Día Mundial de la Diabetes: Está comprobado que las emociones afectan los niveles de glucemia. Por eso, la diabetes originada por las tensiones nerviosas y conflictos emocionales, es la llamada “diabetes emotiva”.
La experiencia con pacientes demuestra que aunque un diabético no haya comido durante más de 15 horas, puede tener una glucosa en sangre arriba de lo normal por haber pasado una situación de angustia, ira o ansiedad. Esto tiene una explicación hormonal muy clara: cada vez que nos ponemos nerviosos sube un neuroquímico llamado adrenalina, y esta sustancia estimula directamente la glándula suprarrenal aumentando el cortisol. Estas dos sustancias normalmente suben el azúcar en la sangre, sacándola del hígado, y así se producirá un cuadro de hiperglucemia en un diabético.
El tratamiento de un diabético, lo mismo que el de un obeso, se basa en la relación médico paciente. Si se establece un equipo de trabajo, cada una de las partes responde con el 50% de la tarea y, por tal motivo, es preciso el pleno compromiso del paciente con el procedimiento. Muchos pacientes llegan a autocontrolarse y, con el tiempo, son sus propios médicos y solo acuden al profesional para actualizar los tratamientos. En este punto, cabe destacar que es fundamental el control emocional para que un paciente logre la autodependencia.
Nutrición y diabetes
La alimentación es clave para una vida sana, en especial para un paciente que sufre de diabetes. Lo que come, en el momento del día que lo come y la cantidad que come, pueden afectar los índices de glucosa en su cuerpo. Es por eso que el paciente diabético debe tener una dieta especial, que incluya un listado de alimentos que pueda consumir y de aquellos a evitar.
De este modo, es necesario que suspenda el consumo de todo tipo de harinas refinadas de trigo, azúcares, arroz blanco, papa y avena. También debe eliminar la miel en cualquiera de sus formas. Se apunta a que incorpore hidratos de absorción muy lenta como el arroz integral, el grano de trigo entero y el grano de avena.
Si come un plato de pastas, es mejor que esté mezclado con verduras de hojas verdes para que en el estómago se promueva un enlentecimiento de la digestión de la pasta y así, la insulina suba lentamente y no se produzca la hipoglucemia. Con todo, lo ideal es descartar las pastas y optar por un menú a base de carne, pescado, pollo, vegetales verdes, rojos y anaranjados, huevos, lácteos, frutas con cáscara y legumbres (lentejas, garbanzos, porotos y arvejas).
Por otra parte, un paciente diabético tiene que hacer un balance entre lo que ingiere y lo que gasta, porque es fundamental para él mantener un peso y un índice de masa corporal normal.
Dentro de los hábitos alimentarios saludables, podemos decir que si una persona come pescado de 3 a 5 veces por semana (no frito) y disminuye la ingesta de harinas, azúcares, papa y arroz, puede prevenir la obesidad y la diabetes del adulto.
La nueva droga
Existe una droga que tiene la indicación precisa de controlar el azúcar en la sangre según sus variaciones. Se llama Liraglutide, se aplica de forma inyectable y consigue dos cosas: normalizar el azúcar en la sangre cada vez que está alta (diabetes) y, por otro lado, producir un efecto de saciedad, es decir, que logra que se coman menos cantidades de alimentos porque cierra el esfínter gástrico que comunica el estómago con el intestino delgado. En pocas palabras, podría decirse que el Liraglutide le dice al cuerpo que produzca más insulina, y al cerebro que deje de comer. Por estas dos acciones favorece la pérdida de peso, dado que el paciente come menos cantidad y, además, disminuye las complicaciones de la diabetes.
Otra ventaja es que no produce hipoglucemia (azúcar baja en sangre) a diferencia de la insulina, ya que sólo modula el azúcar en la sangre cuando está alta pero nunca la lleva a niveles inferiores. Esta droga está indicada en pacientes con diabetes no insulino dependiente de tipo II, y no se usa en la diabetes tipo I. El Liraglutide se indica médicamente a un paciente que ya aprendió a elegir alimentos libres de grasas y puede controlar su compulsión por los hidratos.
Autor: Doctora María Alejandra Rodríguez Zía MN 70.787
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