Cada año se detectan más casos, pero el número de fallecidas desciende gracias a los avances médicos y al diagnóstico precoz.
Con mucha frecuencia se oye o lee información esperanzadora sobre el cáncer de mama: nuevos avances diagnósticos, nuevos tratamientos, mayor conocimiento del mal y adelantos de la investigación genética que, sin duda, permiten que cada día aumente el número de mujeres libres de la enfermedad o de recaídas tras el tratamiento. A pesar de ello, el cáncer de mama sigue representando un serio problema de salud pues, cada año, más de 5.000 mujeres fallecen por su causa y aparecen unos 15.000 nuevos casos de este tumor entre las mujeres españolas.
Otro tipo de tumor mamario, aunque poco corriente, es el carcinoma inflamatorio. Agresivo y de rápido crecimiento, se caracteriza por un enrojecimiento de la piel de la mama, un aumento de su temperatura y la aparición de arrugas, piel gruesa y granulosa parecida a la piel de naranja, debido a la falta de drenaje linfático provocado por el mismo tumor.
Factores de riesgo
No hay una causa clara que determine la aparición de un cáncer de mama, pero sí se conocen algunos aspectos que aumentan las posibilidades de padecerlo, lo que se conoce por factores de riesgo. Entre los agentes intrínsecos más conocidos, aunque algunos controvertidos, se encuentran:
El sexo: el cáncer de mama afecta principalmente a mujeres; aunque no es imposible en hombres sí es poco probable.
La edad: una edad avanzada conlleva mayor riesgo de desarrollar la enfermedad. Cerca del 60% de los tumores de mama afectan a mujeres mayores de 60 años y el porcentaje todavía aumenta más a partir de los 75 años.
La genética: los últimos años se han identificado dos genes relacionados, BRCA1 y BRCA2. Cuando estos sufren una mutación existe una mayor posibilidad de padecer un cáncer de mama. Hay familias portadoras de estas mutaciones, lo que aumenta considerablemente el riesgo de padecer un cáncer de mama, que algunos estudios sitúan entre un 50% y un 80%. A estos genes se le añaden otros que combinados entre sí pueden acrecentar el riesgo como es el caso del BARD1, un gen hallado en ciertas poblaciones europeas, que cuando se combina con el BRCA2 aumenta aún más la probabilidad. No obstante, ser portadora de estos genes no significa desarrollar un cáncer de mama con toda seguridad. Sólo entre un 5% y un 10% de los cánceres de mama son de origen hereditario.
Los antecedentes familiares: al margen de mutaciones identificadas, cuando un familiar de primer grado (madre, hija o hermana) ha sufrido un cáncer de mama, aumenta entre el 20% y el 30% el riesgo de desarrollar la enfermedad.
Los antecedentes personales: haber padecido un cáncer de mama aumenta el riesgo de padecer otro en la misma mama o en la otra. Respecto a la enfermedad benigna de la mama, parece que puede aumentar el riesgo de cáncer en algunos casos.
El grupo étnico: según se ha observado, las mujeres caucásicas tienen mayor riesgo de padecer un cáncer de mama.
Los factores hormonales: las mujeres que tuvieron la primera menstruación en edad temprana (antes de los 12 años) o la menopausia en edad tardía (mayores de 55 años) tienen más riesgo de padecer esta enfermedad. Las mujeres que no han tenido embarazos ni hijos biológicos (nulíparas) o los han tenido tarde (mayores de 30 años) también tienen mayor riesgo. La lactancia materna que se suponía protectora frente al cáncer de mama, hoy por hoy, no está identificada como tal. Se cree que los beneficios son atribuibles al propio embarazo. El aborto, sea espontáneo o voluntario, no se ha relacionado con un mayor riesgo de cáncer de mama. En relación a la Terapia Hormonal Sustitutiva (THS) para aliviar los síntomas de la menopausia, genera cierta controversia. Los estudios científicos no son del todo concluyentes, pero es probable que la THS, utilizada durante años, pueda aumentar el riesgo de sufrir cáncer de mama. De la misma manera, el uso prolongado de anticonceptivos, también suscita cierta polémica. Hay estudios científicos que afirman no haber demostrado que haya ninguna relación con el cáncer de mama, mientras que otros sugieren algún vínculo.
Los factores ambientales: algunas investigaciones señalan que no todas las poblaciones muestran la misma susceptibilidad ante el cáncer de mama. Esto se puede deber a la suma de variantes genéticas y a factores ambientales. El hecho de que el cáncer de mama sea más frecuente en pacientes de clase social alta, más en zonas urbanas que rurales, y haya mayor incidencia en aquellos países donde el ritmo de vida es parecido al del mundo occidental puede apoyar esta idea. Temas como la dieta o la detección de alimentos que pueden proteger o aumentar el riesgo de cáncer de mama han sido muy discutidos, aunque sí parece estar relacionado con un mayor riesgo de padecer un cáncer de mama el exceso de peso. El papel de las dietas ricas en grasas o del tabaco en principio queda claro, aunque todavía no se conoce exactamente el motivo o mecanismo. El consumo de alcohol durante años y en grandes cantidades está claramente relacionado con un elevado riesgo de padecer este y otro tipo de cáncer.
Hay otros factores que hay que tener en cuenta y que aumentan el riesgo a sufrir un cáncer de mama, como por ejemplo el tratamiento de radioterapia en el área torácica recibido por mujeres antes de los 30 años. A menor edad, mayor es el riesgo. Las mujeres que tienen las mamas más densas también tienen un mayor riesgo. Pero no se ha identificado relación con el tamaño de las mamas.
Con mucha frecuencia se oye o lee información esperanzadora sobre el cáncer de mama: nuevos avances diagnósticos, nuevos tratamientos, mayor conocimiento del mal y adelantos de la investigación genética que, sin duda, permiten que cada día aumente el número de mujeres libres de la enfermedad o de recaídas tras el tratamiento. A pesar de ello, el cáncer de mama sigue representando un serio problema de salud pues, cada año, más de 5.000 mujeres fallecen por su causa y aparecen unos 15.000 nuevos casos de este tumor entre las mujeres españolas.
Cáncer con esperanza
En un día como hoy, el Día Internacional del Cáncer de Mama, todas las miradas apuntan a una sola dirección: este mal y quienes lo sufren. Los expertos recuerdan que se trata del tumor más habitual entre las mujeres españolas (afecta aproximadamente a entre un 20% y un 25% de la población femenina), es la primera causa de muerte por cáncer en España y el tumor maligno más frecuente en el mundo después del cáncer de pulmón.
En un día como hoy, el Día Internacional del Cáncer de Mama, todas las miradas apuntan a una sola dirección: este mal y quienes lo sufren. Los expertos recuerdan que se trata del tumor más habitual entre las mujeres españolas (afecta aproximadamente a entre un 20% y un 25% de la población femenina), es la primera causa de muerte por cáncer en España y el tumor maligno más frecuente en el mundo después del cáncer de pulmón.
Estos datos sitúan y mantienen al cáncer de mama, desde hace años, en el primer lugar entre los tumores que padece la población femenina española. Estas cifras han sufrido cambios en los últimos tiempos que hay que valorar muy positivamente: cada año el número de casos aumenta y el número de fallecidas desciende. Esto se debe a múltiples causas, entre las que destacan los programas para la detección precoz y los éxitos de tratamientos oncológicos cada vez más eficaces.
Gracias a los avances médicos y a la concienciación de la población española sobre la importancia de un diagnóstico precoz, España se encuentra entre los países europeos con tasas más bajas de cáncer de mama.
Estructura de la mama
La mama es una glándula y su función principal es la producción de la leche materna durante el periodo de lactancia. Su estructura está organizada de acuerdo a esta función principal. La producción de la leche tiene lugar en glándulas de pequeño tamaño (pequeños sacos) que se agrupan para formar lobulillos y estos, a su vez, se agrupan para formar lóbulos de mayor tamaño.
La glándula mamaria sufre muchos cambios a lo largo de la vida de la mujer, durante los ciclos menstruales y durante el embarazo y la lactancia, básicamente debidos a los diferentes niveles de hormonas femeninas. Por todo ello y por su principal función, la mama necesita un gran aporte de oxigeno, función que lleva a cabo una importante red de vasos sanguíneos que trasportan la sangre necesaria a la glándula. Además de estos vasos, la mama tiene una enorme cantidad de vasos linfáticos, los responsables del transporte de la linfa hacia los ganglios linfáticos.
Diferentes fases del tumor
Cuando aparece un cáncer de mama, casi siempre lo hace en el tejido glandular (adenocarcinoma) y más concretamente en los ductos o conductos galactóforos (carcinoma ductal). Las células de las paredes de estos conductos comienzan a multiplicarse de forma descontrolada tras algún mecanismo que lo desencadena. Cuando este crecimiento de células queda contenido entre las paredes de los conductos -primera fase del tumor- se le conoce como carcinoma ductal in situ.
El carcinoma ductal in situ es un tumor muy localizado, en etapas muy tempranas de su desarrollo que, al estar limitado entre las paredes y membranas de los conductos, no se ha extendido a otras zonas ni tiene, por lo general, aún capacidad para invadir los tejidos de su alrededor ni producir metástasis a distancia. Se trata de un carcinoma ductal infiltrante o invasivo cuando las células tumorales son capaces de atravesar la membrana que separa a los conductos de los tejidos que los rodean y se extienden por ellos. Entonces, el tumor crece y entra en contacto con vasos sanguíneos y linfáticos.
En este punto, cuando las células tumorales llegan a los vasos y ganglios linfáticos, aparecen las metástasis ganglionares. Es frecuente su localización en las cadenas de ganglios axilares y por encima de las clavículas. Este tipo de afectación es habitual, pues casi la mitad de las mujeres con un cáncer de mama la tienen en el momento del diagnóstico. A través de estos vasos, las células tumorales pueden viajar a distancia y extender el tumor a otras zonas del cuerpo. Se trata de las llamadas metástasis a distancia. Las más frecuentes son las óseas y las que afectan a órganos como el pulmón, el hígado o el cerebro.
Las metástasis a distancia en el cáncer de mama suelen aparecer cuando se sufre una recaída, en años posteriores al diagnóstico y, por lo tanto, tras haber realizado tratamiento, o en aquellos tumores sin diagnosticar que llevan mucho tiempo de evolución y están muy avanzados localmente. Encontrar este tipo de metástasis en el momento del diagnóstico es poco frecuente.
Otro tipo de cáncer de mama que aparece en los lobulillos o lóbulos de la glándula mamaria, y no en los conductos, es el llamado carcinoma lobular. Cuando se halla localizado sólo en los lóbulos se denomina carcinoma lobular in situ; cuando se extiende a tejidos cercanos recibe el nombre de carcinoma lobular infiltrante o invasivo, aunque no es usual que esto suceda. Una vez producido un carcinoma lobular infiltrante o invasivo, puede desarrollar metástasis como en el caso del carcinoma ductal.Gracias a los avances médicos y a la concienciación de la población española sobre la importancia de un diagnóstico precoz, España se encuentra entre los países europeos con tasas más bajas de cáncer de mama.
Estructura de la mama
La mama es una glándula y su función principal es la producción de la leche materna durante el periodo de lactancia. Su estructura está organizada de acuerdo a esta función principal. La producción de la leche tiene lugar en glándulas de pequeño tamaño (pequeños sacos) que se agrupan para formar lobulillos y estos, a su vez, se agrupan para formar lóbulos de mayor tamaño.
La glándula mamaria sufre muchos cambios a lo largo de la vida de la mujer, durante los ciclos menstruales y durante el embarazo y la lactancia, básicamente debidos a los diferentes niveles de hormonas femeninas. Por todo ello y por su principal función, la mama necesita un gran aporte de oxigeno, función que lleva a cabo una importante red de vasos sanguíneos que trasportan la sangre necesaria a la glándula. Además de estos vasos, la mama tiene una enorme cantidad de vasos linfáticos, los responsables del transporte de la linfa hacia los ganglios linfáticos.
Diferentes fases del tumor
Cuando aparece un cáncer de mama, casi siempre lo hace en el tejido glandular (adenocarcinoma) y más concretamente en los ductos o conductos galactóforos (carcinoma ductal). Las células de las paredes de estos conductos comienzan a multiplicarse de forma descontrolada tras algún mecanismo que lo desencadena. Cuando este crecimiento de células queda contenido entre las paredes de los conductos -primera fase del tumor- se le conoce como carcinoma ductal in situ.
El carcinoma ductal in situ es un tumor muy localizado, en etapas muy tempranas de su desarrollo que, al estar limitado entre las paredes y membranas de los conductos, no se ha extendido a otras zonas ni tiene, por lo general, aún capacidad para invadir los tejidos de su alrededor ni producir metástasis a distancia. Se trata de un carcinoma ductal infiltrante o invasivo cuando las células tumorales son capaces de atravesar la membrana que separa a los conductos de los tejidos que los rodean y se extienden por ellos. Entonces, el tumor crece y entra en contacto con vasos sanguíneos y linfáticos.
En este punto, cuando las células tumorales llegan a los vasos y ganglios linfáticos, aparecen las metástasis ganglionares. Es frecuente su localización en las cadenas de ganglios axilares y por encima de las clavículas. Este tipo de afectación es habitual, pues casi la mitad de las mujeres con un cáncer de mama la tienen en el momento del diagnóstico. A través de estos vasos, las células tumorales pueden viajar a distancia y extender el tumor a otras zonas del cuerpo. Se trata de las llamadas metástasis a distancia. Las más frecuentes son las óseas y las que afectan a órganos como el pulmón, el hígado o el cerebro.
Las metástasis a distancia en el cáncer de mama suelen aparecer cuando se sufre una recaída, en años posteriores al diagnóstico y, por lo tanto, tras haber realizado tratamiento, o en aquellos tumores sin diagnosticar que llevan mucho tiempo de evolución y están muy avanzados localmente. Encontrar este tipo de metástasis en el momento del diagnóstico es poco frecuente.
Otro tipo de tumor mamario, aunque poco corriente, es el carcinoma inflamatorio. Agresivo y de rápido crecimiento, se caracteriza por un enrojecimiento de la piel de la mama, un aumento de su temperatura y la aparición de arrugas, piel gruesa y granulosa parecida a la piel de naranja, debido a la falta de drenaje linfático provocado por el mismo tumor.
Factores de riesgo
No hay una causa clara que determine la aparición de un cáncer de mama, pero sí se conocen algunos aspectos que aumentan las posibilidades de padecerlo, lo que se conoce por factores de riesgo. Entre los agentes intrínsecos más conocidos, aunque algunos controvertidos, se encuentran:
El sexo: el cáncer de mama afecta principalmente a mujeres; aunque no es imposible en hombres sí es poco probable.
La edad: una edad avanzada conlleva mayor riesgo de desarrollar la enfermedad. Cerca del 60% de los tumores de mama afectan a mujeres mayores de 60 años y el porcentaje todavía aumenta más a partir de los 75 años.
La genética: los últimos años se han identificado dos genes relacionados, BRCA1 y BRCA2. Cuando estos sufren una mutación existe una mayor posibilidad de padecer un cáncer de mama. Hay familias portadoras de estas mutaciones, lo que aumenta considerablemente el riesgo de padecer un cáncer de mama, que algunos estudios sitúan entre un 50% y un 80%. A estos genes se le añaden otros que combinados entre sí pueden acrecentar el riesgo como es el caso del BARD1, un gen hallado en ciertas poblaciones europeas, que cuando se combina con el BRCA2 aumenta aún más la probabilidad. No obstante, ser portadora de estos genes no significa desarrollar un cáncer de mama con toda seguridad. Sólo entre un 5% y un 10% de los cánceres de mama son de origen hereditario.
Los antecedentes familiares: al margen de mutaciones identificadas, cuando un familiar de primer grado (madre, hija o hermana) ha sufrido un cáncer de mama, aumenta entre el 20% y el 30% el riesgo de desarrollar la enfermedad.
Los antecedentes personales: haber padecido un cáncer de mama aumenta el riesgo de padecer otro en la misma mama o en la otra. Respecto a la enfermedad benigna de la mama, parece que puede aumentar el riesgo de cáncer en algunos casos.
El grupo étnico: según se ha observado, las mujeres caucásicas tienen mayor riesgo de padecer un cáncer de mama.
Los factores hormonales: las mujeres que tuvieron la primera menstruación en edad temprana (antes de los 12 años) o la menopausia en edad tardía (mayores de 55 años) tienen más riesgo de padecer esta enfermedad. Las mujeres que no han tenido embarazos ni hijos biológicos (nulíparas) o los han tenido tarde (mayores de 30 años) también tienen mayor riesgo. La lactancia materna que se suponía protectora frente al cáncer de mama, hoy por hoy, no está identificada como tal. Se cree que los beneficios son atribuibles al propio embarazo. El aborto, sea espontáneo o voluntario, no se ha relacionado con un mayor riesgo de cáncer de mama. En relación a la Terapia Hormonal Sustitutiva (THS) para aliviar los síntomas de la menopausia, genera cierta controversia. Los estudios científicos no son del todo concluyentes, pero es probable que la THS, utilizada durante años, pueda aumentar el riesgo de sufrir cáncer de mama. De la misma manera, el uso prolongado de anticonceptivos, también suscita cierta polémica. Hay estudios científicos que afirman no haber demostrado que haya ninguna relación con el cáncer de mama, mientras que otros sugieren algún vínculo.
Los factores ambientales: algunas investigaciones señalan que no todas las poblaciones muestran la misma susceptibilidad ante el cáncer de mama. Esto se puede deber a la suma de variantes genéticas y a factores ambientales. El hecho de que el cáncer de mama sea más frecuente en pacientes de clase social alta, más en zonas urbanas que rurales, y haya mayor incidencia en aquellos países donde el ritmo de vida es parecido al del mundo occidental puede apoyar esta idea. Temas como la dieta o la detección de alimentos que pueden proteger o aumentar el riesgo de cáncer de mama han sido muy discutidos, aunque sí parece estar relacionado con un mayor riesgo de padecer un cáncer de mama el exceso de peso. El papel de las dietas ricas en grasas o del tabaco en principio queda claro, aunque todavía no se conoce exactamente el motivo o mecanismo. El consumo de alcohol durante años y en grandes cantidades está claramente relacionado con un elevado riesgo de padecer este y otro tipo de cáncer.
Hay otros factores que hay que tener en cuenta y que aumentan el riesgo a sufrir un cáncer de mama, como por ejemplo el tratamiento de radioterapia en el área torácica recibido por mujeres antes de los 30 años. A menor edad, mayor es el riesgo. Las mujeres que tienen las mamas más densas también tienen un mayor riesgo. Pero no se ha identificado relación con el tamaño de las mamas.
PREVENCIÓN Y DIAGNÓSTICO PRECOZ
Algunos factores de riesgo, como los antecedentes familiares, la genética, la edad o el grupo étnico no se pueden evitar. Pero otros pueden tenerse en cuenta para la prevención de esta enfermedad. Los especialistas recomiendan evitar el alcohol y el tabaco, hacer ejercicio de forma moderada y seguir una dieta mediterránea sana, especialmente baja en grasas. Pero, sobre todo, insisten en el papel clave del diagnóstico precoz del cáncer de mama mediante mamografías de cribado en las mujeres asintomáticas.
El cáncer de mama no duele ni produce molestias hasta que no crece, por lo que realizar el diagnóstico antes de que aparezcan síntomas es clave para disminuir la mortalidad y llegar a las cifras de supervivencia de los últimos cinco años, próximas al 90% (cifra más alta que la media europea). En este caso, el tratamiento se instaura en su fase más precoz. Para disminuir la mortalidad, a este diagnóstico se le suman, por supuesto, las terapias utilizadas, mejor aplicadas y optimizadas. Para ello se precisa de una población concienciada de la importancia de las revisiones y del papel fundamental de este cribado.
A pesar de que una prestigiosa revista médica puso en entredicho la utilidad de las mamografías como herramienta de detección precoz de esta enfermedad, los especialistas siguen sosteniendo que su valor diagnóstico es indiscutible hoy por hoy y se traduce claramente en un descenso de la mortalidad. Cuando el cáncer de mama evoluciona pueden aparecer bultos palpables, cambios de forma y tamaño del pecho, retracción o secreción líquida por el pezón.
También puede haber cambios en la piel de la mama o algún bulto en un ganglio (axila, por ejemplo). Es fundamental la autoexploración y que al apreciar alguno de estos cambios, la mujer acuda al médico para que se le haga un diagnóstico correcto lo más rápidamente posible.
El cáncer de mama no duele ni produce molestias hasta que no crece, por lo que realizar el diagnóstico antes de que aparezcan síntomas es clave para disminuir la mortalidad y llegar a las cifras de supervivencia de los últimos cinco años, próximas al 90% (cifra más alta que la media europea). En este caso, el tratamiento se instaura en su fase más precoz. Para disminuir la mortalidad, a este diagnóstico se le suman, por supuesto, las terapias utilizadas, mejor aplicadas y optimizadas. Para ello se precisa de una población concienciada de la importancia de las revisiones y del papel fundamental de este cribado.
A pesar de que una prestigiosa revista médica puso en entredicho la utilidad de las mamografías como herramienta de detección precoz de esta enfermedad, los especialistas siguen sosteniendo que su valor diagnóstico es indiscutible hoy por hoy y se traduce claramente en un descenso de la mortalidad. Cuando el cáncer de mama evoluciona pueden aparecer bultos palpables, cambios de forma y tamaño del pecho, retracción o secreción líquida por el pezón.
También puede haber cambios en la piel de la mama o algún bulto en un ganglio (axila, por ejemplo). Es fundamental la autoexploración y que al apreciar alguno de estos cambios, la mujer acuda al médico para que se le haga un diagnóstico correcto lo más rápidamente posible.
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