Por primera vez, en todo el mundo. Lo afirmó la OMS y ocurrirá en cinco años. Es por la mayor expectativa de vida, que creció más de 20 años en medio siglo. Alertan que los sistemas de salud no están preparados para los nuevos desafíos de la tercera edad.
Por primera vez, habrá más mayores de 65 años que menores de 5 en el mundo. Esto ocurrirá en 5 años, según calculó la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es por el aumento de la expectativa de vida, que en el último medio siglo se extendió más de 20 años.
La estimación de la OMS se hizo en el marco de la celebración del Día mundial de la Salud, que este año fue dedicado a promover el envejecimiento saludable: una idea que intenta derribar los prejuicios y la discriminación para con las personas mayores, y a la vez alentar hábitos saludables de vida para prevenir enfermedades.
“Envejecer no es algo que nos pasa a los seres humanos después de los 60 años”, advirtió Claudia Jarovslasky, coordinadora del programa nacional de envejecimiento activo y salud para los adultos mayores del Ministerio de Salud de la Nación. “Todos empezamos a envejecer desde que nacemos”.
Lo que pasó es que más gente vive más años. Según el informe de la OMS, hoy el número de personas mayores de 60 años es dos veces superior al que había en el año 1980. En el futuro, la tendencia crecerá más.
En 2050, una de cada cuatro personas tendrá más de 60 años. Es decir, el 22% de la población será del grupo de los adultos mayores. Hoy, a nivel mundial, el 11% son mayores de 60 años (en la Argentina, el 14,2% son mayores de 60).
Por un lado, se registra entonces el aumento de la población mayor, por diversos factores. “Desciende la tasa de fecundadidad, aumentó la esperanza de vida, por un mejor acceso en la atención médica, se posterga la mortalidad”, comentó Jaroslavsky. El desafío es vivir más años, pero con calidad.
“La capacidad funcional del sistema biológico de un individuo aumenta durante los primeros años de vida; llega a su punto álgido al principio de la edad adulta y luego disminuye de forma natural. La velocidad de ese deterioro está determinada, al menos en parte, por nuestra conducta y comportamiento a lo largo de la vida; es decir, nuestra alimentación, la actividad física que hagamos y lo expuestos que estemos a riesgos para la salud, como el tabaquismo, el consumo nocivo de alcohol o la exposición a sustancias tóxicas”, explicó la OMS.
Se vivirá más, pero el riesgo es que se sufran también más enfermedades, y los sistema de salud enfrentarán desafíos porque deberán atender a más gente. Se pronosticó que aumentará la necesidad de prestar asistencia de forma prolongada. “Se prevé que en los países en desarrollo el número de personas mayores que haya perdido su autonomía se habrá cuadruplicado en 2050. Hay muchas personas de edad muy avanzada que no pueden vivir solas porque tienen dificultades para moverse y debilidad, o tienen problemas de salud física o mental. Muchas de esas personas necesitan atención y cuidados de forma prolongada, que pueden adoptar distintas formas, tales como la atención domiciliaria, la atención comunitaria, la vivienda asistida, la atención residencial y las estancias hospitalarias prolongadas”.
También hay enfermedades puntuales que harán sentir más su presencia. A nivel mundial, el aumento de la esperanza de vida dará lugar a una explosión en el número de casos de demencias como la enfermedad de Alzheimer.
El riesgo de demencia aumenta considerablemente con la edad, y se estima que entre el 25% y el 30% de las personas mayores de 85 años sufren algún grado de deterioro cognitivo. En los países de ingresos bajos y medianos, “las personas mayores afectadas por la demencia no suelen tener acceso a la atención prolongada que requiere su estado a un precio asequible. Sus familias rara vez reciben ayudas públicas para financiar la asistencia a domicilio”, dice la OMS.
Para Hugo Schiffis, presidente de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría, el futuro necesitará de un gran esfuerzo de todos. Si más gente vive más años, los sistemas de salud no aguantarán. Por lo cual, necesitamos que todos adopten hoy medidas de prevención para mantenerse bien hasta el final de la vida. Por ejemplo, hay que caminar cada día, sin mirar vidrieras; usar bastón o andador cuando se los recomiendan (porque algunos no aceptan las limitaciones físicas de la edad adulta) y prepararse psicológicamente para la jubilación”.
Por primera vez, habrá más mayores de 65 años que menores de 5 en el mundo. Esto ocurrirá en 5 años, según calculó la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es por el aumento de la expectativa de vida, que en el último medio siglo se extendió más de 20 años.
La estimación de la OMS se hizo en el marco de la celebración del Día mundial de la Salud, que este año fue dedicado a promover el envejecimiento saludable: una idea que intenta derribar los prejuicios y la discriminación para con las personas mayores, y a la vez alentar hábitos saludables de vida para prevenir enfermedades.
“Envejecer no es algo que nos pasa a los seres humanos después de los 60 años”, advirtió Claudia Jarovslasky, coordinadora del programa nacional de envejecimiento activo y salud para los adultos mayores del Ministerio de Salud de la Nación. “Todos empezamos a envejecer desde que nacemos”.
Lo que pasó es que más gente vive más años. Según el informe de la OMS, hoy el número de personas mayores de 60 años es dos veces superior al que había en el año 1980. En el futuro, la tendencia crecerá más.
En 2050, una de cada cuatro personas tendrá más de 60 años. Es decir, el 22% de la población será del grupo de los adultos mayores. Hoy, a nivel mundial, el 11% son mayores de 60 años (en la Argentina, el 14,2% son mayores de 60).
Por un lado, se registra entonces el aumento de la población mayor, por diversos factores. “Desciende la tasa de fecundadidad, aumentó la esperanza de vida, por un mejor acceso en la atención médica, se posterga la mortalidad”, comentó Jaroslavsky. El desafío es vivir más años, pero con calidad.
“La capacidad funcional del sistema biológico de un individuo aumenta durante los primeros años de vida; llega a su punto álgido al principio de la edad adulta y luego disminuye de forma natural. La velocidad de ese deterioro está determinada, al menos en parte, por nuestra conducta y comportamiento a lo largo de la vida; es decir, nuestra alimentación, la actividad física que hagamos y lo expuestos que estemos a riesgos para la salud, como el tabaquismo, el consumo nocivo de alcohol o la exposición a sustancias tóxicas”, explicó la OMS.
Se vivirá más, pero el riesgo es que se sufran también más enfermedades, y los sistema de salud enfrentarán desafíos porque deberán atender a más gente. Se pronosticó que aumentará la necesidad de prestar asistencia de forma prolongada. “Se prevé que en los países en desarrollo el número de personas mayores que haya perdido su autonomía se habrá cuadruplicado en 2050. Hay muchas personas de edad muy avanzada que no pueden vivir solas porque tienen dificultades para moverse y debilidad, o tienen problemas de salud física o mental. Muchas de esas personas necesitan atención y cuidados de forma prolongada, que pueden adoptar distintas formas, tales como la atención domiciliaria, la atención comunitaria, la vivienda asistida, la atención residencial y las estancias hospitalarias prolongadas”.
También hay enfermedades puntuales que harán sentir más su presencia. A nivel mundial, el aumento de la esperanza de vida dará lugar a una explosión en el número de casos de demencias como la enfermedad de Alzheimer.
El riesgo de demencia aumenta considerablemente con la edad, y se estima que entre el 25% y el 30% de las personas mayores de 85 años sufren algún grado de deterioro cognitivo. En los países de ingresos bajos y medianos, “las personas mayores afectadas por la demencia no suelen tener acceso a la atención prolongada que requiere su estado a un precio asequible. Sus familias rara vez reciben ayudas públicas para financiar la asistencia a domicilio”, dice la OMS.
Para Hugo Schiffis, presidente de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría, el futuro necesitará de un gran esfuerzo de todos. Si más gente vive más años, los sistemas de salud no aguantarán. Por lo cual, necesitamos que todos adopten hoy medidas de prevención para mantenerse bien hasta el final de la vida. Por ejemplo, hay que caminar cada día, sin mirar vidrieras; usar bastón o andador cuando se los recomiendan (porque algunos no aceptan las limitaciones físicas de la edad adulta) y prepararse psicológicamente para la jubilación”.
Fuente: clarín.com
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