El ciclismo les apasiona
Eso se nota, porque verlos pedalear es una verdadera caricia para el alma. "Desde chiquita, cuando vivíamos en Buenos Aires, me encantaba la idea de subirme a una bicicleta junto a mi hermana Aldana Abigail (10). Por suerte, cuando nos vinimos a Monteros, mi papá nos compró una para cada una. Así pudimos cumplir nuestro sueño" cuenta Naraa, luego de dar un par de vueltas en el complejo deportivo de la ciudad de Monteros, dejando atrás aquello que le diagnosticaron a los 18 meses de vida: retinoblastoma- un tumor maligno intraocular que crece a partir de los retinoblastos inmaduros en la retina en desarrollo y que hizo que a los tres años fuera operada para el implante de dos prótesis.
Andrés la sigue. "Por la mañana vamos a la escuela y por la tarde, nos venimos al complejo a pedalear. Acá tenemos el espacio suficiente para hacerlo tranquilamente. Primero, cada uno andaba en su 'bici', pero desde hace poco que nos subimos a la doble. Mi mamá Beatriz y Rafael, el padre de las chicas, algunas veces nos tienen que suplicar para que dejemos de pedalear (jeje)" relata, haciéndose cargo de aquello que más lo entusiasma. Pero sabe que eso es un premio. ¿A qué? "Los dos somos buenos alumnos (en la Escuela Presidente Perón), por eso nuestros papás nos dan con el gusto", dice.
"Mi papi es la persona que nos lleva a todos lados. Aunque me gusta ganarme trofeos, más me gusta estar arriba de la bicicleta. Por suerte, tengo muchos amigos que pueden ver y que comparten mi pasión. Eso me facilita las cosas", explica Naraa, que ya participó de competencias en su ciudad y sueña con la "bici" prometida por Alberto Olea, el intendente que le prometió el regalo. Por ahora lo que los chicos hacen es pedalear juntos, en bicilestas "dobles".
"Lo ideal sería que para participar en las carreras, ellas (Naraa y Aldana) tengan su doble y yo otra para hacer participar a una amiguita mía" recuerda Andrés, con dulzura.
"Bici"y algo más
"Me gustaría tener una heladería. Le voy a decir a mi papá que ahorremos para eso" cuenta Naraa, que jamás se olvida de Aldana, y dice que ella quiere ser veterinaria porque le encantan los animales. A Andrés le siguen tirando las tuercas: se muere por ser mecánico y tener su taller propio. Aunque también tiene un plan B: "si no puedo cumplir ese sueño, me gustaría ser policía y además estudiar percusión. Ahora tengo unos redoblantes que cuando los toco a la siesta, no dejó dormir a nadie en mi casa". El parlanchín tiene pasta para todo.
Sin duda, son un ejemplo. Naraa y Andrés enseñan con su inocencia que con los ojos del alma también se puede ver. Son esos mismos ojos los que los movilizan.
Andrés la sigue. "Por la mañana vamos a la escuela y por la tarde, nos venimos al complejo a pedalear. Acá tenemos el espacio suficiente para hacerlo tranquilamente. Primero, cada uno andaba en su 'bici', pero desde hace poco que nos subimos a la doble. Mi mamá Beatriz y Rafael, el padre de las chicas, algunas veces nos tienen que suplicar para que dejemos de pedalear (jeje)" relata, haciéndose cargo de aquello que más lo entusiasma. Pero sabe que eso es un premio. ¿A qué? "Los dos somos buenos alumnos (en la Escuela Presidente Perón), por eso nuestros papás nos dan con el gusto", dice.
"Mi papi es la persona que nos lleva a todos lados. Aunque me gusta ganarme trofeos, más me gusta estar arriba de la bicicleta. Por suerte, tengo muchos amigos que pueden ver y que comparten mi pasión. Eso me facilita las cosas", explica Naraa, que ya participó de competencias en su ciudad y sueña con la "bici" prometida por Alberto Olea, el intendente que le prometió el regalo. Por ahora lo que los chicos hacen es pedalear juntos, en bicilestas "dobles".
"Lo ideal sería que para participar en las carreras, ellas (Naraa y Aldana) tengan su doble y yo otra para hacer participar a una amiguita mía" recuerda Andrés, con dulzura.
"Bici"y algo más
"Me gustaría tener una heladería. Le voy a decir a mi papá que ahorremos para eso" cuenta Naraa, que jamás se olvida de Aldana, y dice que ella quiere ser veterinaria porque le encantan los animales. A Andrés le siguen tirando las tuercas: se muere por ser mecánico y tener su taller propio. Aunque también tiene un plan B: "si no puedo cumplir ese sueño, me gustaría ser policía y además estudiar percusión. Ahora tengo unos redoblantes que cuando los toco a la siesta, no dejó dormir a nadie en mi casa". El parlanchín tiene pasta para todo.
Sin duda, son un ejemplo. Naraa y Andrés enseñan con su inocencia que con los ojos del alma también se puede ver. Son esos mismos ojos los que los movilizan.
Fuente: lagaceta.com.ar
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