Helen Irlen, una psicóloga educativa de Long Beach, California, descubrió el Síndrome Irlen mientras trabajaba en un proyecto federal para averiguar porqué algunos adultos seguían experimentando problemas al leer incluso después de largas terapias y entrenamientos para remediarlo.
Es importante tener en mente que éste síndrome es un problema de percepción y no de visión. El Síndrome Irlen, como cualquier otro problema de lectura puede aparecer con personas que usan lentes con graduación e incluso con personas que no los necesitan. Aquellas personas que no utilicen lentes pueden usar los filtros de color sin ningún problema.
Aquellas personas que tienen este síndrome, uno o varios colores que forman parte del espectro visual afectan la velocidad y consistencia con la cual el cerebro puede interpretar la información visual que se le proporciona, ya sea letra impresa o estímulos ambientales.
Varios estudios han corroborado la incidencia del Síndrome Irlen, y sugieren que afecta a aproximadamente un 12-15% del publico en general. Estudios realizados en Estados Unidos sugieren un población de aproximadamente 17 millones de personas. Esto aumenta drásticamente cuando se evalúa a las poblaciones con necesidades especiales, donde se considera que su incidencia es aproximadamente del 45%.
En el Centro de Ginebra para Autismo, en Canadá, un estudio muy reciente mostro que un 77% de individuos dentro del Desorden del Espectro Autista sufren de una coexistencia de Síndrome Irlen.
Visto de forma general, dentro de los problemas de lectura más comunes en los que este síndrome puede existir son: lectura muy lenta, mala comprensión, leer por muy poco tiempo, leer a oscuras, leer mal las palabras, saltarse palabras o líneas, o simplemente evitar leer.
Gran cantidad de estos lectores experimentan incomodidades como dolores de cabeza, nausea y fatiga, igual que ojos llorosos, secos o ardientes. Usualmente se frotan mucho los ojos, parpadean en exceso, y/o fruncen el seño al leer.
Varios estudios han corroborado la incidencia del Síndrome Irlen, y sugieren que afecta a aproximadamente un 12-15% del publico en general. Estudios realizados en Estados Unidos sugieren un población de aproximadamente 17 millones de personas. Esto aumenta drásticamente cuando se evalúa a las poblaciones con necesidades especiales, donde se considera que su incidencia es aproximadamente del 45%.
En el Centro de Ginebra para Autismo, en Canadá, un estudio muy reciente mostro que un 77% de individuos dentro del Desorden del Espectro Autista sufren de una coexistencia de Síndrome Irlen.
Visto de forma general, dentro de los problemas de lectura más comunes en los que este síndrome puede existir son: lectura muy lenta, mala comprensión, leer por muy poco tiempo, leer a oscuras, leer mal las palabras, saltarse palabras o líneas, o simplemente evitar leer.
Gran cantidad de estos lectores experimentan incomodidades como dolores de cabeza, nausea y fatiga, igual que ojos llorosos, secos o ardientes. Usualmente se frotan mucho los ojos, parpadean en exceso, y/o fruncen el seño al leer.
También existen características en la escritura como: escribir con inclinaciones hacia arriba o abajo, desigualdad en los espacios o tamaño de las letras, cometer errores al copiar textos o hacer trabajos muy sucios, errores menores en matemáticas o alinear incorrectamente los números.
Las personas con Síndrome Irlen también pueden experimentar una gran cantidad de síntomas que interfieran con la vida diaria como mala percepción de profundidad, causándole problemas al practicar deportes, problemas con gradas eléctricas, al conducir, o inclusive con luces de otros carros por las noches. El trabajar frente a una computadora puede dar como resultado ojos cansados, muy esforzados, lagrimosos o dolorosos. Los dolores de cabeza pueden ser el resultado de sensibilidad de luz, e inclusive ciertas clases de migrañas son un resultado directo del Síndrome Irlen.
¿Puede imaginar lo que se siente no poder leer o esforzarse de gran forma para hacerlo? En nuestra sociedad las personas con problemas de lectura se sienten inconformes consigo mismas, puede que no lleguen a alcanzar su potencial, y por consiguiente no obtengan el trabajo que tanto desean. Nunca entenderán cual es el problema si nadie detecta estos síntomas, y para miles de personas éste ha sido el caso, aprendiendo a vivir con estas barreras por toda su vida.
Cuando el Síndrome Irlen no es identificado, las personas pueden ser vistas como problemáticas en cuestiones conductuales, académicas o motivacionales. Son considerados como inteligentes, pero su trabajo no esta al nivel que se considere apropiado.
Helen Irlen desarrolló y patentó evaluaciones que identifican específicamente estos síntomas, sin las cuales las personas con Irlen no podrían darse cuenta que están ‘viendo’ el mundo de diferente forma que los demás. Después de todo, si las palabras se mueven en mi libro, y veo alrededor en los libros de los demás que también se están moviendo, puedo asumir que todos estamos experimentando la misma sensación, entonces es normal. Esto genera una clase de frustración, ya que si todos estamos experimentando lo mismo y yo soy el único que no puedo hacerlo bien, el problema soy yo.
El síndrome es tratado a través del Método Irlen, diseñado personalmente por Helen Irlen y aplicado en 38 países desde 1983. El método consiste en una serie de evaluaciones al paciente, con diferentes estímulos visuales tratando de encontrar los problemas mas graves relacionados con el síndrome. Inicialmente se eliminan los síntomas que experimenta en la pagina escrita a través de transparencias diseñadas para filtrar frecuencias de luz específicas (colores) que puedan estas afectando la percepción del texto. Una vez se ha tenido un periodo de prueba para confirmar la eficacia del color en particular se inicia el proceso de los filtros. En esta evaluación se individualiza un color dentro de 150 combinaciones para eliminar por completo los efectos del síndrome, no solo en el texto sino también en los ambientes.
Estudios independientes en las clínicas Amen, California, han demostrado el cambio radical que esto genera en el cerebro, relajándolo y eliminando las frecuencias de luz que incrementaban el stress en la información visual entrante.
Fuente: revistapsicologiayvida.com
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