El trabajo desvela la base molecular de la sensación del sabor salado en C. elegans, es decir, cómo la proteína codificada por el gen TMC-1 forma el canal iónico, el primer sensor directo de cloruro de sodio (NaCl) encontrado hasta ahora. Este gen se expresa en las neuronas del nematodo para evitar las altas concentraciones de sal.
En los seres humanos, era conocida la vinculación del gen TMC1 con formas de sordera congénita. Por estudios anteriores se sabía que las células ciliadas cocleares del oído interno perciben el sonido a través de canales iónicos sensibles a las vibraciones, pero encontrar las proteínas que componen estos canales se consideraba ‘el santo grial’ en este campo de investigación.
Por un fenómeno de conservación evolutiva, el TMC1 humano, al igual que su homólogo del gusano, es probable que forme canales iónicos de una forma parecida, lo que hace al TMC1 humano un fuerte candidato a formar parte del desconocido canal receptor ciliado”, dice Schafer. “Y este papel central en la sensación podría convertirlo en un buen objetivo en los tratamientos de formas congénitas o de otras tipos de pérdidas auditivas”.
Referencia bibliográfica: Marios Chatzigeorgiou, Sangsu Bang, Sun Wook Hwang, William R. Schafer. “tmc-1 encodes a sodium-sensitive channel required for salt chemosensation in C. elegans”. Doi:10.1038/nature11845.
Fuente: tendencias21.net
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