Adelgazar y mejorar la aptitud física protegería de los problemas de movilidad comunes a los adultos mayores con sobrepeso y diabetes tipo 2.
En un nuevo estudio, los cambios del estilo de vida ayudaron a los pacientes con movilidad a conservarla y a los pacientes con problemas graves de movilidad a reducirlos, por lo menos en el corto plazo.
El autor principal, W. Jack Rejeski, de la Wake Forest University, en Carolina del Norte, dijo que las tendencias demuestran la importancia de promover el control del peso y el ejercicio lo antes posible, en lugar de esperar hasta que aparezcan los problemas.
En el estudio publicado en New England Journal of Medicine, el equipo de Rejeski calculó que adelgazar el 1 por ciento del peso corporal reducía más de un 7 por ciento los problemas de movilidad. Y el 1 por ciento más de aptitud física bajó un 1-2 por ciento ese riesgo.
"Si podemos cambiarle lo suficiente el estilo de vida de esta población, tendrá cada vez más movilidad y, en el tiempo, el efecto en su vida será enorme", opinó la doctora Vivian Fonseca, presidente de medicina y ciencia de la Asociación Estadounidense de Diabetes (ADA, por sus siglas en inglés), quien no participó del estudio.
La ADA estima que casi 26 millones de estadounidenses tienen diabetes (la mayoría, tipo 2, que es la forma que está más asociada con el sobrepeso) y 79 millones más corren riesgo de desarrollar la enfermedad. Se espera que estas cifras aumenten significativamente en Estados Unidos con el envejecimiento poblacional.
Los diabéticos son dos veces más propensos a tener problemas de movilidad con la edad.
El equipo de Rejeski puso a prueba un programa en el que se alentó a los voluntarios a adelgazar más del 7 por ciento de su peso corporal y a hacer por lo menos tres horas de ejercicio físico por semana.
Otro grupo de voluntarios (control) concurrió tres veces en un año a reuniones grupales sobre nutrición, actividad física y orientación.
En total, participaron más de 5.000 voluntarios de entre 45 y 74 años con sobrepeso u obesidad. Todos informaron sobre su capacidad de moverse a través de distintas encuestas durante cuatro años. Además, realizaron test de aptitud física en distintos momentos de la investigación.
Al año, los participantes tratados con dieta y ejercicio habían adelgazado el 6 por ciento del peso corporal, comparado con menos del 1 por ciento en el grupo de control.
El 15 por ciento del grupo de control tenía problemas graves de movilidad al inicio del estudio y esa cifra creció al 19 por ciento en un año y siguió aumentando en los tres años restantes.
En el otro grupo, el 13 por ciento había comenzado el estudio con trastornos graves de la movilidad y al año los padecía el 12 por ciento. Luego, la posibilidad de tener esos problemas comenzó a crecer nuevamente.
Algunos recuperarían el peso perdido, "pero también envejecen y comienzan a surgir otros problemas", dijo Fonseca, endocrinóloga de la Facultad de Medicina de la Tulane University, en Nueva Orleans.
El 33 por ciento del grupo de control había comenzado el estudio con un buen nivel de movilidad y la proporción no varió demasiado en los años siguientes.
En cambio, en el grupo tratado con dieta y ejercicio, el porcentaje con buena movilidad aumentó del 37 por ciento inicial al 41 por ciento en un año. Aunque luego disminuyó, nunca lo hizo por debajo de la proporción inicial.
El equipo calculó que el cambio del estilo de vida redujo un 48 por ciento la posibilidad de que los diabéticos perdieran la capacidad de moverse.
Fuente: New England Journal of Medicine, online 28 de marzo del 2012
El equipo calculó que el cambio del estilo de vida redujo un 48 por ciento la posibilidad de que los diabéticos perdieran la capacidad de moverse.
Fuente: New England Journal of Medicine, online 28 de marzo del 2012
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