Investigadores observaron a 287 pacientes australianas de cáncer de mama, y hallaron que más del 60 por ciento tenían al menos una complicación relacionada con el tratamiento hasta seis años tras el diagnóstico, y 30 por ciento tenían por lo menos dos complicaciones.
Las complicaciones incluían reacciones cutáneas a la radioterapia, aumento de peso, problemas relacionados con la cirugía, síntomas y limitaciones físicas en la parte superior del cuerpo, y linfedema (una dolorosa afección de inflamación de las extremidades).
"Nuestro trabajo provee la primera estimación de la verdadera magnitud de los problemas que las pacientes de cáncer de mama sufren tras el tratamiento, y sirve como una llamada a la acción para unos servicios adecuados de monitorización y rehabilitación para atenderlas", aseguró en un comunicado de prensa de la Universidad de Pensilvania la líder del estudio Kathryn Schmitz, profesora asociada de bioestadística y epidemiología de la universidad.
"No podemos seguir fingiendo que los efectos secundarios del cáncer de mama terminan después de que las pacientes han finalizado el tratamiento activo. El alcance de estas complicaciones es sorprendente y terrible, pero ya existen soluciones para muchos de ellos en el ejercicio de rehabilitación", aseguró Schmitz, quien es miembro del Centro Oncológico Abramson de la universidad y sirve como científica principal del comité que supervisa la creación de un modelo de vigilancia para las supervivientes de cáncer de mama.
El estudio aparece en línea el 6 de abril en una edición especial de la revista Cancer que se enfoca en los efectos físicos tardíos del tratamiento del cáncer de mama y las formas de prevenir, monitorizar y tratar esas afecciones.
Los autores señalaron en el comunicado de prensa que en EE. UU. hay 2.6 millones de supervivientes de cáncer de mama.
Muchos factores pueden prevenir una monitorización adecuada de las supervivientes de cáncer de mama para los tipos de complicaciones identificadas en el estudio, señalaron Schmitz y colegas.
Las pacientes podrían contar con una atención fragmentada y recibir tipos distintos de tratamiento en distintos hospitales. Tanto médicos como pacientes podrían creer que ciertas complicaciones son "de esperar" y "normales" y que no ameritan tratamiento. Y muchas pacientes de cáncer de mama no están conscientes de, o no son remitidas a, fisioterapeutas profesionales.
Fuente: University of Pennsylvania, news release, April 10, 2012
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