".
La generosidad, la justicia, la solidaridad, la amistad, el respeto, la dignidad, la responsabilidad y el pluralismo en la sociedad son los valores pilares de los proyectos de la entidad, "que creemos -concluye el presidente- que están en todo el trabajo de Soñar Despierto".
El programa "Amigos para siempre" se asienta en el voluntariado, pero se realiza gracias a una herramienta: la amistad. El pilar del programa es el vínculo afectivo que se crea entre el voluntario y el menor. En opinión de David Hernández, "de éste surgen muchas otras cosas como la complicidad, la confianza en los demás, aprender a dar sin esperar o a recibir del otro".
La generosidad, la justicia, la solidaridad, la amistad, el respeto, la dignidad, la responsabilidad y el pluralismo en la sociedad son los valores pilares de los proyectos de la entidad, "que creemos -concluye el presidente- que están en todo el trabajo de Soñar Despierto".
Fuente: consumer.es
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