Pero ante la ausencia de moretones detectables, los pediatras, maestros y familiares quizás tengan problemas para reconocer éstas y otras formas de abuso psicológico. No solo no hay cicatrices físicas obvias, sino que tampoco hay una definición universalmente aceptada de qué constituye el maltrato psicológico de los niños, y puede existir una frontera muy fina entre un estilo de crianza no demasiado bueno y el abuso en sí, señalan los expertos.
"El mensaje principal para los profesionales clínicos infantiles y las personas que trabajan con niños es que el maltrato psicológico puede ser igual de nocivo que otros tipos de maltrato", enfatizó la coautora del informe, la Dra. Harriet MacMillan, profesora de los departamentos de psiquiatría, neurociencias conductuales y pediatría de la Universidad de McMaster en Ontario, Canadá.
"Sabemos que la exposición a otros tipos de maltrato como el abuso físico y sexual se puede asociar con una amplia variedad de tipos de discapacidad en la salud física y mental, y en el desarrollo cognitivo y social", señaló. "De forma similar, observamos esos tipos de discapacidades asociadas con el maltrato psicológico".
El informe de la Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics) aparece en línea el 30 de julio y en la edición impresa de agosto de la revista Pediatrics.
Calcular la prevalencia del problema es difícil, en parte debido a la falta de una definición universalmente aceptada de abuso psicológico, señaló MacMillan. Estudios en Gran Bretaña y Estados Unidos calculan que de 8 a 9 por ciento de las mujeres y 4 por ciento de los hombres reportan abuso psicológico severo en la niñez.
El maltrato psicológico de los niños puede tomar varias formas. Puede incluir menospreciar, humillar o ridiculizar crónicamente a un niño por mostrar emociones normales. También existe la negligencia, como dejar a un bebé solo en una cuna todo el día, excepto para alimentarlo o cambiarle la ropa.
Otras formas de maltrato psicológico pueden incluir no proveer cariño y calidez al niño, poner a los niños en situaciones peligrosas o caóticas, tener expectativas rígidas o poco realistas acompañadas por amenazas si no se cumplen, o confinar al niño y restringir las interacciones sociales. Otro ejemplo es limitar el acceso de un niño a atención de salud necesaria por motivos aparte de la asequibilidad, según el informe.
A veces, pero no siempre, el abuso psicológico se da junto con el abuso físico.
"Una vez, un niño me contó que su papá le pegaba", comentó MacMillan. "El niño dijo que su papá decía cosas sobre él que le hacían sentirse mal, peor que los golpes".
Una de las claves para detectar el abuso es su omnipresencia, señalan los expertos. Ser un mal padre por un día probablemente no constituya abuso. Pero una ridiculización casi constante, decirle a un niño que no se le quiere, es abuso, aseguró MacMillan.
De forma similar, existe la crianza "por debajo de la óptima", en otras palabras, nadie nominaría a esas mamás o a esos papás como padre del año, frente a una crianza que es tan nociva que sube al nivel de abuso.
Diferenciar entre ambas cosas puede resultar difícil, señalan los expertos.
"El abuso psicológico es tan insidioso, y ni la víctima ni otros familiares lo reconocen fácilmente", lamentó Alec Miller, jefe de psicología infantil y adolescente del Centro Médico Montefiore, en la ciudad de Nueva York.
"Si vemos a alguien ser golpeado, todos sabemos que es contra la ley", dijo Miller. "Se define como ilegal y muy malsano. Otras cosas son menos claras. Si no hay moretones, es más difícil convencerse de que es abuso".
La investigación muestra que los efectos de la negligencia y el abuso psicológico pueden ser profundos y duraderos, e ir desde problemas con el desarrollo cerebral o no lograr crecer de forma adecuada hasta problemas con la conducta y con relacionarse con los demás.
Algunos padres que son abusadores psicológicos ni siquiera están conscientes de que sus palabras y acciones hacen daño a sus hijos, lamentaron los expertos.
Un ejemplo pueden ser padres que atraviesan un divorcio difícil. "El niño es sometido a un conflicto importante entre los padres, y se le dice todo tipo de cosas sobre el otro padre, y se le obliga a elegir una alianza", planteó MacMillan. "Ese tipo de cosas pueden resultar psicológicamente abusivas para un niño".
Se debe reportar los casos sospechosos de abuso psicológico a los servicios de protección infantil, señalan los autores. También instan a los pediatras a observar las señales de maltrato emocional en sus pacientes.
Fuentes: Alec Miller, PsyD, chief, child and adolescent psychology, Montefiore Medical Center, New York City; Harriet MacMillan, M.D., professor, departments of psychiatry, behavioral neurosciences and pediatrics, McMaster University, Ontario, Canada; August 2012 Pediatrics
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