Un estudio de Finlandia revela que los niños que reciben asesoramiento nutricional habitual desde muy temprana edad comen menos grasas saturadas y tienen niveles más bajos de colesterol "malo" en la adolescencia.
El colesterol alto en los niños y los adolescentes está asociado con la acumulación de placa arterial en la edad adulta, un factor de riesgo de enfermedad cardíaca. Pero se desconoce si una intervención en la niñez ayudaría a prevenir los infartos y otras cardiopatías.
"Sabemos que cuanto más bajo (el colesterol "malo"), mejor. Entonces, estos resultados sugerirían que los cambios son beneficiosos", dijo el doctor Stephen Daniels, cardiólogo pediátrico de la Facultad de Medicina de University of Colorado y del Hospital de Niños de Colorado, Aurora.
"Pero sería difícil cuantificar su efecto en los resultados reales", agregó Daniels, que no participó del estudio.
El panel federal de expertos U.S. Preventive Services Task Force asegura que no existe suficiente evidencia como para recomendar o no el asesoramiento nutricional habitual para niños y adultos, como así también el análisis de colesterol pediátrico de rutina.
Otras instituciones, incluido el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre, asegura que la consejería ayudaría a los niños y sus familias a seguir las guías alimentarias y a reducir los riesgos cardiovasculares.
El equipo de Harri Niinikoski, de la Universidad de Turku, reunió a más de 1000 padres de una clínica de la ciudad.
Cuando sus bebés tenían siete meses de edad, la mitad de los padres recibieron consejería alimentaria con un nutricionista durante las consultas de rutina cada tres o seis meses.
Entre los siete y los 19 años, los niños concurrieron a sesiones de consejería sin sus padres. Los nutricionistas utilizaron los diarios de comidas, que los niños registraron durante varios días dos veces al año, para recomendarles cómo reducir las grasas saturadas y el colesterol.
La otra mitad de los participantes (grupo control) recibió orientación básica para la salud una o dos veces por año.
En la adolescencia, los varones y las mujeres que habían recibido asesoramiento nutricional ingerían menos calorías de grasa saturada que los integrantes del grupo control.
Las diferencias individuales eran pequeñas: a los 19 años, por ejemplo, el 11,8 por ciento de las calorías que consumían los varones provenían de la grasa saturada, comparado con el 12,7 por ciento en el grupo control.
Para las mujeres, esas cifras eran, respectivamente, del 11,4 y del 12 por ciento, según publica el equipo en Pediatrics.
Además, los análisis de sangre de la adolescencia revelaron un mayor descenso del colesterol en el grupo tratado con la intervención que en el grupo control, aunque a los 19 años, el valor promedio de colesterol LDL de ambos grupos estaba dentro del rango considerado ideal o casi ideal para los adultos.
No hubo diferencia en el IMC de ambos grupos.
"Una forma de interpretar estos resultados es que tenemos que trabajar más para mejorar la dieta de la población", y reducir el consumo de grasas saturadas, opinó Daniels.
El especialista sostuvo que el objetivo real es prevenir los problemas antes de que aparezcan y que aunque demande tiempo extra, la consejería nutricional debería integrar los controles clínicos de rutina pediátricos. Agregó que la disminución de las enfermedades en el largo plazo compensaría los costos extras.
Fuente: Pediatrics
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