El estudio se basa en la premisa de que ese cáncer tiene su origen en pólipos en la zona –en principio benignos-, pero que con el tiempo se pueden malignizar. El colonoscopio los detecta mejor que cualquier otra prueba y los extirpa. El riesgo cae entonces de una manera drástica. El porcentaje de pólipos en la población general siendo bajo.
En el mismo 'New England' veía la luz otro estudio muy bueno, español 100%, que probaba que las hemorragias ocultas en heces –por otro lado una prueba mucho más sencilla y barata- detecta cánceres de colon tan bien como lo hacen las colonoscopias. Sin embargo, la fuerza de este test para alertar de adenomas benignos es muy baja.
Las informaciones sobre biomedicina en los medios de comunicación de masas sorprenden muchas veces. Casi todas las del otro lado del Atlántico hablaban de la colonoscopia y obviaban el trabajo español, mientras que casi todas las de España hablaban de hemorragias ocultas en heces sin mencionar apenas la importancia –o la polémica- de la colonoscopia al menos una vez en la vida.
Con la ciencia en la mano, la colonoscopia es, en el momento actual, la mejor de las pruebas para tratar de disminuir el peaje en sufrimiento y muerte de un cáncer muy frecuente. Pero si a la ciencia añadimos elementos como la lógica, la sociología, las tácticas y los recursos, entonces la generalización de la colonoscopia -como lo es por ejemplo la mamografía- aún es inviable.
No hay profesionales suficientes, ni euros para pagar su coste y, sobre todo, no hay disposición en la ciudadanía para pensar que todo el mundo pasará alguna vez por el gastroenterólogo. Aquí, quizá, lo mejor es enemigo de lo bueno. Y lo bueno, aunque no sea lo mejor, son las hemorragias ocultas en las heces.
Los expertos con años de experiencia coinciden: la mejor prueba de cribado de cáncer es aquella que sirve para algo, pero además se puede realizar a todo el mundo.
Fuente: elmundo.es
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