Si bien los resultados son promisorios, no hay pruebas de que los programas para ayudar a los adultos autistas sean efectivos.
Un estudio revela que no existen pruebas de la efectividad de los programas disponibles para ayudar a trabajar a los adultos autistas.
Al revisar la literatura médica, un equipo halló sólo cinco investigaciones, generalmente de baja calidad, según publican los autores en la revista Pediatrics.
"Identificamos algunos estudios pequeños con resultados promisorios", dijo la autora principal, Julie Lounds Taylor, profesora asistente de pediatría y educación especial de la Vanderbilt University, en Nashville, Tennessee.
Pero los trabajos no estaban bien diseñados como para sacar conclusiones. "Aunque se estén ofreciendo servicios vocacionales, nunca fueron estudiados con rigor", indicó Taylor, que aclaró que los nuevos resultados no quieren decir que los programas no funcionen, sino que se necesitan mejores relevamientos.
Un especialista en autismo ajeno al estudio resumió: "Es una crítica a la comunidad científica, no a los programas", dijo Paul Shattuck, profesor asistente de la Washington University, en St. Louis.
Ambos coincidieron en que en las investigaciones sobre el autismo, el centro de atención siempre estuvo puesto en los niños. "Pero ellos crecen. Contamos con muy pocas pruebas sobre cómo ayudar a los adultos", apuntó Taylor.
En Estados Unidos, uno de cada 88 niños tiene un desorden del espectro autista (DEA), un 78 por ciento más que hace una década, algo que las autoridades de salud pública atribuyen a un mejor diagnóstico y definiciones clínicas más amplias.
Los cinco estudios revisados son de Estados Unidos, el Reino Unido, España y Alemania.
El de Estados Unidos fue el más grande, con 1.700 adultos autistas del país que participaban en servicios de "rehabilitación vocacional", disponibles en la mayoría de los estados para que las personas con discapacidad física o mental encuentren un trabajo y lo mantengan.
También existen organizaciones privadas de búsqueda de trabajo para los adultos autistas en Estados Unidos, pero su alcance varía según la región.
El estudio estadounidense mostró que los adultos que participaban de los programas de rehabilitación encontraban un trabajo como las personas con otras discapacidades. El 42 por ciento permanecía empleado, comparado con el 39 por ciento de las personas con retraso mental, por ejemplo.
Las otras investigaciones eran más pequeñas. Un estudio británico sobre 30 adultos jóvenes de un programa laboral mostró que 19 hallaron trabajo, comparado con cinco de 20 jóvenes que no participaban del programa. A los siete u ocho años, 13 de aquellos 19 seguían empleados.
Pero todos los estudios tenían limitaciones, como por ejemplo no haber utilizado un grupo de control con participantes seleccionados de manera aleatoria.
Para Shattuck, el avance en la comprensión del autismo en los últimos años se debe al esfuerzo de los padres y las organizaciones de pacientes. Las "innovaciones" de los programas vocacionales también están surgiendo de la comunidad.
Fuente: Reuters
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