La obesidad, el, sedentarismo, el cigarrillo son algunas de las causas por las cuales se puede producir un ACV.
Si tenés sobrepeso o sos obeso, tenés niveles altos de colesterol y de triglicéridos, no hacés actividad física regularmente y además sos hipertenso, consumís mucha sal en las comidas y para colmos no le hacés caso a las indicaciones que ta da tu médico, corrés el riesgo de que en el momento menos pensado seas víctima de un accidente cerebrovascular (ACV).
La principal complicación de esta enfermedad son las secuelas funcionales que dejan, porque van a afectar tanto al paciente como a los familiares con los que vive. En muchas ocasiones significa un gran trauma familiar, ya que el paciente puede necesitar cuidados constantes.
Recuperar las funciones
"La recuperación funcional de las secuelas va a depender de la severidad del cuadro, de la edad y de la situación física previa del paciente, y de la posibilidad o no de realizar rehabilitación. Lo importante es que con una rehabilitación adecuada y constante el paciente puede aprender a realizar de nuevo las funciones que ha perdido a causa de la lesión cerebral", explicó el kinesiólogo Patricio Hernán Peralta.
En cuanto a las secuelas, indicó que van desde la pérdida de fuerza total o parcial (en un lado del cuerpo), pasando por falta de coordinación motora y dificultades del habla, visuales, en la deglución hasta trastornos en la memoria. Los pacientes quedan con limitaciones motrices que podrán cambiar totalmente su vida si no son adecuadamente tratadas.
Corregir posturas
En opinión de Peralta, en un paciente con ACV el kinesiólogo debe prevenir y corregir las posturas viciosas que tiene o puede llegar a tener, enseñarle los movimientos para que se desenvuelva en su vida cotidiana y hasta laboral. "Es fundamental educar al paciente y a su familia en el manejo de una persona con secuelas de ACV. La rehabilitación lleva mucho tiempo: todo va a depender del paciente y del momento que se inicie la rehabilitación. Cuanto antes comience, mucho mejor", enfatizó Peralta.
Quienes padecieron un accidente cerebrovascular requieren de un tratamiento personalizado para que su rehabilitación les permita reinsertarse en la rutina de vida diaria. En algunos casos, por ejemplo, los pacientes presentan una rigidez excesiva de los músculos principalmente en brazos y piernas (derivadas de la lesión en el sistema nervioso central). Ese cuadro conocido como espasticidad tiene características claras: el tono muscular aumenta cuando está en reposo y se contraen al hacer un movimiento. Cuanto más intenta movilizar el brazo o la pierna afectada, más resistencia y endurecimiento presentan los músculos y, en algunos casos, presentan espasmos dolorosos espontáneos. Los síntomas varían de una contracción leve a una deformidad severa, que afecta a la movilidad, haciendo a los pacientes dependientes de la ayuda para actividades cotidianas como caminar, comer y vestirse.
Una sustancia conocida
Para dar respuesta a este cuadro tan limitante, cada vez más los especialistas recurren a las aplicaciones de toxina botulínica (la conocida sustancia que emplean los dermatólogos para rellenar las arrugas del rostro) con el propósito de optimizar el tratamiento y agilizar la recuperación de estas personas en conjunto con la fisioterapia.
"Después que pasa el ACV, viene la rehabilitación. Esta etapa dependerá del grado de compromiso en las áreas afectadas, que puede derivar en una rehabilitación motora, de deglución (dificultad para tragar) o del lenguaje, en el caso de que haya perdido el habla (afasia). En pacientes más graves, se suma la necesidad de la rehabilitación respiratoria. En el transcurso del tiempo, notamos que los pacientes desarrollan espasticidad, tienen mayor limitación de su movimiento y es necesario ayudarlos con medicación -como onabotulinumtoxin A- para lograr una recuperación satisfactoria", apuntó por su parte la doctora Cristina Zurru, neuróloga y jefa de la Sección Cerebrovascular del Hospital Italiano, de Buenos Aires
Cuándo y por qué se produce el ACV
El ACV se produce cuando se interrumpe la llegada de sangre a una determinada área del cerebro provocando la muerte de la zona afectada. El ACV puede ser isquémico: cuando un trombo obstruye una arteria cerebral impidiendo el paso de sangre. O hemorrágico: cuando se rompe bruscamente un vaso cerebral y el derrame de sangre penetra en el tejido cerebral se interrumpe la circulación sanguínea. Es la segunda causa de muerte en el mundo.
La principal complicación de esta enfermedad son las secuelas funcionales que dejan, porque van a afectar tanto al paciente como a los familiares con los que vive. En muchas ocasiones significa un gran trauma familiar, ya que el paciente puede necesitar cuidados constantes.
Recuperar las funciones
"La recuperación funcional de las secuelas va a depender de la severidad del cuadro, de la edad y de la situación física previa del paciente, y de la posibilidad o no de realizar rehabilitación. Lo importante es que con una rehabilitación adecuada y constante el paciente puede aprender a realizar de nuevo las funciones que ha perdido a causa de la lesión cerebral", explicó el kinesiólogo Patricio Hernán Peralta.
En cuanto a las secuelas, indicó que van desde la pérdida de fuerza total o parcial (en un lado del cuerpo), pasando por falta de coordinación motora y dificultades del habla, visuales, en la deglución hasta trastornos en la memoria. Los pacientes quedan con limitaciones motrices que podrán cambiar totalmente su vida si no son adecuadamente tratadas.
Corregir posturas
En opinión de Peralta, en un paciente con ACV el kinesiólogo debe prevenir y corregir las posturas viciosas que tiene o puede llegar a tener, enseñarle los movimientos para que se desenvuelva en su vida cotidiana y hasta laboral. "Es fundamental educar al paciente y a su familia en el manejo de una persona con secuelas de ACV. La rehabilitación lleva mucho tiempo: todo va a depender del paciente y del momento que se inicie la rehabilitación. Cuanto antes comience, mucho mejor", enfatizó Peralta.
Quienes padecieron un accidente cerebrovascular requieren de un tratamiento personalizado para que su rehabilitación les permita reinsertarse en la rutina de vida diaria. En algunos casos, por ejemplo, los pacientes presentan una rigidez excesiva de los músculos principalmente en brazos y piernas (derivadas de la lesión en el sistema nervioso central). Ese cuadro conocido como espasticidad tiene características claras: el tono muscular aumenta cuando está en reposo y se contraen al hacer un movimiento. Cuanto más intenta movilizar el brazo o la pierna afectada, más resistencia y endurecimiento presentan los músculos y, en algunos casos, presentan espasmos dolorosos espontáneos. Los síntomas varían de una contracción leve a una deformidad severa, que afecta a la movilidad, haciendo a los pacientes dependientes de la ayuda para actividades cotidianas como caminar, comer y vestirse.
Una sustancia conocida
Para dar respuesta a este cuadro tan limitante, cada vez más los especialistas recurren a las aplicaciones de toxina botulínica (la conocida sustancia que emplean los dermatólogos para rellenar las arrugas del rostro) con el propósito de optimizar el tratamiento y agilizar la recuperación de estas personas en conjunto con la fisioterapia.
"Después que pasa el ACV, viene la rehabilitación. Esta etapa dependerá del grado de compromiso en las áreas afectadas, que puede derivar en una rehabilitación motora, de deglución (dificultad para tragar) o del lenguaje, en el caso de que haya perdido el habla (afasia). En pacientes más graves, se suma la necesidad de la rehabilitación respiratoria. En el transcurso del tiempo, notamos que los pacientes desarrollan espasticidad, tienen mayor limitación de su movimiento y es necesario ayudarlos con medicación -como onabotulinumtoxin A- para lograr una recuperación satisfactoria", apuntó por su parte la doctora Cristina Zurru, neuróloga y jefa de la Sección Cerebrovascular del Hospital Italiano, de Buenos Aires
Cuándo y por qué se produce el ACV
El ACV se produce cuando se interrumpe la llegada de sangre a una determinada área del cerebro provocando la muerte de la zona afectada. El ACV puede ser isquémico: cuando un trombo obstruye una arteria cerebral impidiendo el paso de sangre. O hemorrágico: cuando se rompe bruscamente un vaso cerebral y el derrame de sangre penetra en el tejido cerebral se interrumpe la circulación sanguínea. Es la segunda causa de muerte en el mundo.
Algunos signos que alertan...
- Pérdida de fuerza que a veces puede llegar a ser total (hemiplejia) en la mitad del cuerpo.
- Pérdida de sensibilidad.
- Alteraciones en la comprensión o elaboración del lenguaje hablado o escrito (afasia).
- Incapacidad para coordinar los músculos de la boca al hablar.
- Defectos en el campo visual del mismo lado de la lesión.
- Pérdida del sentido de la posición del cuerpo en el espacio.
- Pérdida de fuerza que a veces puede llegar a ser total (hemiplejia) en la mitad del cuerpo.
- Pérdida de sensibilidad.
- Alteraciones en la comprensión o elaboración del lenguaje hablado o escrito (afasia).
- Incapacidad para coordinar los músculos de la boca al hablar.
- Defectos en el campo visual del mismo lado de la lesión.
- Pérdida del sentido de la posición del cuerpo en el espacio.
Fuente: lagaceta.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario