Así lo demostró un estudio del Reino Unido e Irlanda sobre 404 bebés de 54 hospitales. Todos habían nacido antes de la semana 35 de gestación, con un peso inferior al percentilo 10 y con evidencias prenatales por Doppler de retraso del crecimiento.
Al azar, la mitad comenzó a recibir alimento por vía enteral a los dos días de vida y la otra mitad, recién al sexto día de vida.
En la revista Pediatrics, los autores detallan que los bebés del primer grupo lograron una alimentación sostenida y completa por vía enteral antes que los del otro grupo (18 versus 21 días).
"Eso redujo unos tres días el uso de nutrición por vía intravenosa", dijo la autora, doctora Alison Leaf, del Centro de Investigación Biomédica para la Nutrición, la Dieta y el Estilo de Vida de la Universidad de Southampton y del Hospital General de Southampton.
Según su experiencia, "con apoyo, la mayoría de las madres puede proporcionarle a su bebé algo de leche dentro de las 24-48 horas del parto".
Además, señaló, "la lactancia temprana no estuvo asociada con un aumento de las complicaciones intestinales graves, en especial la enterocolitis necrotizante (ECN)".
En los bebés alimentados con leche tempranamente se registraron 36 episodios (un 18 por ciento) de ECN de todos los grados, comparados con 30 (un 15 por ciento) en el grupo de control. La incidencia de la ECN de estadio 2 y 3, "que es de mayor gravedad clínica", fue del 8 por ciento en ambos grupos.
La "patología abdominal" fue más común en el primero que en el segundo grupo: 59 (un 29 por ciento) versus 42 (un 21 por ciento) bebés con por lo menos un episodio de enfermedad abdominal. El equipo lo atribuyó principalmente a una mayor cantidad de casos de dismotilidad, síndrome de tapón de meconio y ECN de estadio 1.
"No hubo diferencia en la cantidad de niños con íleo séptico, perforación intestinal, cirugía o muerte por complicaciones gastrointestinales", escribe el equipo.
La ictericia por colestasis no fue tan común en el primero como en el segundo grupo (un 13 versus un 22 por ciento). Tampoco lo fue la incidencia de la sepsis de aparición tardía (un 28 versus un 35 por ciento).
No hubo diferencia en la duración de la estadía en el hospital o en la UTI (unidad de terapia intensiva), mientras que el inicio temprano de la alimentación mejoró el resultado SD para el peso al alta.
"Nuestro estudio no reveló evidencia a favor de retrasar más allá de las 24 ó 48 horas del parto la introducción de pequeñas cantidades de leche por vía enteral en la alimentación de los prematuros con retraso del desarrollo", concluyen los autores.
La doctora Paraskevi Karagianni, del Departamento de Neonatología de la Universidad Aristóteles de Tesalónica, en Grecia, y revisora del estudio, manifestó que los resultados "reafirman los hallazgos de estudios previos".
Por su parte, consideró Leaf, "en los hospitales que retrasan la introducción de la leche, el estudio respaldaría un cambio de la práctica. Lo mejor es hacerlo con un programa de promoción de la lactancia temprana para las madres de bebés prematuros".
Y con el equipo concluye: "Ahora, el desafío es comprender cómo utilizar mejor la alimentación para promover saludablemente la maduración y el funcionamiento de los intestinos inmaduros y minimizar la inflamación excesiva y dañina".
Fuente: Pediatrics, online 9 de abril del 2012
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