- Las asociaciones de chicos con cáncer, satisfechas con la serie
- Agradecen que retrate la enfermedad sin dramatismos.
La serie que enamoró al mismísimo Steven Spielberg, que ha comprado sus derechos para hacer la versión americana, se estrenó con éxito en la Televisión Catalana y ahora lo hace también cada lunes en el resto de España. Los críticos y la audiencia (2.425.000 de espectadores y un 15,9% de 'share') la respaldan, pero hay unos 'jueces' aún más importantes que cualquier audímetro: los verdaderos protagonistas de esas vidas que van más allá de la ficción.
Pilar Ortega, presidenta de la Federación Española de Padres de Niños con Cáncer (FEPNC), aplaude la serie. Asegura que es muy buena, que refleja una realidad desconocida a la que no hay que darle la espalda. Pilar recuerda a ELMUNDO.es que "cada año surgen 1.300 nuevos casos de cáncer infantil en España; pero el dato positivo es que el 80% se curan". La primera causa de muerte infantil en nuestro país, asegura Pilar, es la leucemia.
La presidenta de esta federación destaca que la serie plasma y cuenta muy bien algunos aspectos de la vida hospitalaria, como la necesidad de juego que tienen los niños, el trato con los médicos y profesionales del centro, las relaciones de amistad que se producen entre ellos y sobre todo, lo dura que es la quimioterapia.
El apoyo de las otras familias
Así lo cuenta también Eugenia. Ella es madre de un niño que tuvo la enfermedad, y aunque también le gusta la serie, confiesa que hay veces que tiene que dejar de verla porque le recuerda demasiado a todo el proceso que pasó. Relata cómo fueron sus primeros días en el hospital en los que tanto los niños como los padres se aíslan y les cuesta asimilar todo lo que está pasando. Después, se van adaptando a la situación y son los propios padres los que se convierten en un apoyo fundamental. Con ellos, cuenta Eugenia, se forjan lazos de amistad de por vida. "Hemos pasado el mismo proceso, hemos llorado juntos, hemos compartido muchas cosas... Hoy, muchos de ellos son verdaderos amigos".
Destaca también la labor imprescindible que tienen las asociaciones, no sólo con los niños, sino sobre todo con los padres.
En España existen 21 casas de acogida en 14 comunidades autónomas, donde viven aquellos padres que tienen que desplazarse de sus pueblos o ciudades durante el tiempo que el niño o el adolescente está ingresado en el hospital. "Muchos padres llegan a perder el trabajo, porque no se pueden pedir más días en sus empresas", asegura Pilar Ortega.
Así lo cuenta también Eugenia. Ella es madre de un niño que tuvo la enfermedad, y aunque también le gusta la serie, confiesa que hay veces que tiene que dejar de verla porque le recuerda demasiado a todo el proceso que pasó. Relata cómo fueron sus primeros días en el hospital en los que tanto los niños como los padres se aíslan y les cuesta asimilar todo lo que está pasando. Después, se van adaptando a la situación y son los propios padres los que se convierten en un apoyo fundamental. Con ellos, cuenta Eugenia, se forjan lazos de amistad de por vida. "Hemos pasado el mismo proceso, hemos llorado juntos, hemos compartido muchas cosas... Hoy, muchos de ellos son verdaderos amigos".
Destaca también la labor imprescindible que tienen las asociaciones, no sólo con los niños, sino sobre todo con los padres.
En España existen 21 casas de acogida en 14 comunidades autónomas, donde viven aquellos padres que tienen que desplazarse de sus pueblos o ciudades durante el tiempo que el niño o el adolescente está ingresado en el hospital. "Muchos padres llegan a perder el trabajo, porque no se pueden pedir más días en sus empresas", asegura Pilar Ortega.
La vida cotidiana al otro lado
Por su parte, Manuela Domínguez, coordinadora de la Asociación de Padres de Niños con Cáncer (Asion), al igual que sus compañeras, asegura que la serie refleja muy bien esa 'otra vida'. "En el hospital, la vida continúa", admite y la serie refleja esa vida cotidiana que está al otro lado y que muchos hemos vivido. Ya sea como afectado, familiar o como amigo".
Un proceso nada fácil y sobre todo muy largo, un ejemplo de vida en el que no sólo el coraje es suficiente. Por eso, tanto federaciones, como asociaciones, profesionales médicos y padres de los afectados piden al Ministerio y a las Administraciones más apoyo y más ayudas. "Éstas están muy limitadas y no es suficiente", aseguran.
Otro dato muy importante que destacan tanto las responsables de estas asociaciones como los padres de estos chicos, es la labor de los psicólogos.
Verónica Eslava es la psicóloga de Asion y admite cómo la serie da la oportunidad de acercar esa otra realidad a la gente, así como de reflejar los problemas que tiene cualquier adolescente. Aunque con matices, puntualiza la experta, trata puntos claves. "Hay ciertas cosas que es importante que la gente conozca y es bueno que se muestren fuera de una excesiva dramatización", asegura.
Esta psicóloga nos relata el proceso que pasan los chicos cuando se curan y salen del hospital. "Hay quienes están un año o más sin saber lo que ha pasado fuera [del hospital], y tienen que retomar su grupo de amigos, colegio y toda una vida anterior, pero que ya no es la misma de antes", explica Eslava. Son chicos que maduran muy rápido por lo que han vivido, prosigue la experta, y cuando vuelven al 'mundo real' en la mayoría de los casos se sienten incomprendidos por sus propios amigos. El resto son adolescentes, pero ellos tienen ya una madurez mayor de la de cualquier chico de su edad.
Son los menos quienes, una vez curados, sufren la llamada'dependencia al hospital'. La mayoría, tal y como detalla Eslava, quieren salir y olvidar cuanto antes lo que han pasado. Pero sí es cierto que hacen amigos para toda la vida, incluso quienes encuentran pareja. "Les ha unido una enfermedad y un proceso muy importante en sus vidas que es difícil de olvidar". Ellos son, como el guionista Albert Espinosa (superviviente de un tumor en su adolescencia), los verdaderos 'pulseras rojas'.
Por su parte, Manuela Domínguez, coordinadora de la Asociación de Padres de Niños con Cáncer (Asion), al igual que sus compañeras, asegura que la serie refleja muy bien esa 'otra vida'. "En el hospital, la vida continúa", admite y la serie refleja esa vida cotidiana que está al otro lado y que muchos hemos vivido. Ya sea como afectado, familiar o como amigo".
Un proceso nada fácil y sobre todo muy largo, un ejemplo de vida en el que no sólo el coraje es suficiente. Por eso, tanto federaciones, como asociaciones, profesionales médicos y padres de los afectados piden al Ministerio y a las Administraciones más apoyo y más ayudas. "Éstas están muy limitadas y no es suficiente", aseguran.
Otro dato muy importante que destacan tanto las responsables de estas asociaciones como los padres de estos chicos, es la labor de los psicólogos.
Verónica Eslava es la psicóloga de Asion y admite cómo la serie da la oportunidad de acercar esa otra realidad a la gente, así como de reflejar los problemas que tiene cualquier adolescente. Aunque con matices, puntualiza la experta, trata puntos claves. "Hay ciertas cosas que es importante que la gente conozca y es bueno que se muestren fuera de una excesiva dramatización", asegura.
Esta psicóloga nos relata el proceso que pasan los chicos cuando se curan y salen del hospital. "Hay quienes están un año o más sin saber lo que ha pasado fuera [del hospital], y tienen que retomar su grupo de amigos, colegio y toda una vida anterior, pero que ya no es la misma de antes", explica Eslava. Son chicos que maduran muy rápido por lo que han vivido, prosigue la experta, y cuando vuelven al 'mundo real' en la mayoría de los casos se sienten incomprendidos por sus propios amigos. El resto son adolescentes, pero ellos tienen ya una madurez mayor de la de cualquier chico de su edad.
Son los menos quienes, una vez curados, sufren la llamada'dependencia al hospital'. La mayoría, tal y como detalla Eslava, quieren salir y olvidar cuanto antes lo que han pasado. Pero sí es cierto que hacen amigos para toda la vida, incluso quienes encuentran pareja. "Les ha unido una enfermedad y un proceso muy importante en sus vidas que es difícil de olvidar". Ellos son, como el guionista Albert Espinosa (superviviente de un tumor en su adolescencia), los verdaderos 'pulseras rojas'.
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