Los estudios, presentados esta semana en Vancouver en la reunión anual de la Asociación del Alzheimer (Alzheimer's Association), resaltan los cambios en los patrones de caminar como una señal potencial de que está ocurriendo declive cognitivo.
En un estudio de cuatro años, un equipo suizo liderado por la Dra. Stephanie Bridenbaugh del Centro de la Movilidad de Basilea controló la capacidad de caminar de casi 1,200 pacientes mayores de una clínica de la memoria y comparó los resultados con la habilidad de caminar de personas sanas.
Las pruebas revelaron que un paso más lento y un cambio en la forma de caminar se relacionaban con un avance del declive mental, ya fuera el estado mental conocido como deterioro cognitivo leve (DCL) o Alzheimer completamente desarrollado.
"Los que tenían la demencia del Alzheimer caminaban más lento que los que sufrían de DCL, quienes a su vez caminaban más lentamente que los que gozaban de salud cognitiva", explicó Bridenbaugh en un comunicado de prensa emitido por la conferencia.
En un segundo ensayo, investigadores del Estudio del Envejecimiento de la Clínica Mayo, liderados por el Dr. Rodolfo Savica, también observaron los patrones de caminar de más de 1,300 pacientes.
Se llevaron a cabo dos o más sesiones de pruebas de habilidades mentales y de caminar con cada paciente en un periodo de aproximadamente 15 meses.
El resultado: los declives en las habilidades mentales, que incluían pérdidas en la memoria y en la función ejecutiva, se asociaron con un paso más lento al caminar y una reducción en la longitud del paso del paciente.
"Estos resultados respaldan un posible rol de los cambios en la forma de caminar como un predictor precoz del deterioro cognitivo", apuntó Savica en el comunicado de prensa.
Por último, un equipo japonés de la Facultad de Postgrados en Medicina de la Universidad de Tohoku en Sendai, liderado por Kenichi Meguro, se enfocó en 525 hombres y mujeres a partir de los 75 años. Los investigadores llevaron a cabo pruebas neurológicas, psicológicas y físicas para evaluar el potencial de una conexión entre la forma de andar y la demencia.
Sus resultados fueron similares a los del estudio suizo y el estadounidense. A medida que las habilidades de caminar declinaban, lo mismo sucedía con las habilidades mentales de los pacientes.
"La velocidad al andar se reducía significativamente a medida que aumentaba la gravedad de los síntomas de demencia", anotó Meguro en el comunicado de prensa. Señaló que la moraleja es que "la forma de andar no se debe seguir considerando una actividad motora sencilla y automática que es independiente de la cognición. Están relacionadas".
Los estudios descubrieron una relación entre la capacidad de caminar y la demencia, pero no probó una conexión causal. Las investigaciones presentadas en reuniones médicas por lo general se consideran como preliminares hasta que se publiquen en una revista revisada por profesionales.
Fuente: Alzheimer's Association International Conference 2012. July 16, 2012
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