Las conclusiones del estudio indicaban que las muertes provocadas por la malaria en el mundo en 2010 fueron 1,24 millones y no las 655.000 que había estimado la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los autores, procedentes del instituto Metrics and Evaluation (IHME) de la Universidad de Washington en Seattle (EEUU), introdujeron una metodología llamada 'autopsia verbal' que, como ya ha sucedido anteriormente, es cuestionada por algunos expertos.
El método consiste en hacer una reconstrucción del recorrido de un paciente desde que enferma hasta que muere, basándose en testimonios de amigos y familiares. "Es una herramienta roma; en algunos casos estan buena como lanzar una moneda al aire para determinar la causa de la muerte", critica en 'Nature' Bob Snow, del Grupo de Salud Pública y Epidemiología de Malaria del Centro de Medicina Geográfica de Nairobi (Kenia).
La autopsia verbal "puede ser útil cuando alguien ha muerto por una causa obvia, como ser atropellado por un autobús, pero no lo es con la mezcla de síntomas que acompañan a la malaria", continúa Snow, que fue uno de los revisores del trabajo. "En este trabajo, esencialmente, han cogido todas las muertes asociadas con fiebre y han asumido que se debían a la malaria. Ése es el problema fundamental", añade.
Estimaciones, no cifras reales
El problema a la hora de evaluar la mortalidad de enfermedades como la malaria o la tuberculosis es que un porcentaje muy importante de los casos y las muertes se producen en países y regiones en las que no existen registros fiables. Por eso, de vez en cuando se producen ajustes en las cifras mundiales derivados de cambios en los métodos de evaluación, como ya sucediera hace unos años con los datos del VIH/sida.
Pero esos cambios nunca indican la cifra real de casos o de muertes, son meras estimaciones. "No creo que ni el IHME ni la OMS sepan cuántas personas mueren de malaria en el mundo. La verdad es que nadie lo sabe a ciencia cierta. Pero éso no va a llegar a los titulares de prensa", se lamenta Snow.
Efectivamente, los resultados del estudio alcanzaron una gran difusión, no sólo por el ajuste en el número de víctimas sino también por otras de las conclusiones de los autores, como la elevada mortalidad del paludismo en adultos (433.000 más de las estimadas para 2010).
Kevin Marsh, presidente del Comité Asesor de Malaria de la OMS y colega de Snow ha criticado la contundencia con la que los autores hicieron sus conclusiones. "Han presentado estos números como si fueran 'reales', haciendo afirmaciones nada modestas como 'estos datos muestran' en lugar de 'creemos que esto indica'. Es una cuestión de lenguaje", señala. "En general, siempre es útil y estimulante tener nuevas estimaciones sobre una enfermedad, pero puede ser estéril discutir cuáles son mejores".
El problema a la hora de evaluar la mortalidad de enfermedades como la malaria o la tuberculosis es que un porcentaje muy importante de los casos y las muertes se producen en países y regiones en las que no existen registros fiables. Por eso, de vez en cuando se producen ajustes en las cifras mundiales derivados de cambios en los métodos de evaluación, como ya sucediera hace unos años con los datos del VIH/sida.
Pero esos cambios nunca indican la cifra real de casos o de muertes, son meras estimaciones. "No creo que ni el IHME ni la OMS sepan cuántas personas mueren de malaria en el mundo. La verdad es que nadie lo sabe a ciencia cierta. Pero éso no va a llegar a los titulares de prensa", se lamenta Snow.
Efectivamente, los resultados del estudio alcanzaron una gran difusión, no sólo por el ajuste en el número de víctimas sino también por otras de las conclusiones de los autores, como la elevada mortalidad del paludismo en adultos (433.000 más de las estimadas para 2010).
Kevin Marsh, presidente del Comité Asesor de Malaria de la OMS y colega de Snow ha criticado la contundencia con la que los autores hicieron sus conclusiones. "Han presentado estos números como si fueran 'reales', haciendo afirmaciones nada modestas como 'estos datos muestran' en lugar de 'creemos que esto indica'. Es una cuestión de lenguaje", señala. "En general, siempre es útil y estimulante tener nuevas estimaciones sobre una enfermedad, pero puede ser estéril discutir cuáles son mejores".
Fuente: elmundo.es
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