Eso representa a alrededor del 16 por ciento de la población de EE. UU. a partir de los doce años.
Otros 80 millones de personas (32 por ciento de la población) son usuarios "arriesgados" de sustancias, lo que se define como que usan sustancias de una forma que amenaza su salud y su seguridad.
Sin embargo, el tratamiento es difícil de obtener, según el estudio, que fue publicado esta semana por el Centro Nacional sobre la Adicción y el Abuso de Sustancias en la Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York. Apenas alrededor de una de cada diez personas que necesitan tratamiento para su adicción en realidad lo recibe.
La falta de tratamiento se debe en parte a que el tratamiento para la adicción está "desconectado de la medicina tradicional", según un comunicado de prensa de la universidad. La mayoría de proveedores de atención de salud no están capacitados para diagnosticar ni tratar la adicción. Como resultado, menos del seis por ciento de las remisiones a centros de tratamiento para el abuso de sustancias provienen de profesionales de salud.
Aunque los médicos exploran rutinariamente una variedad de problemas de salud, como la hipertensión y el colesterol alto, raras veces exploran el abuso de sustancias. En lugar de ello, tratan las consecuencias de la adicción, como las lesiones, los embarazos no planificados, la enfermedad cardiaca y los cánceres, señaló Drew Altman, presidente de la Comisión Asesora Nacional del informe.
"Este informe muestra que las percepciones erróneas sobre la enfermedad de la adicción socavan la atención médica", advirtió Altman, presidente de la Henry J. Kaiser Family Foundation, una organización sin fines de lucro para el análisis de políticas de salud.
Otro problema es que muchos proveedores de tratamiento de abuso de sustancias son consejeros que tienen pocas credenciales médicas, o ninguna, señalaron los investigadores. Por ejemplo, 14 estados no requieren licencia ni certificación para los consejeros de adicción, mientras que seis estados no tienen un requerimiento de un mínimo de educación para los consejeros.
En 2010, se gastaron 28 mil millones de dólares en tratamientos para la adicción, lo que resulta poco ante el gasto en el tratamiento de otras enfermedades que afectan a menos personas, señalaron los investigadores. Por ejemplo, se gastaron 44 mil millones en el tratamiento de los 26 millones de estadounidenses que sufren de diabetes, y 107 mil millones en el tratamiento de los 27 millones de personas que sufren de afecciones cardiacas.
Fuente: CASA Columbia, news release, June 26, 2012
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