Tras usar durante un año los dispositivos en el aula, los niños con dislexia lograron mejorar sus puntuaciones en pruebas de conciencia fonológica y lectora.
"Observamos mejoras en la lectura, y cuando medimos la respuesta del cerebro a los sonidos del habla, los niños que usaban el dispositivo no sólo se volvieron más constantes ante los elementos suaves y rápidamente cambiantes del sonido que ayudan a distinguir una consonante de otra, sino que el cerebro respondía de forma más uniforme a los sonidos", señaló la autora principal del estudio Nina Kraus, neurocientífica de la Universidad de Northwestern en Evanston, Illinois. Esta mejora en la estabilidad dio lugar a mejoras en la lectura".
Los resultados del estudio aparecen en la edición del 4 de septiembre de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Cuando la gente piensa en la dislexia, se imagina a alguien que ve las letras al revés. En cambio, una investigación muy reciente sugiere que las dificultades en el procesamiento fonológico son un problema para los niños disléxicos.
"El procesamiento fonológico depende de piezas tan diferentes de información, como el procesamiento auditivo del sonido", explicó Dena Klein, psicóloga del Centro Médico Montefiore en la ciudad de Nueva York. Si el sonido no es claro, resulta difícil establecer una conexión con respecto a lo que representan esos sonidos, y, a su vez, dificulta su lectura".
"En algunos niños, hay un proceso de reconocimiento de sonidos inestable que les impide establecer las conexiones sonido-significado necesarias para aprender a leer", destacó. "Pero si el niño escucha la voz del profesor justo en su oído [a través de un dispositivo de asistencia auditiva], esto hace que preste atención. Además, permite al el niño saber a qué prestar atención".
En el estudio actual, Kraus y sus colegas estudiaron el impacto que podría tener el uso de dispositivos de asistencia auditiva en niños disléxicos. Treinta y ocho niños entre los 8 y los 14 años de edad participaron en el estudio. Todos asistían a una escuela para niños con problemas de lectura. El objetivo de la escuela era restablecer los niveles de lectura de los niños para que regresaran a su escuela habitual.
Diecinueve estudiantes usaron un dispositivo de asistencia auditiva cada día durante todo el año escolar. Los 19 niños restantes formaron parte del grupo de control.
El dispositivo era sencillo. El profesor tenía un micrófono y cada niño usaba un auricular (audífono), similar a un receptor de Bluetooth, que lleva el sonido de la voz del profesor directamente al oído del niño.
"La idea es que si la voz del profesor se conduce directamente hacía el oído, el estudiante prestará más atención y se distraerá menos", señaló Kraus.
Los investigadores realizaron una serie de pruebas de lectura al inicio y final del estudio. También realizaron pruebas para medir la respuesta del cerebro, a través de una mayor actividad eléctrica mediante electrodos fuera del cerebro, al inicio y final del estudio.
Encontraron que el grupo que usaba los dispositivos de asistencia auditiva experimentó mejoras en la lectura, a diferencia del grupo de control que no lo hizo. También observaron cambios en la forma en que el cerebro respondía a los sonidos en los niños que usaron el dispositivo, pero no en los niños del grupo de control.
"Antes y después de usar el dispositivo durante un año, el cerebro de los niños que usaban el dispositivo respondía de forma más uniforme a los elementos suaves y rápidamente cambiantes del sonido que ayudan a distinguir una consonante de otra, como gato, bato, pato. Esta estabilidad mejorada se relacionó con mejoras en la lectura", destacó Kraus. "Cuando uno empieza a escuchar cosas, se pueden hacer asociaciones entre lo que se oye y lo que significa. Si mejora el procesamiento auditivo del sonido, proporciona a los niños una mejor oportunidad de conectar lo que escuchan con un significado, y luego pueden relacionarlo con lo que ven en el papel.
Aunque los niños con trastorno por déficit de atención no fueron incluidos en el estudio, tanto Kraus como Klein piensan que este tipo de dispositivos podría ser útil para ellos.
Los dispositivos de asistencia auditiva están disponibles para su uso en las aulas y vienen en diferentes formas. Lo más sencilla, de acuerdo con Kraus, podría ser un micrófono para el profesor y un altavoz instalado en la pared para amplificar el sonido de la voz del profesor para todos los estudiantes.
Para los padres de niños con dislexia u otros problemas de lectura, Kraus apuntó que es importante subrayar que las habilidades de lectura y escritura mejoran a lo largo de toda la vida, por lo que incluso un niño que tenga ahora dificultad, puede convertirse posteriormente en un mejor lector.
Para los padres de niños pequeños, Kraus señaló que leerle al niño cuando esté a su lado o en su regazo, ayuda a proporcionar parte de la misma retroalimentación que recibieron los niños del estudio.
"Le está hablando justo al oído del niño, lo que contribuye a que su sistema nervioso se estabilice y establece unas bases fuertes y firmes para su alfabetización", apuntó.
Fuentes: Nina Kraus, Ph.D., neuroscientist and Hugh Knowles Professor, Communication Sciences, Neurobiology and Physiology, and Otolaryngology, Northwestern University, Chicago; Dena Klein, Ph.D., psychologist, Montefiore Medical Center, New York City; Sept. 4, 2012Proceedings of the National Academy of Sciences
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