Se recibió en la UNT y es considerado una eminencia en el campo de la investigación en neurociencia. Nominado al Nóbel de Medicina en 2011.
Su nombre casi le resulta desconocido a sus compatriotas. Es que no tiene la popularidad de otros argentinos que hacen las delicias de millones bailando, noche a noche, en la tevé. Tampoco es un deportista de élite. No hay estridencias en su vida. Pero es un científico muy respetado a nivel mundial. Para reflejar sus logros, se lo aseguro, necesitaría algo más que esta página completa.
Desde muy joven está consagrado al mundo de la investigación en el campo de la neurociencia. Por sus estudios sobre el Alzheimer, el Parkinson y la ceguera estuvo, el año pasado, nominado al Premio Nobel de Medicina.
La Gaceta entrevistó al doctor Nicolás Guillermo Bazány le propongo que juntos comencemos a desandar el camino que nos permita conocer más acerca del hombre nacido en la pequeña localidad de Los Sarmiento, en cercanías de la ciudad de Aguilares. Este tucumano, radicado en los Estados Unidos desde 1980, se abocó a estudiar fundamentos de los mecanismos celulares y moleculares que subyacen a las crisis y en modelos experimentales de enfermedades debilitantes del cerebro (Alzheimer, apoplejía, epilepsia, Parkinson y lesiones traumáticas del cerebro) y la retina (degeneración macular y la retinitis pigmentosa).
- ¿Qué recuerda de su infancia?
- Es la historia de un amor imposibilitada por el tiempo y el espacio. Mi padre era jefe de la estación en aquel entonces. Las memorias son ricas, coloridas y especiales, pero muy breves. Rememoro con afecto esos momentos. Siempre estoy deseoso de volver a la fuente de la historia.
- ¿Y de la escuela?
- Sí, era en Salta… y no fueron buenos años, ni la primaria, ni el secundario. Causaba una profunda preocupación a mis padres mi falta de atención y estar cada año al borde de repetir el grado o el curso. Era un poco introvertido e inseguro. Era mal alumno. Mi madre sutilmente me desafió cuando yo tenía 11 años. La proposición fue de que podría usar pantalones largos si yo hacía sexto grado libre. Me fue fácil saltear el grado y de ahí en más estuve un par de años adelantado. Luego el secundario primero en el Nacional de Salta y en el Belgrano después fueron una contínua preocupación para mis padres. Fui dejado libre en el 4 y el 5 año y tuve que enfrentar todas las materias libres.
- ¿Por qué?
- No lo sé. Mis intereses estaban en el rugby que empecé en el Salta Polo Club cuando tenía 9 años y de ahí en más jugué todos los años. El colegio no era una prioridad para mí. Ya en la Facultad fui ayudante de Anatomía y de Farmacología. Una gran época… Entre los grandes amigos en la cátedra de Anatomía recuerdo a Piri Pérez de Nucci, a Bugatti y a Claudio du Plessis. La Facultad de Medicina fue para mí un trampolín personal e intelectual.
- ¿Cómo llegó a EEUU?
- Con una beca de la Facultad fui a Jujuy en el verano de 1961. Era una época repleta de experiencias enriquecedoras. Antes de iniciar mi segundo año de Medicina emprendí un viaje a Buenos Aires para visitar al doctor Bernardo A. Houssay. Una consecuencia de aquel viaje fue que Houssay me presentó al doctor Hugo Pablo Chiodi, que se encontraba casualmente en Buenos Aires. Nunca me olvidé de ese encuentro. Semanas después Chiodi se apareció en casa de mis padres en Tucumán para ver quién era ese estudiante que quería trabajar en investigación. Y desde entonces no paré más. Yo diría que cada día me despierto con más ansias porque la investigación es siete días y sus noches por semana. Me inspiró por su estilo y acción el doctor Alfredo Coviello, y ese estilo le trasmití a mi hijo Hernán, quien es cirujano vascular e investigador. Creo que no hay nada más devastador que el Alzheimer y su cura es el gran desafío de la Medicina del Siglo XXI.
Logros, premios y distinciones
- Egresó como Médico de la UNT.
- Desde joven se inclinó por la investigación.
- Es especialista en neurobiología molecular.
- Desde 1980 reside en USA. Es profesor y director de un Centro de Neurociencia que creó.
- Es miembro de la International Society for Neurochemistry y de la American Society for Neurochemistry (ASN).
- Profesor de Oftalmología, Bioquímica, Biología Molecular, y Neurología, Health Sciences Center, Facultad de Medicina de Nueva Orleáns (USA).
- 1993 - Miembro de la Real Academia de Ciencias, España. 1994 - Boyd profesor de la Universidad, Estatal de Louisiana (USA).
- 1999 - Doctor Honoris Causa, Universidad Nacional de Tucumán, Argentina. 2000 - Endre A. Balazs Premio, XIV Congreso Internacional de Investigación de los Ojos.
- Tiene más de 20 inventos y patentes hasta hoy.
- En 2011, Medalla de Chevreuil, París, Francia.
- Ha editado 25 libros de Medicina.
- En 2011 obtuvo el Alkmeon Premio Internacional.
- En 2011 nominado al Premio Nobel de Medicina.
En su niñez vivió un hecho que despertó su vocación
Hay un hecho singular en la vida de Nicolás Bazán que no sólo lo marcó para siempre, sino que lo ayudó a definir su vocación. El médico tucumano lo relata con su particular carisma. "Yo tenía seis años y vivía en Salta cuando viví una experiencia que marcó para siempre. Y fue en gran parte el origen de mi vocación por la Medicina. Con mi tía Tita íbamos caminando al Conservatorio de Música, cuando de repente ella tuvo una convulsión epiléptica en plena calle. Vi volar por el aire los libros de solfeo que ella llevaba bajo el brazo. Mi tía vivía con nosotros en aquel entonces y fue la primera vez que me enteré de su enfermedad. Las palabras del carnicero que corrió a ayudarla gritando "que no se trague la lengua" aún resuenan en mis oídos. Era incomprensible para mí que alguien se pueda tragar su propia lengua. Cuando fui creciendo comprendí que la enfermedad de mi querida tía era cerebral y que no había cura.
Este episodio caló tan hondo en mí que se transformó en una fascinación mítica. Años más tarde comencé a compaginar la triste memoria que me hacía preguntar por qué no se podía ayudar a alguien como a mi tía. Mi madre me encaminó con la respuesta de que la Medicina algún día podría resolver ése y otros problemas del cerebro que devastan a los seres humanos.
Fuente: lagaceta.com.ar
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