El estudio halló que los niños y adolescentes que hacían más ejercicio físico de moderado a vigoroso al día que sus pares tenían mejores niveles de colesterol, presión arterial y peso, lo que es importante para la salud a largo plazo.
"Los padres, escuelas e instituciones deben facilitar y fomentar la actividad física de una intensidad al menos moderada en todos los niños, y preocuparse menos del tiempo total que pasan siendo sedentarios, por lo menos en relación con estos factores de riesgo cardiovascular", señaló el autor del estudio Ulf Ekelund, líder de grupo del Programa de Epidemiología de la Actividad Física del Instituto de Ciencias Metabólicas de Cambridge, Inglaterra.
"Demostramos que unos mayores niveles de actividad física de una intensidad al menos moderada (equivalente a caminar a paso vivo) se asocian con [la mejora de] muchos factores de riesgo de la enfermedad cardiovascular, independientemente de la cantidad de tiempo que estos niños pasan siendo sedentarios", aseguró.
Por ejemplo, los niños que estaban en el grupo más activo tenían una cintura más pequeña que los del grupo menos activo, apuntó.
"En los adultos, esta diferencia se asocia con un aumento de alrededor de 15 por ciento en el riesgo relativo de muerte prematura", comentó Ekelund.
El tipo de actividad no es importante siempre y cuando la intensidad equivalga al menos a una caminata a paso vivo, dijo Ekelund. Entre las posibilidades se encuentran jugar al aire libre, montar bicicleta, bailar, hacer aeróbicos, caminar y jugar deportes en equipo.
Sin embargo, los beneficios positivos del ejercicio no necesariamente contrarrestan los efectos nocivos de un estilo de vida sedentario, advirtió. "Podrían haber ciertas conductas sedentarias, como ver la tele, que planteen riesgos de salud, ya que ver televisión se relaciona con otras conductas malsanas [como comer entre comidas]. Por tanto, limitar el tiempo frente a la televisión sigue siendo importante para la salud y bienestar de los niños", aseguró Ekelund.
El informe aparece en la edición del 15 de febrero de la revista Journal of the American Medical Association.
Para el estudio, los investigadores reunieron información de 14 estudios en que participaron más de 20,000 niños entre los 4 y los 18 años de edad, obtenidos de una base de datos internacional sobre niños. Un sensor de movimientos midió la actividad total y el tiempo que pasaban en sedentarismo, y en actividad de intensidad moderada y vigorosa. No se registraron las actividades específicas en que participaban.
En general, tres cuartas partes de los niños tenían peso normal, 18 por ciento tenían sobrepeso y 7 por ciento eran obesos. Pasaban en promedio 30 minutos al día en alguna forma de ejercicio de moderado a vigoroso, y 354 minutos al día (o sea, casi seis horas) sedentarios.
Los niños de ambos sexos que hacían ejercicio por más de 35 minutos al día tenían una presión arterial, un colesterol, una glucemia y unos triglicéridos más bajos, y eran más delgados que los niños que hacían menos de 18 minutos de ejercicio al día, señaló el grupo de Ekelund.
El tamaño promedio de la cintura difirió en más de dos pulgadas entre los niños adolescentes más activos y los menos activos. Y los que tenían las cinturas más grandes al inicio del estudio eran los menos activos a los dos años de seguimiento.
Samantha Heller, fisióloga del ejercicio y coordinadora de nutrición clínica del Centro de Atención del Cáncer del Hospital Griffin en Derby, Connecticut, dijo que "no hay absolutamente ningún motivo para que nuestros niños sean gordos y sedentarios, y estén en riesgo de enfermedad cardiovascular"
"El ejercicio, en cualquier forma, es fantástico para niños, adolescentes, y adultos", comentó.
Incluso los niños que no son aptos para los deportes competitivos tienen la necesidad innata de ser físicamente activos, aseguró Heller.
"Los padres y cuidadores deben limitar el tiempo que pasan con la tecnología (como computadoras, iPads y la tele) y dejar que los niños sean niños, que corran y jueguen", aconsejó.
Los adultos también deben involucrarse, aseguró Heller. "Pueden saltar a la cuerda, jugar al escondite y tirar el frisbee con los niños. A los niños les irá mejor en la escuela, desarrollarán habilidades sociales, mejorarán la coordinación, [y] estarán más felices y sanos".
Fuentes: Ulf Ekelund, Ph.D., Group Leader, Physical Activity Epidemiology Program, Institute of Metabolic Science, Cambridge, U.K.; Samantha Heller, M.S., R.D., dietitian, nutritionist, exercise physiologist and clinical nutrition coordinator, Center for Cancer Care, Griffin Hospital, Derby, Conn.; Feb. 15, 2012, Journal of the American Medical Association
Para el estudio, los investigadores reunieron información de 14 estudios en que participaron más de 20,000 niños entre los 4 y los 18 años de edad, obtenidos de una base de datos internacional sobre niños. Un sensor de movimientos midió la actividad total y el tiempo que pasaban en sedentarismo, y en actividad de intensidad moderada y vigorosa. No se registraron las actividades específicas en que participaban.
En general, tres cuartas partes de los niños tenían peso normal, 18 por ciento tenían sobrepeso y 7 por ciento eran obesos. Pasaban en promedio 30 minutos al día en alguna forma de ejercicio de moderado a vigoroso, y 354 minutos al día (o sea, casi seis horas) sedentarios.
Los niños de ambos sexos que hacían ejercicio por más de 35 minutos al día tenían una presión arterial, un colesterol, una glucemia y unos triglicéridos más bajos, y eran más delgados que los niños que hacían menos de 18 minutos de ejercicio al día, señaló el grupo de Ekelund.
El tamaño promedio de la cintura difirió en más de dos pulgadas entre los niños adolescentes más activos y los menos activos. Y los que tenían las cinturas más grandes al inicio del estudio eran los menos activos a los dos años de seguimiento.
Samantha Heller, fisióloga del ejercicio y coordinadora de nutrición clínica del Centro de Atención del Cáncer del Hospital Griffin en Derby, Connecticut, dijo que "no hay absolutamente ningún motivo para que nuestros niños sean gordos y sedentarios, y estén en riesgo de enfermedad cardiovascular"
"El ejercicio, en cualquier forma, es fantástico para niños, adolescentes, y adultos", comentó.
Incluso los niños que no son aptos para los deportes competitivos tienen la necesidad innata de ser físicamente activos, aseguró Heller.
"Los padres y cuidadores deben limitar el tiempo que pasan con la tecnología (como computadoras, iPads y la tele) y dejar que los niños sean niños, que corran y jueguen", aconsejó.
Los adultos también deben involucrarse, aseguró Heller. "Pueden saltar a la cuerda, jugar al escondite y tirar el frisbee con los niños. A los niños les irá mejor en la escuela, desarrollarán habilidades sociales, mejorarán la coordinación, [y] estarán más felices y sanos".
Fuentes: Ulf Ekelund, Ph.D., Group Leader, Physical Activity Epidemiology Program, Institute of Metabolic Science, Cambridge, U.K.; Samantha Heller, M.S., R.D., dietitian, nutritionist, exercise physiologist and clinical nutrition coordinator, Center for Cancer Care, Griffin Hospital, Derby, Conn.; Feb. 15, 2012, Journal of the American Medical Association
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