El estudio de casi 400 niños halló que los perros eran particularmente protectores, y los bebés que vivían con perros en el primer año tenían alrededor de un tercio más probabilidades de estar sanos durante el primer año, en comparación con los bebés que no tenían una mascota en casa. Los bebés con perros en casa tenían 44 por ciento menos probabilidades de desarrollar una infección de oído, y 29 por ciento menos probabilidades de necesitar antibióticos, que sus pares sin mascotas.
"Los niños que tenían contactos con un perro en casa estaban más sanos, tenían infecciones de oído con menos frecuencia, y necesitaban menos regímenes de antibióticos que los niños que no tenían contactos con perros", señaló la autora líder del estudio, la Dr. Eija Bergroth, pediatra que trabajaba en el Hospital de la Universidad de Kuopio, en Finlandia, cuando realizó el estudio.
Bergroth también anotó que "los contactos con los gatos no parecieron tener un impacto tan potente sobre la frecuencia de las infecciones en un análisis multivariado como los contactos con los perros".
Los resultados del estudio, publicados en línea el 9 de julio, aparecerán en la edición impresa de agosto de la revista Pediatrics.
Investigaciones previas sobre las mascotas en casa han sugerido que los animales, en particular los perros, podrían proveer cierta protección contra el desarrollo del asma y las alergias. Pero otros estudios han hallado que las mascotas en casa podrían aumentar el número de infecciones respiratorias en los niños, según la información de respaldo del estudio.
Para obtener una mejor idea sobre el impacto de las mascotas en la salud de los niños, Bergroth y colegas revisaron datos de un estudio de 208 niños cuyas madres fueron reclutadas en el último trimestre del embarazo. Las madres eran de áreas rurales de Austria, Finlandia, Francia, Alemania y Suiza.
El estudio también incluyó datos sobre 216 madres que vivían en áreas rurales o suburbanas de Finlandia, que dieron a luz en el Hospital de la Universidad de Kuopio, en Finlandia. Tras excluir a los niños con información incompleta, los investigadores observaron datos sobre 397 niños en total.
En el primer año de vida, 72 por ciento de los niños experimentaron una fiebre, 40 por ciento tuvieron una infección de oído, 97 por ciento tuvieron escurrimiento nasal, 84 por ciento tuvieron tos y 32 por ciento presentaron respiración sibilancia en algún momento. Casi la mitad de los niños recibieron antibióticos al menos una vez en el primer año de vida, según el estudio.
El 62 por ciento de los niños tenían un perro, y 34 por ciento tenían un gato en algún momento durante el estudio. Pero al final del estudio de once meses, casi dos tercios de los padres dijeron que no tenían un perro en casa, y tres cuartas partes dijeron que no tenían un gato.
En general, los niños que habían tenido cierta exposición a perros o gatos en casa estaban más sanos que los que no. Tuvieron menos semanas con tos, infecciones de oído y escurrimiento nasal, según el estudio. También necesitaron menos regímenes de antibióticos.
La exposición a los gatos también mostró un efecto protector, pero no fue tan potente como el efecto de la exposición a los perros.
Bergroth apuntó que no está claro en qué forma los perros podrían ofrecer protección contra las enfermedades respiratorias.
"Una posible explicación podría ser que los perros traen algo a casa, como tierra o suciedad, que afecta la maduración del sistema inmunitario del niño, llevando a reacciones inmunológicas más compuestas a los agentes infecciosos más adelante cuando el niño entra en contacto con virus y bacterias", planteó.
Una experta de EE. UU. dijo que la explicación podría no ser tan sencilla.
"Tener mascotas podría conllevar ciertos aspectos positivos. Las mascotas podrían ofrecer cierta protección contra el desarrollo de una propensión a las infecciones o a las enfermedades atópicas, pero creo que el desarrollo del sistema inmunitario es muy complejo", señaló la Dra. Jennifer Appleyard, jefa de alergia e inmunología del Hospital y Centro Médico St. John, en Detroit.
"Los padres no deben sentirse culpables de tener o de no tener una mascota cuando su hijo es pequeño. Si quiere una mascota, consiga una mascota", aconsejó.
Bergroth dijo que no indicaría a los padres comprarse o no una mascota, pero que los hallazgos de su estudio sugieren que "no hay motivo para evitar el contacto con los animales debido al temor a infecciones, por lo menos no a infecciones respiratorias". Añadió que si hay antecedentes familiares de alergias, es más difícil realizar recomendaciones sobre las mascotas, y que la decisión se debe tomar caso por caso.
Fuentes: Eija Bergroth, M.D., pediatrician, formerly from Kuopio University Hospital, Finland; Jennifer Appleyard, M.D., chief, allergy and immunology, St. John Hospital and Medical Center, Detroit; August 2012 Pediatrics
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