Los efectos de la música sobre la salud son incuestionables. Desde la Prehistoria hasta nuestros días, la música ha sido utilizada como terapia de curación espiritual y física, convirtiéndose en la actualidad en una disciplina sanitaria más del ámbito académico.
Un estudio realizado por investigadores del Departamento de Terapias de Artes Creativas de la Universidad de Drexel, en Estados Unidos, subraya la importancia que la música adquiere a la hora de aliviar los síntomas y los efectos secundarios de los tratamientos en enfermos de cáncer.
Los experimentos, llevados acabo por personal médico y terapeutas musicales y cuyos resultados han sido publicados por la revista Family Practice News, ponen de manifiesto la consecución de significativas mejoras en la ansiedad, el dolor, el estado de ánimo y la calidad de vida de estos pacientes.
Para la doctora Wendy Anderson, especializada en medicina paliativa y profesora adjunta de la Universidad de California, esta investigación adquiere una especial relevancia en el terreno médico, puesto que “cuando hablamos de cuidados paliativos, los profesionales siempre intentamos sacar el mejor partido de una situación difícil y a veces la mejor forma de hacerlo es utilizando métodos no farmacológicos”, según declaró en el encuentro anual de la Academia Americana de Enfermedades Terminales y Cuidados Paliativos.
Experiencia terapéutica
Con el objetivo de comparar los efectos de la musicoterapia o las intervenciones médicas musicales con la atención estándar u otro tipo de tratamientos en pacientes aquejados por esta enfermedad, los investigadores analizaron los resultados de 30 ensayos efectuados en siete países con un total de 1.891 participantes de todas las edades y afectados por cualquier tipo de cáncer.
En 13 de estos ensayos intervinieron musicoterapeutas capacitados, mientras que en el resto, la experiencia terapéutica se limitó a que el paciente escuchara la música pregrabada ofrecida por un profesional médico. Las sesiones tuvieron una duración de 30 a 45 minutos, variando el número de sesiones dependiendo del caso a tratar.
En algunas ocasiones, se aplicó un tipo de tratamiento placebo que incluía el uso de auriculares por el paciente sin proporcionarle ningún estímulo musical o únicamente un estímulo auditivo como silbidos, oleaje de mar u otros sonidos de la naturaleza.
Los resultados de más de la mitad de los ensayos, 16 en total, indicaron que la musicoterapia y las intervenciones médicas con música pueden tener un efecto beneficioso sobre la ansiedad en los pacientes con cáncer, con una reducción de hasta 11,20 unidades como promedio en el STAI-S, así como un efecto moderado en el alivio del dolor. Las conclusiones también fueron positivas en relación al estado de ánimo de los pacientes y a su calidad de vida.
Estos mismos resultados también indicaron que la música puede reducir la frecuencia cardiaca, la frecuencia respiratoria y la presión arterial, aunque al tratarse de disminuciones muy pequeñas es posible que su impacto no sea clínicamente significativo. <
Las pruebas de los ensayos señalan, por tanto, que se pueden ofrecer intervenciones con música como tratamiento complementario para los pacientes con cáncer, sin embargo los autores del estudio coinciden en apelar a la importancia de desarrollar investigaciones más exhaustivas en relación a su efectividad.
Música y cáncer
Según el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos (NCI), a nivel estadístico, el riesgo de padecer cualquier tipo de cáncer es de un 44% para los hombres y de un 38% para las mujeres.
A su sufrimiento emocional, físico y social se suman también los síntomas y efectos secundarios de su tratamiento, que incluyen alteración del apetito, dificultad para la deglución, náuseas, vómitos, diarrea, problemas para respirar, fatiga, insomnio o debilidad muscular y entumecimiento.
El trabajo de los musicoterapeutas al respecto no se limita únicamente a ofrecer un tipo de música determinado para favorecer la relajación de los enfermos de cáncer. Estos expertos poseen capacidades clínicas y académicas para seleccionar el tipo de música más adecuada en función de la sintomatología del paciente, pudiendo a través de sus prácticas aumentar su sentido de control y mejorar su bienestar físico.
Pero, hasta el momento, los estudios relativos al tratamiento musical de pacientes afectados por esta enfermedad han sido muy escasos, a pesar de que durante los últimos años los beneficios de la música y la musicoterapia se hayan demostrado en una amplia variedad de áreas especializadas.
Su capacidad para disminuir los efectos secundarios de las sesiones de quimioterapia y radioterapia o para mejorar el funcionamiento del sistema inmunológico deberían considerarse como un buen punto de partida para continuar investigando su potencialidad en el entorno médico.
Fuente: tendencias21.net
Los experimentos, llevados acabo por personal médico y terapeutas musicales y cuyos resultados han sido publicados por la revista Family Practice News, ponen de manifiesto la consecución de significativas mejoras en la ansiedad, el dolor, el estado de ánimo y la calidad de vida de estos pacientes.
Para la doctora Wendy Anderson, especializada en medicina paliativa y profesora adjunta de la Universidad de California, esta investigación adquiere una especial relevancia en el terreno médico, puesto que “cuando hablamos de cuidados paliativos, los profesionales siempre intentamos sacar el mejor partido de una situación difícil y a veces la mejor forma de hacerlo es utilizando métodos no farmacológicos”, según declaró en el encuentro anual de la Academia Americana de Enfermedades Terminales y Cuidados Paliativos.
Experiencia terapéutica
Con el objetivo de comparar los efectos de la musicoterapia o las intervenciones médicas musicales con la atención estándar u otro tipo de tratamientos en pacientes aquejados por esta enfermedad, los investigadores analizaron los resultados de 30 ensayos efectuados en siete países con un total de 1.891 participantes de todas las edades y afectados por cualquier tipo de cáncer.
En 13 de estos ensayos intervinieron musicoterapeutas capacitados, mientras que en el resto, la experiencia terapéutica se limitó a que el paciente escuchara la música pregrabada ofrecida por un profesional médico. Las sesiones tuvieron una duración de 30 a 45 minutos, variando el número de sesiones dependiendo del caso a tratar.
En algunas ocasiones, se aplicó un tipo de tratamiento placebo que incluía el uso de auriculares por el paciente sin proporcionarle ningún estímulo musical o únicamente un estímulo auditivo como silbidos, oleaje de mar u otros sonidos de la naturaleza.
Los resultados de más de la mitad de los ensayos, 16 en total, indicaron que la musicoterapia y las intervenciones médicas con música pueden tener un efecto beneficioso sobre la ansiedad en los pacientes con cáncer, con una reducción de hasta 11,20 unidades como promedio en el STAI-S, así como un efecto moderado en el alivio del dolor. Las conclusiones también fueron positivas en relación al estado de ánimo de los pacientes y a su calidad de vida.
Estos mismos resultados también indicaron que la música puede reducir la frecuencia cardiaca, la frecuencia respiratoria y la presión arterial, aunque al tratarse de disminuciones muy pequeñas es posible que su impacto no sea clínicamente significativo. <
Las pruebas de los ensayos señalan, por tanto, que se pueden ofrecer intervenciones con música como tratamiento complementario para los pacientes con cáncer, sin embargo los autores del estudio coinciden en apelar a la importancia de desarrollar investigaciones más exhaustivas en relación a su efectividad.
Música y cáncer
Según el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos (NCI), a nivel estadístico, el riesgo de padecer cualquier tipo de cáncer es de un 44% para los hombres y de un 38% para las mujeres.
A su sufrimiento emocional, físico y social se suman también los síntomas y efectos secundarios de su tratamiento, que incluyen alteración del apetito, dificultad para la deglución, náuseas, vómitos, diarrea, problemas para respirar, fatiga, insomnio o debilidad muscular y entumecimiento.
El trabajo de los musicoterapeutas al respecto no se limita únicamente a ofrecer un tipo de música determinado para favorecer la relajación de los enfermos de cáncer. Estos expertos poseen capacidades clínicas y académicas para seleccionar el tipo de música más adecuada en función de la sintomatología del paciente, pudiendo a través de sus prácticas aumentar su sentido de control y mejorar su bienestar físico.
Pero, hasta el momento, los estudios relativos al tratamiento musical de pacientes afectados por esta enfermedad han sido muy escasos, a pesar de que durante los últimos años los beneficios de la música y la musicoterapia se hayan demostrado en una amplia variedad de áreas especializadas.
Su capacidad para disminuir los efectos secundarios de las sesiones de quimioterapia y radioterapia o para mejorar el funcionamiento del sistema inmunológico deberían considerarse como un buen punto de partida para continuar investigando su potencialidad en el entorno médico.
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