En un artículo publicado en American Journal of Cardiology, el equipo del doctor José María Oliver, del Hospital de la Universidad de La Paz en Madrid, señala que aunque el paro cardíaco súbito se encuentra entre las principales causas de muerte en esto pacientes, se sabe poco sobre sus determinantes.
Para obtener más información, los investigadores revisaron datos sobre 936 adultos con enfermedad cardíaca congénita previamente reparada a los cuales siguieron por un promedio de nueve años. La edad media al primer examen era de 21 años.
Entre los defectos congénitos más comunes estaba la tetralogía de Fallot (216), la coartación de la aorta (157) y la transposición de los grandes vasos (99).
En 8.387 personas por año, 22 pacientes tuvieron paros cardíacos súbitos (2,6 cada 1.000 personas por año), incluidos dos pacientes que padecieron choques por fibrilación ventricular de dispositivos que se les habían implantado profilácticamente.
Quince pacientes murieron, pero cinco fueron resucitados con éxito y se les colocaron desfibriladores cardioversores implantables.
La mayor incidencia de paro cardíaco súbito se registró en pacientes con transposición de los grandes vasos (10 de cada 1.000 personas por año).
Entre los vaticinadores independientes se encontraron la edad al inicio de los exámenes y la función sistólica subaórtica ventricular. De hecho, el 23 por ciento del último grupo sufrió un paro cardíaco súbito, comparado con apenas el 0,7 por ciento de los pacientes en los cuales la función estaba disminuida pero no severamente.
"Existe controversia sobre si los pacientes con cardiopatía congénita y disfunción sistólica subaórtica ventricular severa deberían someterse a la colocación profiláctica de desfibriladores cardioversores implantables", escribieron los autores.
"Nuestros datos respaldan la consideración de estrategias de prevención primaria en esos pacientes", agregaron los investigadores.
Fuente: American Journal of Cardiology, online 5 de abril del 2012
Entre los defectos congénitos más comunes estaba la tetralogía de Fallot (216), la coartación de la aorta (157) y la transposición de los grandes vasos (99).
En 8.387 personas por año, 22 pacientes tuvieron paros cardíacos súbitos (2,6 cada 1.000 personas por año), incluidos dos pacientes que padecieron choques por fibrilación ventricular de dispositivos que se les habían implantado profilácticamente.
Quince pacientes murieron, pero cinco fueron resucitados con éxito y se les colocaron desfibriladores cardioversores implantables.
La mayor incidencia de paro cardíaco súbito se registró en pacientes con transposición de los grandes vasos (10 de cada 1.000 personas por año).
Entre los vaticinadores independientes se encontraron la edad al inicio de los exámenes y la función sistólica subaórtica ventricular. De hecho, el 23 por ciento del último grupo sufrió un paro cardíaco súbito, comparado con apenas el 0,7 por ciento de los pacientes en los cuales la función estaba disminuida pero no severamente.
"Existe controversia sobre si los pacientes con cardiopatía congénita y disfunción sistólica subaórtica ventricular severa deberían someterse a la colocación profiláctica de desfibriladores cardioversores implantables", escribieron los autores.
"Nuestros datos respaldan la consideración de estrategias de prevención primaria en esos pacientes", agregaron los investigadores.
Fuente: American Journal of Cardiology, online 5 de abril del 2012
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